La odisea de las cient¨ªficas negras en Brasil
En un pa¨ªs con m¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n de or¨ªgenes africanos, solo un pu?ado de mujeres negras ha logrado abrirse paso en el campo de la investigaci¨®n
Cuando era peque?a, Sonia Guima?esfue la segunda mejor alumna de su clase y le encantaban las matem¨¢ticas. Durante la educaci¨®n primaria, acab¨® como una de las cinco mejores. Estudiaba por las tardes, pero los que destacaban ten¨ªan la oportunidad de ir al turno de ma?ana. Sonia no lo consigui¨® porque su lugar lo ocup¨® la hija de una trabajadora del colegio, que tambi¨¦n hab¨ªa solicitado la plaza. ¡°?A qui¨¦n dejaron fuera? A la negrita. Eso me hizo sentirme menospreciada¡±, recuerda. Hoy, la profesora de F¨ªsica en el Instituto Tecnol¨®gico de Aeron¨¢utica(ITA), uno de los centros educativos m¨¢s prestigiosos y disputados de Brasil, recuerda que aquel no fue el ¨²nico episodio de racismo que marc¨® su vida. Pero, a pesar de todas las adversidades, logr¨® el primer doctorado en F¨ªsica otorgado a una mujer negra brasile?a.
?Ella, sin embargo, ni siquiera conoc¨ªa esa distinci¨®n. ¡°Lo descubr¨ª por casualidad cuando la p¨¢gina Black Women of Brazil hizo un reportaje. ?Ni mis jefes del ITA lo saben! Algunos alumnos lo descubrieron porque me buscan en internet¡±. Sonia, que siempre estudi¨® en colegios p¨²blicos, trabaj¨® en su adolescencia y todo su dinero lo destinaba a pagar el cursinho [curso preparatorio para los ex¨¢menes de acceso a la universidad], ya que hac¨ªa bachillerato t¨¦cnico. So?aba con ser ingeniera civil. Para realizar su sue?o se present¨® al Mapofei, un examen que en la d¨¦cada de 1970 daba la oportunidad de entrar en las grandes facultades de ingenier¨ªa de S?o Paulo. Pero un profesor le orient¨® para poner como opciones otras carreras que tuvieran menos demanda. Eligi¨® F¨ªsica. ¡°Aunque en el segundo a?o [de la carrera] me present¨¦ al examen para entrar en Ingenier¨ªa Civil, empec¨¦ a tener clases de f¨ªsica sobre materiales s¨®lidos y me apasion¨¦¡±.
La saga de Sonia tiene un paralelismo con la de Katherine Johnson, Mary Jackson y Dorothy Vaughan,, que formaban parte del equipo de ¡°ordenadores humanos¡± de la NASA, en una ¨¦poca en la que los negros no podr¨ªan ni entrar en los mismos ba?os que los empleados blancos de la Agencia. Ellas son las protagonistas de la pel¨ªcula Figuras Ocultas. La presencia de mujeres negras en la ciencia tambi¨¦n es m¨ªnima en Brasil. Aunque haya un 52% de negros en el pa¨ªs, hasta 2013 no se supo cu¨¢ntos de ellos se dedicaban al ¨¢rea cient¨ªfica.
Fue ese mismo a?o cuando el Consejo Nacional de Desarrollo Cient¨ªfico y Tecnol¨®gico solicit¨® a los investigadores brasile?os que informasen de su raza y color en sus curr¨ªculums. Un estudio realizado en 2015, con la ayuda de esa informaci¨®n, revela que entre los 91.103 becados de la instituci¨®n que est¨¢n haciendo un posgrado (ya sea Maestr¨ªa, Doctorado o Investigaci¨®n de Pregrado) las mujeres negras que realizan investigaciones en el ¨¢rea de ciencias exactas son poco m¨¢s de 5.000; esto es, un 5,5%.
Esta escasa diversidad colabora para que la ciencia producida en Brasil no atienda a las necesidades de la poblaci¨®n, razona Anna Maria Cannavaro Benite, presidenta de la Asociaci¨®n Brasile?a de Investigadores Negros (ABPN, por sus siglas en portugu¨¦s). Pese a ser uno de los pa¨ªses que produce m¨¢s art¨ªculos cient¨ªficos (ocupa la 13? posici¨®n de la lista elaborada por el empresa Thomson Reuters), los investigadores se ocupan muy poco de algunos de los problemas m¨¢s acuciantes del pa¨ªs. ¡°Brasil produce mucho. Pero, por ejemplo, ahora estamos sufriendo un bote de fiebre amarilla y esas investigaciones no ayudan a la vida pr¨¢ctica de la sociedad¡±, afirma.
Anita Canavarro, como se le conoce, tambi¨¦n es profesora de qu¨ªmica en la Universidad Federal de Goi¨¢s (UFG) y dedica su carrera a ¡°descolonizar¡± la ense?anza de dicha asignatura en las escuelas p¨²blicas. La profesora llama ¡°descolonizaci¨®n¡± a la necesidad de situar al negro como sujeto productor de tecnolog¨ªa. ¡°Hay rastros de borrado e invisibilizaci¨®n. Varios artefactos tecnol¨®gicos empleados en Brasil datan de antes de la llegada de los colonizadores, y hasta hoy no han sido reconocidos¡±, explica. La industria de la miner¨ªa, por ejemplo, utiliza puestos de destilaci¨®n que tienen una arquitectura similar a la de los pueblos africanos que fund¨ªan el hierro, a?ade. ¡°A su vez, la primera Constituci¨®n de Brasil prohib¨ªa que los negros fueran al colegio, alegando que ten¨ªan enfermedades contagiosas¡±.
Antes de ser cient¨ªfica, la presidenta de la ABPN era una vecina de la Baixada Fluminense ¡ªuna gran ¨¢rea suburbial de R¨ªo¡ª que se decant¨® por las ciencias exactas al darse cuenta de que ese tipo de carreras eran menos disputadas en la Universidad Federal de Rio Janeiro (UFRJ), cuando empez¨® su grado en 2001. "Ya en la facultad, me apasion¨¦ por los procesos de transformaci¨®n de la materia. Actualmente, mi lectura del mundo est¨¢ muy vinculada a eso".
?Al contrario que Anita y Sonia, a Katemari Rosasiempre le apasion¨® la ciencia. ¡°Eleg¨ª la f¨ªsica porque quise descubrir el cielo; cuando era peque?a me apasion¨¦ por la asatronom¨ªa¡±, dice. Como la mayor¨ªa de los astr¨®nomos son graduados en F¨ªsica, decidi¨® estudiar esa carrera, explica.La gaucha Katemari estudi¨® en el actual Instituto Federal de Rio Grande do Sul (IFRS), vinculado a la Universidad Federal de Rio Grande do Sul (UFRS). Fue en el campus donde ella pudo visitar el observatorio y el planetario de la Universidad.Echando la vista atr¨¢s, recuerda algunos episodios de racismo que sufri¨®, pero que en su momento no los identific¨® como tales, como cuando la funcionaria del colegio encargada de las pr¨¢cticas en empresas la inscribi¨® para una plaza de asistente de dentista. Aparte de atender el tel¨¦fono y dem¨¢s funciones espec¨ªficas del puesto, ten¨ªa que lavar la vajilla del consultorio. ¡°Aquella funcionaria jam¨¢s inscribir¨ªa a una chica blanca para esa plaza¡±, asegura ahora.
?Pero el mayor impacto se lo llev¨® cuando se mud¨® a Salvador de Bah¨ªa para hacer la Maestr¨ªa. La ciudad con mayor poblaci¨®n negra de Brasil ten¨ªa una universidad p¨²blica que apenas reflejaba esa realidad: en el Instituto de F¨ªsica de la Universidad Federal de Bah¨ªa (UFBA) no hab¨ªa ning¨²n profesor descendiente de africanos. "A veces nos resulta dif¨ªcil atribuir algunas cosas al racismo, porque eso significar¨ªa que hay gente que piensa que nosotros somos menos personas. Se trata de un mecanismo de defensa, como dec¨ªa Derrick Bell¡±, reflexiona, citando al primer profesor negro de Derecho en Harvard en los a?os 1970. ¡°Es dif¨ªcil de explicar. Solo aquellos que lo sienten lo saben. Tenemos esas sensaciones, aunque no se lo atribuyamos al racismo, en la experiencia del d¨ªa a d¨ªa", comenta.
La f¨ªsica actualmente trabaja en la Universidad Federal de Campina Grande (UFCG), donde concentra sus esfuerzos para formar nuevos profesores que entiendan la necesidad de inspirar a los j¨®venes a seguir el camino de las ciencias. ¡°Una de mis alumnas hizo un proyecto para examinar libros de texto de f¨ªsica de educaci¨®n secundaria. En las im¨¢genes analizadas, solo hab¨ªa personas negras en la parte de mec¨¢nica, velocistas africanos o futbolistas¡±, cuenta. Las mujeres negras estaban empujando cochecitos de beb¨¦s. ¡°Y uno piensa que la f¨ªsica no tiene nada que ver, pero est¨¢ lleno de im¨¢genes que refuerzan el papel de la mujer, el papel del negro. Aprendemos muy pronto d¨®nde est¨¢ nuestro sitio¡±.
?La qu¨ªmica Denise Fungaro, por otra parte, confiesa que no le daba mucha importancia a la falta de profesores y compa?eros negros cuando entr¨® en la Universidad de S?o Paulo (USP) en 1983. ¡°No sufr¨ªa discriminaci¨®n. Nunca tuve profesores negros, pero como la evaluaci¨®n se hac¨ªa mediante ex¨¢menes, no pod¨ªan discriminarte¡±, afirma. ¡°Hoy entiendo que yo era una excepci¨®n: la ¨²nica alumna negra de la carrera en un pa¨ªs donde el 52% de la poblaci¨®n es negra¡±. Ella acaba de ser galardonada con el premio Kurt Politzer, concedido por la Asociaci¨®n Brasile?a de Industria Qu¨ªmica (ABIQUIM), pero su deseo es servir de inspiraci¨®n a su hija de tres a?os. ¡°Quiero que sepa que puede tener ¨¦xito en otras ¨¢reas que no sean exclusivamente art¨ªsticas o deportivas¡±.
Mientras tanto, Sonia Guimar?es piensa en jubilarse del ITA, pero no sabe cu¨¢ndo. Durante la charla mantenida con EL PA?S, recordaba los tiempos en los que trabaj¨® en Italia y estudi¨® en Inglaterra, mientras conced¨ªa entrevistas a las chicas de educaci¨®n secundaria del proyecto Elas nas Exatas [Ellas en las Exactas]. Tambi¨¦n trabaja como voluntaria dando clases de ingl¨¦s para que otros j¨®venes negros realicen el sue?o de poder estudiar en el extranjero.
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