Ojo con Robespierre...
Ojal¨¢ que la compleja lucha contra la corrupci¨®n no devenga en una espiral de banalidad en la acci¨®n oficial
No es poco lo que los destapes sobre pagos indebidos por empresas constructoras brasile?as han puesto sobre el tapete. Salta pus por todos lados. Que se descubra la corrupci¨®n o que, ante indicios serios de delito, empiecen a actuar fiscales o jueces es cosa muy buena. En otros tiempos la limitada independencia judicial hubiera hecho que muchos de ellos miraran m¨¢s bien al infinito si a quien se trataba de investigar era un pol¨ªtico poderoso. Eso ha quedado atr¨¢s en algunos pa¨ªses en los que la justicia no se amedrenta ante el poder pol¨ªtico.
Todo esto, sin embargo, puede tener lecturas menos optimistas. Que apuntan a abrir interrogantes sobre ciertas l¨®gicas que empiezan a guiar conductas de algunos fiscales o procuradores, as¨ª como de la opini¨®n p¨²blica. Hay dos aspectos que merecen especial reflexi¨®n.
Primero, lo que parece ser la b¨²squeda de protagonismo. El ostensible entusiasmo de algunas autoridades fiscales o de procuradur¨ªas por lo que podr¨ªamos llamar "prioridad medi¨¢tica" hace que algunas veces se prescinda del indispensable rigor para dar el salto a una primera plana cuando el personaje de por medio es, por ejemplo, un presidente. Algunas veces parecer¨ªa haber m¨¢s cuidado en c¨®mo aparecer¨¢ el titular o el reportaje televisivo que en la sustentaci¨®n material de graves denuncias.
Doy un ejemplo de algo ocurrido en el Per¨² en los ¨²ltimos d¨ªas: la reciente solicitud por una procuradora de abrir investigaci¨®n contra el presidente Pedro Pablo Kuczynski basada en un titular period¨ªstico; con muy poca informaci¨®n, adem¨¢s. Sin un sustento adecuado, indicios s¨®lidos o alg¨²n hecho adicional a los de la escueta noticia, el documento de la procuradora arm¨® l¨®gico revuelo y le dio muchas previsibles horas televisivas. Con los limitados elementos aportados, nada apunta a que la fiscal¨ªa, que viene actuando con seriedad, vaya a abrirle investigaci¨®n a Kuczynski por estos hechos; pero el show ya se mont¨®.
Segundo, el efecto retroalimentador de conductas como esa en una opini¨®n p¨²blica ya erizada frente a la nauseabunda corrupci¨®n oficial. Cuando no se aportan indicios serios de supuestos hechos "grav¨ªsimos", con pasos as¨ª desde una oficina p¨²blica no se hace sino alimentar sentimientos irracionales y ning¨²n paso serio contra la corrupci¨®n. Una opini¨®n p¨²blica empieza a ser conducida, as¨ª, con denuncias simplistas por un cauce peligroso que alimenta el sentimiento ciudadano de que "todos los pol¨ªticos y autoridades son corruptos". Generalizaci¨®n absoluta que no es correcta y que hace mal que una autoridad ¡ªo los medios de comunicaci¨®n¡ª aliente. Hay mucha gente honesta que desempe?a funciones p¨²blicas o que act¨²a en pol¨ªtica y eso tambi¨¦n es parte de la realidad y es elemento esencial de la legitimidad del Estado democr¨¢tico.
Una sociedad a la que se le impulsa en curso de colisi¨®n contra la racionalidad o al margen del an¨¢lisis objetivo de las cosas puede ser el caldo de cultivo y antesala de un feroz autoritarismo "de masas". Un ejemplo de esto: un analista hab¨ªa comentado en la televisi¨®n cr¨ªticamente sobre esa acusaci¨®n contra Kuczynski; pon¨ªa de manifiesto sus dudas sobre el rigor de la denuncia. Nada m¨¢s. ?Respuesta en las redes sociales? Masivos y un¨¢nimes mensajes agresivos contra el comentarista como supuesto "c¨®mplice" de la corrupci¨®n. Ni uno solo de los mensajes se solidarizaba con la idea de que una denuncia as¨ª tendr¨ªa que haber aportado algo m¨¢s que un titular period¨ªstico.
En ese proceso de interacci¨®n de simplismo e intolerancia, entre autoridades irresponsables con individuos irascibles, se est¨¢ hoy. La lucha contra la corrupci¨®n es algo muy complejo que requiere mucha firmeza, rigor y solidez. Ojal¨¢ eso no se pierda de vista y que no se entre en una espiral de banalidad en la acci¨®n oficial con irracionalidad en la conducta social, combo que anuncia lo peor.
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