La resistencia del ¡®Brexit¡¯ ya no se calla
A pocos d¨ªas de que la primera ministra inicie la salida de la UE, quienes defienden la revocabilidad del proceso ganan terreno en el debate p¨²blico.
Resulta extraordinario que le despidan a uno por rebelde a los 83 a?os. Pero eso es exactamente lo que le ha pasado esta semana a lord Heseltine, peso pesado del Partido Conservador brit¨¢nico, con una experiencia de Gobierno que se remonta al de Edward Heath en 1970. Cenaba con su esposa cuando recibi¨® una llamada para comunicarle que la primera ministra prescind¨ªa de sus servicios como consejero. El motivo: haber apoyado la enmienda al proyecto de ley del Brexit que ped¨ªa un papel decisivo para el Parlamento en el proceso de salida de la UE.
¡°Esto me libera de la obligaci¨®n de guardar silencio¡±, explicaba Heseltine a EL PA?S, dos d¨ªas despu¨¦s de su despido. ¡°Hace una semana no habr¨ªa aceptado hablar de esto con usted. Ahora puedo decir lo que pienso¡±.
Lo que piensa lord Heseltine es que ¡°el Parlamento es soberano¡±. ¡°No sabemos c¨®mo va a cambiar la opini¨®n p¨²blica de aqu¨ª a que terminen las negociaciones de salida¡±, se?ala. ¡°Si la opini¨®n p¨²blica cambia, el Parlamento est¨¢ ah¨ª para interpretarla. El refer¨¦ndum sucedi¨® en 2016, despu¨¦s de a?os de estancamiento econ¨®mico y de adoctrinamiento sobre la inmigraci¨®n. Si var¨ªan las circunstancias, puede cambiar la opini¨®n p¨²blica. En ese caso, el Parlamento tiene la responsabilidad de tomar en consideraci¨®n ese cambio y, si procede, reflejarlo¡±.
Muchos entre el 48% de los votantes que apoy¨® la permanencia en la UE piensan, como Heseltine, que el Brexit no es necesariamente irrevocable. O, al menos, que no es un cheque en blanco al Gobierno. Pero quien osara siquiera plantearlo era acusado de traicionar la voluntad del pueblo. Hasta ahora. A pocos d¨ªas de que Theresa May inicie oficialmente la ruptura, se ha roto el tab¨² y quienes cuestionan la doctrina oficial reclaman su espacio en el debate.
Tony Blair ha lanzado una misi¨®n contra el Brexit en defensa de quienes reivindican ¡°el derecho a cambiar de opini¨®n¡±. John Major, en un discurso extremadamente cr¨ªtico con el Gobierno, rompi¨® una lanza en favor de ¡°aquellos que muestran preocupaci¨®n por el Brexit¡±. ¡°No desautorizan la opini¨®n del pueblo¡±, dijo, ¡°porque ellos son el pueblo¡±. Ambos, Major y Blair, pertenecen al pasado. Pero procede destacar lo ins¨®lito de que dos ex primeros ministros, de distinto signo, coincidan en una cr¨ªtica tan dura al Gobierno.
Tras la llamada al cierre de filas encarnada en el ¡°Brexit significa Brexit¡± de May, se ha abierto un espacio pol¨ªtico para el disentimiento. El centrista Partido Liberal Dem¨®crata pag¨® cara su participaci¨®n en el Gobierno de coalici¨®n con los tories y pas¨® de 57 diputados a ocho. Pero con su frontal oposici¨®n al Brexit est¨¢ creciendo en las encuestas hasta sus mejores ¨ªndices en cinco a?os; ha cosechado excelentes resultados en las elecciones parciales de los ¨²ltimos meses; ha ganado 4.000 nuevos afiliados desde enero y, en Londres, su militancia se ha duplicado.
La ruptura del tab¨² trasciende el ¨¢mbito de la pol¨ªtica. El pasado jueves, la BBC emiti¨® un incendiario mensaje del respetado cient¨ªfico Richard Dawkins. ¡°No tenemos derecho a condenar a futuras generaciones a acatar irrevocablemente los transitorios caprichos del presente¡±, explicaba. ¡°El Brexit tiene enormes ramificaciones, consecuencias complejas. Cameron esquiv¨® al Parlamento y deriv¨® esta decisi¨®n a una mayor¨ªa simple de votantes poco informados. Se nos dice que el pueblo brit¨¢nico ha hablado. ?No lo ha hecho! La fugaz opini¨®n en un solo d¨ªa de una estrecha mayor¨ªa de un p¨²blico ignorante y enga?ado se publicita ahora como la sagrada e irrevocable palabra del pueblo brit¨¢nico¡±.
Cient¨ªficos contra el Brexit. Brit¨¢nicos por Europa. Grupos de residentes de otros pa¨ªses miembros. Los diferentes colectivos surgidos durante la campa?a tejen alianzas que cristalizar¨¢n en una manifestaci¨®n contra el Brexit convocada para el pr¨®ximo d¨ªa 25.
La resistencia a considerar que el Brexit es un asunto cerrado se apoya en diversos argumentos. Hay quienes cuestionan la legitimidad del refer¨¦ndum y hay quienes consideran que aprobar el inicio de un proceso no significa aceptar a ciegas sus resultados, cualesquiera que sean.
El Tribunal Supremo fall¨® en enero a favor de la activista Gina Miller en su pleito contra el Gobierno, y oblig¨® a este a someter la activaci¨®n del Brexit a la aprobaci¨®n parlamentaria. El fallo de la m¨¢s alta instancia del pa¨ªs se construye sobre un principio sagrado. ¡°Mi sentencia dice que solo el Parlamento puede dar y quitar derechos¡±, explicaba esta semana Gina Miller a EL PA?S. ¡°El art¨ªculo 50 es un disparo, pero hasta que no d¨¦ en la diana no conoceremos los da?os. No se sabr¨¢ qu¨¦ derechos y libertades se ven afectados hasta que terminen las negociaciones. Por eso, en virtud de la sentencia, el Parlamento debe tener un voto real al final del proceso. Si se le niega, volver¨¦ a los tribunales¡±.
Los dos ¨²ltimos primeros ministros conservadores, Major y Cameron, pueden dar fe de c¨®mo una peque?a minor¨ªa de diputados euroesc¨¦pticos lograron hacerles la vida imposible. ?Qui¨¦n dice que ahora no pueden invertirse los roles? El propio Jean Claude Juncker, presidente de la Comisi¨®n Europea, sorprendi¨® a todos el pasado viernes al decir que conf¨ªa en que ¡°los brit¨¢nicos retornar¨¢n al barco¡±.
Hoy en este pa¨ªs parece que nadie apoy¨® la guerra de Irak. Pero un veterano diputado laborista recuerda que, al principio, los sondeos indicaban que la mayor¨ªa de los brit¨¢nicos estaba a favor. ¡°Si este proceso resulta un desastre como aquella guerra¡±, concluye, ¡°puede que dentro de unos a?os nadie recuerde haber votado por el Brexit¡±.
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