La polic¨ªa de la moral patrulla Malasia
El f¨¦rreo control de los funcionarios religiosos extiende el temor a ser condenado por la ley isl¨¢mica. El Gobierno lleva al Parlamento el endurecimiento de las penas impuestas a partir de la 'shar¨ªa'
Funcionarios de la polic¨ªa de la moralidad allanaron la casa familiar de la conocida actriz Faye Kusairi despu¨¦s de que alguien la denunciara por estar ¡°demasiado cerca¡± de una persona del sexo opuesto en un lugar aislado, una ofensa punible en Malasia con hasta dos a?os de prisi¨®n. Era de madrugada y ni siquiera ten¨ªan una orden judicial. Con el objetivo de sorprender a los amantes, cinco agentes rompieron la cerradura y una puerta. Pero ella ni siquiera se encontraba en su domicilio: hab¨ªa salido con una amiga. En casa se encontraba su padre, su madre y su hermano. Aquello ocurri¨® en abril de 2016. Hoy, Faye explica a este diario que a¨²n no ha recibido un disculpa p¨²blica. ¡°Le dijeron a mi padre que me estaban buscando con el marido de otra persona¡±. Al menos le arreglaron la puerta.
Las denuncias falsas e inexactas son un patr¨®n recurrente, una tendencia preocupante dada la f¨¦rrea autoridad de los funcionarios religiosos en Malasia (29 millones de habitantes) que investigan las violaciones del c¨®digo penal isl¨¢mico basado en la shar¨ªa o ley isl¨¢mica. En muchos casos los funcionarios van acompa?ados a las redadas por periodistas locales y las secuencias en v¨ªdeo, incluido el rostro y la informaci¨®n personal de los sospechosos, aparecen en la televisi¨®n nacional. Precisamente para endurecer las penas impuestas a partir de la shar¨ªa, sobre la mesa en el Parlamento malasio, decenas de miles de personas se manifestaron en Kuala Lumpur el pasado fin de semana.
En diciembre pasado, los funcionarios irrumpieron en el apartamento de un polic¨ªa en un cuarto piso. En lugar de atrapar a la pareja en el acto, encontraron a una mujer sola en una de las habitaciones y una ventana abierta. Su amante hab¨ªa saltado por la ventana para evitar el arresto y muri¨® m¨¢s tarde en el hospital. Otro polic¨ªa tambi¨¦n sufri¨® varias lesiones tras saltar para escapar de los agentes de la moralidad esa misma noche.
El islam en Malasia se ha vuelto m¨¢s conservador los ¨²ltimos a?os y el alcance de las autoridades religiosas de l¨ªnea dura es cada vez mayor. Las fetuas (edictos religiosos) se han convertido en la fuerza de la ley. Entre los delitos que violan la shar¨ªa, adem¨¢s del sexo premarital o extramarital, se encuentra el consumo de alcohol, no ayunar durante el mes de ramad¨¢n o ausentarse de la mezquita los viernes.
Entre los delitos que violan la shar¨ªa est¨¢n el sexo premarital o extramarital, el consumo de alcohol, no ayunar en ramad¨¢n o ausentarse de la mezquita los viernes
Prohibido decir "Al¨¢"
El contexto perjudica tambi¨¦n a los no musulmanes. Los funcionarios religiosos han negado la entrada a las oficinas del Gobierno a las mujeres por no vestir apropiadamente. Seg¨²n la ley, solo los musulmanes pueden utilizar la palabra "Al¨¢" (Dios, en ¨¢rabe), pese a que las Biblias en lengua malaya han usado tradicionalmente la misma palabra para referirse al dios cristiano. Hace unas semanas hubo cierto alboroto tras la recomendaci¨®n a la cadena Auntie Anne de cambiar el nombre de sus ¡°perritos Pretzel¡± por ¡°salchichas Pretzel¡± para recibir un certificado halal (comida l¨ªcita de acuerdo con el islam).
En Malasia, alrededor del 60% de la poblaci¨®n es musulmana. La mayor¨ªa de ellos son de etnia malaya, y los dem¨¢s (incluidos los malasios de ascendencia china e india, o miembros de las tribus ind¨ªgenas) son budistas, hind¨²es, cristianos o no religiosos. La Constituci¨®n de 1957, en teor¨ªa, garantiza la libertad religiosa para los no-malayos, pero al mismo tiempo el islam es la religi¨®n oficial. Los musulmanes est¨¢n sujetos a un doble sistema legal y algunos de los casos son juzgados por los tribunales de la shar¨ªa, diferentes a los del sistema judicial ordinario.
Los musulmanes no pueden pasar desapercibidos porque su religi¨®n aparece se?alada en su carn¨¦ de identidad. Cualquiera que quiera casarse con un musulm¨¢n debe convertirse al islam. Optar por una religi¨®n diferente requiere la aprobaci¨®n de un tribunal isl¨¢mico. Renunciar al islam en algunos Estados supone una ofensa criminal.
Desde la independencia del Reino Unido en 1957, Malasia ha estado gobernada ininterrumpidamente por una coalici¨®n, conocida como Barisan Nasional, que incluye partidos que representan a los mayores grupos ¨¦tnicos y liderado por el partido malayo UMNO, que ocupa los puestos clave como la jefatura de Gobierno.
Durante d¨¦cadas, el partido isl¨¢mico de la oposici¨®n PAS ha estado agitando los ¨¢nimos para adoptar los castigos isl¨¢micos m¨¢s sanguinarios como las amputaciones o apedreamientos. El Gobierno ha luchado contra sus demandas, pero esta ocasi¨®n es diferente, ya que UMNO perdi¨® votantes en sus ¨²ltimas elecciones. Desde entonces su popularidad ha ca¨ªdo todav¨ªa m¨¢s en picado envuelto en esc¨¢ndalos de corrupci¨®n.
En marzo, el Parlamento debatir¨¢ endurecer la shar¨ªa para incluir penas de hasta un m¨¢ximo de 30 a?os de prisi¨®n, 100.000 ringgits (aproximadamente 21.000 euros) y 100 latigazos, unas condenas mucho m¨¢s severa que las implementadas en el marco del sistema de civil. Los presidentes de los partidos que representan a las minor¨ªas chinas e indias en la coalici¨®n gobernante han amenazado con abandonar sus puestos en el gabinete de aprobarse el proyecto.
Para Phil Robertson, subdirector para Asia de Human Rights Watch, ¡°los principios del primer ministro Najib [Tun Razak] han salido por la ventana a medida que ha visto su carrera pol¨ªtica amenazada¡±. La organizaci¨®n Justice for Sisters alerta de que todo este entorno puede generar ¡°el aumento de la vigilancia y otros grupos extremistas¡±.
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