Los republicanos lanzan su plan para acabar con la reforma sanitaria de Obama
¡°Es tiempo de terminar con la pesadilla¡±, afirma el presidente Donald Trump
El mayor legado de Barack Obama empez¨® anoche su viaje al pasado. En una exhibici¨®n de poder¨ªo, los republicanos presentaron su esperado plan para desmontar la reforma sanitaria del presidente dem¨®crata. Dirigido a reducir gasto p¨²blico, el proyecto conservador congela el programa para los m¨¢s desfavorecidos (Medicaid), establece techos de gasto para los fondos federales, elimina los impuestos finalistas, y sustituye los subsidios p¨²blicos a los seguros sanitarios por desgravaciones fiscales. Un giro dr¨¢stico, aunque no completo ni inmediato, que busca enterrar uno de los grandes avances sociales de las ¨²ltimas d¨¦cadas en Estados Unidos. ¡°Es tiempo de acabar con la pesadilla¡±, tuite¨® el presidente Donald Trump.
La demolici¨®n ser¨¢ controlada. Los intereses en juego son demasiados para una destrucci¨®n masiva. Primero, porque 22 millones de personas ya han contratado un seguro sanitario gracias al denominado Obamacare. Y segundo, porque una liquidaci¨®n s¨²bita de la fiscalidad que lo sustenta aumentar¨ªa el d¨¦ficit federal en 353.000 millones de d¨®lares en 10 a?os.
A este peligro se a?ade el miedo de los republicanos a arrasar zonas de su electorado que se benefician de la reforma. El mismo Donald Trump, tan beligerante en las redes, ha se?alado una y otra vez en los debates que no quiere que nadie pierda la cobertura y siempre se ha mostrado evasivo a la hora de explicar c¨®mo reformar¨ªa el sistema.
Los republicanos m¨¢s moderados tambi¨¦n muestran resistencias y algunos n¨²cleos ya han hecho p¨²blico que votar¨¢n contra cualquier plan que suponga una merma de las prestaciones actuales. ¡°La reforma no puede hacerse al coste de una disrupci¨®n en el cuidado sanitario de las personas m¨¢s vulnerables y enfermas del pa¨ªs. Cualquier cambio en el Medicaid debe llevarse a cabo cumpliendo con sus necesidades¡±, han afirmado en una carta cuatro senadores conservadores.
Bajo este horizonte, los dem¨®cratas se aprestan a la batalla. Son minor¨ªa en ambas c¨¢maras, pero saben que el tr¨¢nsito ser¨¢ largo. El proyecto debe ser revisado por dos comit¨¦s antes de su aprobaci¨®n por la C¨¢mara de Representantes y luego ha de entrar en las hogueras del Senado. Son muchos meses de digesti¨®n e inmensas las sensibilidades las afectadas, lo que les dar¨¢ tiempo para planear bien sus ataques.
En el bando republicano hay unanimidad en el deseo de poner fin a la reforma sanitaria de Obama. Pero no tanto en el camino a seguir. Los conservadores viven abrumados por la enorme deuda de Estados Unidos, superior a los 20 billones de d¨®lares, e insisten en que el coste per c¨¢pita sanitario no ha hecho m¨¢s que aumentar sin necesariamente mejorar la calidad.
Lo que no han resuelto con precisi¨®n es c¨®mo desmontar ese sistema que odian tanto y evitar al mismo tiempo que la poblaci¨®n pierda prestaciones consolidadas. Atrapados por esta contradicci¨®n, el plan presentado huye de las cifras y ni siquiera calcula los costes y ahorros. Solo fija l¨ªneas maestras, todas ellas muy generales y con ambig¨¹edad suficiente como para intentar contentar a todos los conservadores. En este af¨¢n, la nueva arquitectura mantiene con vida dos de las medidas m¨¢s populares del Obamacare: los j¨®venes podr¨¢n disfrutar de la cobertura sanitaria de sus padres hasta los 26 a?os; y las aseguradoras seguir¨¢n teniendo prohibido negar tratamiento o cobrar m¨¢s a aquellas personas con problemas m¨¦dicos previos.
Los cambios m¨¢s profundos se dan en la clausura del sistema y sus fuentes de financiaci¨®n. El desarrollo del Medicaid, el programa destinado a los m¨¢s desfavorecidos, quedar¨¢ congelado en 2020 y se establecer¨¢ un techo a los fondos federales. Tambi¨¦n se eliminar¨¢n las multas a los que no contraten los seguros sanitarios, y los subsidios para adquirirlos, que ahora se otorgan en funci¨®n de la renta, se sustituir¨¢n por desgravaciones fiscales y en algunos casos ayudas directas al usuario, variables seg¨²n la edad. Los m¨¢s ricos quedar¨¢n excluidos.
Otro aspecto sensible es la reversi¨®n de los impuestos asociados al Obamacare. Para el a?o que viene se pretende ponerles punto final. Todo ello con la idea de que sea el usuario quien salga en busca de su cobertura sanitaria en vez de que se la subvencione directamente el Estado. ¡°Nuestra legislaci¨®n transferir¨¢ el poder de Washington al pueblo americano¡±, afirmaron en un comunicado los republicanos. La demolici¨®n ha empezado.
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