Tsunami de Odebrecht: ?a recuperar el inter¨¦s p¨²blico o s¨®lo el dinero?
La magnitud de la corrupci¨®n desarrollada por la multinacional brasile?a ha tenido un impacto singular
La corrupci¨®n en Am¨¦rica Latina y el Caribe no es noticia. Incluso algunos, aberrantemente, la consideran normal. Pero en todo hay niveles. Por ello la magnitud de la corrupci¨®n desarrollada por la multinacional brasile?a Odebrecht ha tenido un impacto singular: un tsunami que no solo se llev¨® grandes cantidades de dinero, sino tambi¨¦n el inter¨¦s p¨²blico.
Debemos preguntarnos entonces si los m¨¢s de 100 proyectos involucrados en el caso Odebrecht eran realmente obras de infraestructura para beneficio com¨²n o ¨²nicamente excusas para el pago de coimas millonarias.
Los detalles de la compleja maquinaria corrupta salieron a la luz el 21 de diciembre pasado. Ese d¨ªa, el Departamento de Justicia y la Fiscal¨ªa de Estados Unidos publicaron la confesi¨®n en la que directivos de la empresa admiten haber pagado aproximadamente 788 millones de d¨®lares en 11 pa¨ªses de Am¨¦rica Latina y Mozambique.
Seg¨²n el documento, ¡°¡entre 2001 y 2016, Odebrecht, junto con sus coconspiradores, con conocimiento y voluntariamente, conspiraron y acordaron con otros proveer de forma corrupta cientos de millones de d¨®lares¡ para el beneficio de funcionarios extranjeros, partidos pol¨ªticos extranjeros, funcionarios de partidos pol¨ªticos y candidatos de partidos pol¨ªticos extranjeros¡para obtener y retener negocios¡±. La confesi¨®n delata la prostituci¨®n del inter¨¦s p¨²blico.
Los directivos involucraron a docenas de gobiernos, incluyendo jefes de Estado ¡ªentre ellos Juan Manuel Santos, presidente de Colombia y reciente Nobel de Paz¡ª, ministros, senadores y otras personas que hoy son investigadas o que ya fueron encarceladas. La indignaci¨®n y la exigencia inmediata de justicia son evidentes.
Aunque no fue posible acceder a la lista completa de proyectos, la informaci¨®n p¨²blica en cada pa¨ªs da cuenta de los siguientes:
1. Argentina: gasoductos, potabilizaci¨®n de agua, obtenci¨®n de potasio y el soterramiento del ferrocarril Sarmiento, entre otros.
2. Brasil: cientos de proyectos, incluyendo industrias extractivas y la represa Belo Monte, que desde su planeaci¨®n ha ocasionado graves violaciones de derechos humanos.
3. Colombia: la Ruta del Sol y la navegabilidad el R¨ªo Magdalena, las dos obras de alta ingenier¨ªa m¨¢s importantes del pa¨ªs.
4. Ecuador: hidroel¨¦ctrica Manduriacu y refiner¨ªa del Pac¨ªfico. Si bien la administraci¨®n de Rafael Correa declar¨® que los posibles sobornos ocurrieron antes de 2007, el Gobierno de Estados Unidos asegura tener pruebas de sobornos posteriores.
5. M¨¦xico: proyecto petroqu¨ªmico Etileno XXI, el m¨¢s grande de Am¨¦rica Latina, y el gasoducto Los Ramones II Norte.
6. Per¨²: Carretera Interoce¨¢nica Norte Sur, el proyecto hidroenerg¨¦tico Alto Piura y el tren el¨¦ctrico de Lima.
7. Rep¨²blica Dominicana: la termoel¨¦ctrica Punta Catalina y la hidroel¨¦ctrica Pinalito.
En todos los pa¨ªses, los sobornos involucran proyectos energ¨¦ticos o de infraestructura, proclamados como esenciales para el desarrollo, por gobiernos, organismos internacionales y empresas.
Pero tambi¨¦n son proyectos sobre los que, por d¨¦cadas, comunidades y organizaciones han denunciado impactos negativos en los derechos humanos y el ambiente, incluyendo su contribuci¨®n al cambio clim¨¢tico. Proyectos que las grandes represas y las termoel¨¦ctricas, afectan tambi¨¦n el inter¨¦s p¨²blico y para los cuales existen alternativas sostenibles y m¨¢s efectivas.
Las denuncias, en su mayor¨ªa, fueron ignoradas. La represa Belo Monte, por ejemplo, comenz¨® a operar pese a que la Comisi¨®n Interamericana de Derechos Humanos solicit¨® detener su construcci¨®n y proteger a los pueblos ind¨ªgenas afectados.
Los pedidos de justicia fueron adem¨¢s reprimidos, en ocasiones por gobiernos que, seg¨²n la evidencia, recibieron sobornos para implementar proyectos. La situaci¨®n es a¨²n m¨¢s grave si consideramos que Am¨¦rica Latina es la regi¨®n m¨¢s peligrosa para los defensores de derechos humanos, especialmente para quienes protegen el ambiente, la tierra y el territorio de proyectos como los mencionados.
Ante una industria de corrupci¨®n sin precedentes, es vital analizar cada uno de los proyectos del caso Odebrecht para determinar su verdadera utilidad p¨²blica. Es muy posible que en gran parte de ellos, los costos socioambientales hayan sido mayores que los beneficios. Esos da?os tambi¨¦n deben ser sancionados.
El caso podr¨ªa ser solo la punta del iceberg porque la problem¨¢tica es regional, aunque m¨¢s grave en algunos pa¨ªses. Cada Estado y empresa del continente debe adoptar medidas efectivas anticorrupci¨®n, y evaluar sus procesos de planificaci¨®n e implementaci¨®n de proyectos, los que fallaron estrepitosamente en los proyectos implicados en el esc¨¢ndalo.
Una lecci¨®n clara es la necesidad urgente de fortalecer el cumplimiento independiente y objetivo de las normas internacionales y nacionales de planeaci¨®n y protecci¨®n ambiental y de los derechos humanos. Se debe garantizar, en los grandes proyectos, transparencia y la participaci¨®n de los afectados y de cualquier persona interesada en proteger el inter¨¦s p¨²blico.
Dado que en algunos casos la investigaci¨®n de la corrupci¨®n recae en administraciones afines a las personas involucradas en el delito, una buena idea ser¨ªa crear un Observatorio Independiente Ciudadano regional para indagar los impactos de grandes proyectos y las mejores opciones para resarcir los da?os.
Deber¨ªamos asegurar de una vez que las personas a cargo de decisiones transcendentales sirvan realmente al inter¨¦s p¨²blico y no a las empresas que buscan implementarlas, o a sus propios bolsillos. Toda la ciudadan¨ªa puede contribuir a que ello sea una realidad.
Astrid Puentes Ria?o es abogada ambientalista y de derechos humanos, codirectora ejecutiva de AIDA (Asociaci¨®n Interamericana para la Defensa del Ambiente) - @AIDAespanol, @astridpuentes
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.