Por qu¨¦ es importante que un presidente de EE UU acuda a la cena de corresponsales
Trump ser¨¢ el primero en boicotearla desde que se cre¨® en 1924
Desde 1924 los presidentes de Estados Unidos han acudido a la c¨¦lebre Cena de Corresponsales de la Casa Blanca. Comenzando por Calvin Coolidge, todos han aceptado someterse de buen grado al escarnio p¨²blico para demostrar que en la pol¨ªtica es bueno gozar de una buena cintura y piel gruesa. Todos, menos Donald Trump, que est¨¢ decidido a acabar tambi¨¦n con la forma de hacer bromas en Washington.?
En esa cena anual hemos visto a Bill Clinton reconocer entre risas que nunca se acostumbrar¨ªa a estar apartado del poder; a George W. Bush admitir que algunos de sus pensamientos no son muy sofisticados, y a Ronald Reagan bromear con su avanzada edad. Ha sido un espacio libre de enfados, donde el poder ejecutivo y la prensa dejan de lado cualquier tensi¨®n.
I will not be attending the White House Correspondents' Association Dinner this year. Please wish everyone well and have a great evening!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) February 25, 2017
Hasta ahora. Al presidente n¨²mero 45, Donald Trump, que es de por s¨ª un bromista, las ¨²nicas que no le gustan son las bromas sobre ¨¦l. El presidente no ve a la prensa como un ente independiente, con la sacrosanta misi¨®n de supervisar al Gobierno para prevenir abusos de poder. Para Trump la prensa es, simple y burdamente, ¡°el partido de la oposici¨®n¡±, tal y como ¨¦l mismo ha admitido, porque cualquier informaci¨®n poco halag¨¹e?a para la Casa Blanca es para ¨¦l una cr¨ªtica sin fundamento.
Debe de tener mal recuerdo Trump de cuando Obama, en esa misma cena en 2011, le humill¨® ante toda la naci¨®n. El magnate estaba entre el p¨²blico y jugaba con la idea de presentarse a las elecciones. Entre otras bromas, en su discurso Obama proyect¨® la foto de una versi¨®n chabacana y dorada de la Casa Blanca, y dijo: ¡°As¨ª es como la dejar¨ªa Donald si fuera presidente¡±.
Obama gan¨® en 2012, pero muchos analistas norteamericanos creen que aquella fue la noche en que Trump, poco acostumbrado a que se burlaran de ¨¦l a la cara, decidi¨® presentarse a las primarias.?
Se pueden contar con los dedos de la mano las ocasiones en que un presidente no ha acudido a esta cena: por el fallecimiento del expresidente William H. Taft en 1930; por la entrada de EE UU en la Segunda Guerra Mundial en 1942; por la creciente tensi¨®n con la URSS en 1951, y por el fallido intento de asesinato a Ronald Reagan en 1981.
A?adan a esa lista que Trump cree que la prensa es injusta con ¨¦l porque usa fuentes an¨®nimas. Y lo denuncia un hombre que en los a?os 80 llamaba a los tabloides neoyorquinos fingiendo acentos extranjeros para hacerse pasar por otra persona y difundir su versi¨®n de hechos tan poco trascendentes como su divorcio de su segunda mujer, Marla Maples, o la marcha de sus negocios inmobiliarios.
La prensa, sin embargo, tiene alternativas. Alec Baldwin lo har¨ªa bien. Sus imitaciones del presidente han catapultado al ¨¦xito las audiencias del programa sat¨ªrico Saturday Night Live. Tan realista es su versi¨®n de Trump que acab¨® no hace mucho como foto en una informaci¨®n sobre la pol¨ªtica de la Casa Blanca hacia Israel en un diario de la Rep¨²blica Dominicana.
Bush hijo apareci¨® en su d¨ªa en la cena junto a un doble, el actor Steve Bridges. Mientras el presidente real hablaba de sus posiciones pol¨ªticas, el doble revelaba en un aparte c¨®mico sus verdaderos pensamientos: ¡°En lugar de estar en la cama tengo que fingir que me gusta estar aqu¨ª. La prensa siempre se mete conmigo. Siempre me dejan en rid¨ªculo, sobre todo cuando reproducen tal cual las cosas que digo¡±.
Aquello era en 2006, con un presidente muy pol¨¦mico, con varios esc¨¢ndalos y dos guerras a sus espaldas, que se intent¨® redimir con su campechan¨ªa y una admirable capacidad de re¨ªrse de s¨ª mismo. El problema para el Partido Republicano y para Trump es que si este ¨²ltimo y Baldwin aparecieran en el mismo escenario, las diferencias entre imitador e imitado no ser¨ªan apenas perceptibles. Y eso es algo que deber¨ªa hacer reflexionar a quienes est¨¢n apoy¨¢ndole desde el Capitolio.
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