El resultado con el que Wilders no contaba
El l¨ªder antimusulm¨¢n holand¨¦s pasa de 15 a 20 esca?os, pero no logra su objetivo de convertirse en el nuevo primer ministro populista de derecha de su pa¨ªs
Ganar para perder. Ese era un resultado con el que Geert Wilders, l¨ªder antimusulm¨¢n holand¨¦s, no contaba. En las elecciones legislativas del mi¨¦rcoles, su Partido para la Libertad pas¨® de 15 a 20 esca?os, pero no ha logrado su objetivo. No se ha convertido en el primer triunfador de los populistas europeos, con miembros destacados tambi¨¦n en Francia, Alemania y Austria. Wilders sali¨® a dominar el campeonato, met¨¢fora utilizada por su principal rival y ahora vencedor de los comicios, Mark Rutte. Al final ha sido este, primer ministro saliente y cabeza de lista de los liberales de derecha, quien repetir¨¢ presumiblemente en el cargo. Porque Rutte suma tres victorias consecutivas en sendos comicios. Y porque Wilders, que domin¨® las encuestas casi hasta el final, y suma m¨¢s diputados que en 2012, se ha desinflado. Tiene 53 a?os, lleva 15 en el Parlamento y es el fundador de su Partido para la Libertad. ?Ha llegado a una encrucijada o ha tocado techo?
Su segunda plaza le sabe a poco, y la noche electoral desapareci¨® durante horas. No fue el l¨ªder vociferante de la v¨ªspera, cuando proclam¨® que Holanda ¡°no es de todos; no es de los inmigrantes musulmanes que no respetan nuestras libertades¡±. Tampoco, el candidato que pretendi¨® dar clase de catequesis al partido protestante diciendo que ¡°Jes¨²s no aparece en el Cor¨¢n¡± (es mencionado cerca de 200 veces con el nombre de Isa). Ni el que grit¨® que ¡°echen al embajador de Turqu¨ªa en Holanda¡±, durante la crisis diplom¨¢tica entre ambos pa¨ªses, desatada a cuenta del refer¨¦ndum que pretende ampliar los poderes del presidente Erdogan. Dicho conflicto pareci¨® darle alas a su campa?a electoral, pero el objetivo de sus oponentes era desplazarlo, y lo consiguieron. Les costar¨¢ formar una coalici¨®n sin ¨¦l, pero es posible que el populismo de cacerolada verbal que practica Wilders le haya pasado factura.
Cuidado: su rechazo al Islam y a sus inmigrantes recoge un temor social que ser¨ªa absurdo negar. Su mill¨®n largo de votantes tampoco puede descartarse de un plumazo, o bien arrojarlo a un ba¨²l chato solo para xen¨®fobos. O para euroesc¨¦pticos igualmente romos. El problema es que la integraci¨®n, una tarea abordada por fin en Holanda sin recelos ¡ª¡°tenemos un problema¡±, ha admitido Rutte¡ª requiere mucho m¨¢s que los portazos de Wilders. En un momento del largo recuento de votos sin conexi¨®n a Internet, se le escap¨® un pensamiento. Murmur¨® que aunque no era el primero, hab¨ªa ganado porque sus ideas han calado en los dem¨¢s partidos holandeses. Y s¨ª, es verdad que los liberales de derecha y la democracia cristiana defienden sin rodeos el respeto a las normas y valores occidentales. Y hablan de hacer la maleta a los ciudadanos de origen turco, marroqu¨ª o cualquier otro, descontentos en suelo holand¨¦s. Pero ¨¦l, que se presenta como un valiente defensor de sus principios, tal vez haya olvidado la virtud de escuchar y dialogar sin perder galones.
Wilders dice que seguir¨¢ adelante con su ¡°primavera patri¨®tica¡±, y sugiere que le gustar¨ªa participar en el pr¨®ximo Gabinete. ¡°Nos ha votado m¨¢s de un mill¨®n de personas. Me considero uno de los ganadores, aunque hubiera preferido arrasar, desde luego. Creo que puedo participar en esas negociaciones. Si no me convocan, seremos una oposici¨®n fuerte¡±, apunt¨®, la madrugada del jueves. Para entonces, el escrutinio no dejaba lugar a dudas: el asiento de primer ministro de Holanda no era suyo. Cuando por fin habl¨® a sus admiradores, los jefes de los dem¨¢s partidos hac¨ªa rato que celebraban sus respectivos triunfos. Solo se ha hundido la socialdemocracia, que pasa de los 38 esca?os logrados en 2012, a 9. Lodewijk Asscher, su l¨ªder, entend¨ªa que los descarten para formar Gobierno. Lo dijo rodeado de sus colegas, que le trataron con respeto. A Wilders, ausente, ni agua. Y quiz¨¢ por ello, sus rivales parecen dispuestos a componer, todav¨ªa con dificultad, otra melod¨ªa con alguna de sus notas.
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