Totalco, el pueblo de M¨¦xico que vive por las quincea?eras
Una comunidad de 5.000 habitantes es el mayor productor de ramos para fiestas de 15 a?os, pero los intermediarios y la competencia han hecho que los tiempos de bonanza quedaran atr¨¢s
En un ¨¢rido rinc¨®n del Estado mexicano de Veracruz se dan flores por ramilletes. Los ramos de Totalco no se parecen al resto: no nacen de la tierra, sino que crecen de las manos de sus artesanos. Tienen tallos de colores imposibles, p¨¦talos inmunes al paso del tiempo y polen de cristales, listones y pedrer¨ªa fina. El mayor productor en M¨¦xico de ramos artificiales para fiestas de 15 a?os es una comunidad de 5.000 habitantes, donde florecen m¨¢s de 200 talleres artesanales. El don es tanto una bendici¨®n como una maldici¨®n. El trabajo les ha permitido vivir dignamente, pero la alta demanda ha creado una competencia feroz entre sus pobladores, que abaratan sus creaciones para ganar clientes. Las artesan¨ªas de Totalco se venden hasta 10 veces m¨¢s caras que su valor original en los aparadores de las principales ciudades del pa¨ªs, sin que las ganancias se queden en el pueblo.
"Otros lugares tienen todo para vender m¨¢s que nosotros, pero la necesidad nos empuj¨® a hacer esto, estamos en un valle seco y polvoso, el calor hace que las cosechas no sean muy abundantes y no tengamos otra forma de salir adelante", explica Jaquelin Aguirre, de 45 a?os, que abri¨® su propio taller hace apenas dos. Aguirre est¨¢ en pl¨¢ticas para llevar sus creaciones a Europa.
En su local solo est¨¢n ella, una trabajadora y dos adolescentes de 13 a?os que quieren aprender un oficio que da de comer a m¨¢s de 500 familias en la localidad. Sus manos est¨¢n llenas de ¨¢mpulas, pero no hay tiempo que perder, hay que entregar el pedido de 150 ramos a las boutiques del interior del pa¨ªs. "Es un trabajo muy rudo, una madriza", confiesa la vendedora, quien tarda hasta cinco horas en elaborar una pieza.
El centro artesanal est¨¢ detr¨¢s de la capilla de San Antonio Lim¨®n, el principal im¨¢n tur¨ªstico de la modesta comunidad veracruzana. Es lunes por la tarde y luce como un pueblo fantasma, el sol cae a plomo y se refleja en las ruinas de lo que era una antigua hacienda cervecera. Es tan tranquilo que se escucha el viento. Solo dos ni?os de menos de seis a?os juegan al f¨²tbol. El paisaje cambia radicalmente los viernes por la noche, cuando todos los talleres alistan decenas de ramilletes contrarreloj y los camiones salen uno tras otro para repartirlos.
Desde Los ?ngeles hasta la pen¨ªnsula de Yucat¨¢n, pasando por el famoso mercado de la Lagunilla en la Ciudad de M¨¦xico, el secreto sobre aquel peque?o pueblo que vive por y para las quincea?eras ha dejado de serlo desde hace tiempo. "Es un trabajo de calidad y a precios muy accesibles, hecho a la medida del cliente y los revendedores", opina Mar¨ªa Elena Aguilera, la due?a de una tienda especializada en Xalapa, la capital del Estado. "Hace unos a?os era un gran negocio, te pagaban un dineral, hoy tengo que ahorrar un par de meses para darme el lujo de comprar un par de zapatos decentes", lamenta Roberto Arg¨¹ello, miembro de una dinast¨ªa de prominentes artesanos.
No es una cuesti¨®n de demanda. "Si tuviera que resumir nuestros problemas en una palabra dir¨ªa que es la envidia", afirma Arg¨¹ello. "El problema es la deshonestidad de los compa?eros, te copian los modelos, cazan a los clientes para ofrecer un precio menor, aunque sus ganancias sean muy pocas¡ no hemos sido capaces de ponernos de acuerdo y fijar un precio com¨²n", concuerda Aguirre. Y los talleres siguen proliferando, ya sea en locales comerciales o en las casas de sus habitantes.
Las fiestas de 15 a?os son un ritual que marca el paso entre la infancia y la adolescencia. Totalco ha tenido una ni?ez de casi 50 a?os en la elaboraci¨®n de estas artesan¨ªas, pero por alguna raz¨®n no dado el salto hacia la madurez como productor, reconoce Roberto Ramos. "Me gustar¨ªa ver cada vez m¨¢s el trabajo del pueblo en varias partes del mundo", asegura el armador, durante un descanso.
Otro obst¨¢culo es el aumento en el tipo de cambio y el precio de los insumos, que vienen desde el extranjero. "?T¨² sabes en cu¨¢nto se vende un ramo como los que hacemos en Liverpool o en otra tienda departamental? Nos hace falta ambici¨®n, somos los primeros en subestimar nuestro trabajo", agrega Aguirre.
Los Arg¨¹ello abrieron hace ya varios a?os locales propios en los que comercian sus productos sin necesidad de intermediarios o, al menos, en los que las ganancias de la reventa quedan en familia. Tienen sucursales en Xalapa y en la Ciudad de M¨¦xico, sin descuidar otras oportunidades de negocio y de diversificar riesgos. Pero son un caso excepcional.
En un mercado saturado, el resto queda en las manos de sus clientes y sus competidores. Tan s¨®lo en la capital del Estado, tres tiendas de la misma calle venden exactamente el mismo ramo en 180 pesos (nueve d¨®lares), 400 (20 d¨®lares) o hasta en 900 (45 d¨®lares). Los encargados del establecimiento con los precios m¨¢s altos nunca hab¨ªan o¨ªdo del pueblo. "A muchos clientes les tiene sin cuidado la calidad y se van por lo m¨¢s barato", reprocha Arg¨¹ello, quien analiza si en unos a?os seguir¨¢ en el negocio familiar o no. "El peor enemigo de los artesanos somos nosotros mismos", sentencia Aguirre antes de volver al trabajo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.