Los libaneses se manifiestan contra la subida de impuestos y la corrupci¨®n
El hast¨ªo popular ante la rampante corrupci¨®n ha provocado el germinar de una sociedad civil antes movilizada exclusivamente por partidos y confesiones
Algo est¨¢ cambiando en la calle libanesa. Esta vez ha sido el anuncio de la subida de impuestos el que desde hace una semana alimenta el descontento popular manifestado en varias ciudades del pa¨ªs. Al grito de ¡°?Gobierno corrupto, no vamos a pagar!¡±, varios miles de personas se congregaron frente al conjunto hist¨®rico Serallo de Beirut el pasado domingo. Rompiendo con la tradicional costumbre por la cual son los partidos pol¨ªticos los ¨²nicos catalizadores de la movilizaci¨®n social, varios grupos de activistas instan ahora a sus compatriotas a encarar a la ¨¦lite pol¨ªtica. Al habitual c¨®ctel de banderas de los diferentes partidos, se impone el monopolio de la libanesa. Bandera que este mi¨¦rcoles tuvieron que replegar los manifestantes congregados en Beirut despu¨¦s de que la sesi¨®n parlamentaria fuera pospuesta por sorpresa.
Con una deuda de 4.000 millones de d¨®lares en 2016 (3.700 millones de euros), el Ejecutivo liban¨¦s intenta sacar del bolsillo de sus ciudadanos liquidez para pagar el prometido aumento salarial de los funcionarios. La subida de impuestos afecta principalmente al consumo diario con un incremento en un punto del IVA que asciende al 11%. Afecta tambi¨¦n a empresas y bancos pero no de forma progresiva. ¡°Se grava por igual a quien obtiene 1.000 d¨®lares o un mill¨®n¡±, explica en Beirut Jad Chaaban, economista de la Universidad Americana de Beirut. A la presi¨®n de los impuestos se suma la indignaci¨®n ante lo que todos saben y Chaaban trascribe en n¨²meros: ¡°El 30% de los activos bancarios libaneses est¨¢ en manos de pol¨ªticos, por lo que no van a subirse los impuestos a s¨ª mismos¡±. Una prerrogativa que protege los haberes de la clase dirigente en un pa¨ªs catalogado como para¨ªso fiscal y cuyos beneficios en el sector bancario alcanzaron los 2.800 millones de euros el a?o pasado.
¡°Soy consciente de que no vamos a cambiar nada por estar aqu¨ª, pero quiero cambiar algo en la cabeza de estos¡±, dec¨ªa este domingo Arafat Rawi, t¨¦cnico inform¨¢tico de 41 a?os se?alando a sus dos hijos de nueve y 13. Viajaron desde la norte?a Tr¨ªpoli para que "aprendan lo que es la dignidad¡±. Quien habla lo hace en un pa¨ªs acosado por una guerra apenas contenida en su frontera, soportando el peso de 1,5 millones de refugiados sirios en su territorio y atenazado por la amenaza terrorista que ha golpeado al pa¨ªs. Los impuestos pesan aun m¨¢s sobre una clase trabajadora despu¨¦s de que la crisis econ¨®mica que arrastra el pa¨ªs desde la Guerra Civil (1975-1990) amenaza con aniquilar la residual clase media.
Entre los convocantes de las manifestaciones se encuentran las plataformas de activistas Talaat Rihatun (Apest¨¢is) y Medinati (nuestra ciudad). Ambas nacieron en el verano de 2015 al hedor de la crisis de gesti¨®n de basuras, tambi¨¦n fruto de la corrupci¨®n, que transform¨® temporalmente al pa¨ªs en un vertedero. Ayer las basuras y hoy los impuestos han logrado unir a una poblaci¨®n hastiada por el constante deterioro de la calidad de vida, sujeta a cortes de electricidad y agua diarios, y cansada de la corruptela. Denuncian tambi¨¦n la falta de transparencia del Estado que desde hace 12 a?os emite presupuestos anuales sin que sean aprobados por el Parlamento. Una pr¨¢ctica que ha permitido la expansi¨®n del nepotismo entre los dirigentes que evitan rendir cuentas sobre partidas presupuestarias o empresas beneficiadas.
En el reci¨¦n estrenado Gobierno, tras 29 meses de vac¨ªo pol¨ªtico, se cre¨® un Ministerio de la Corrupci¨®n, s¨ªntoma de la mala salud pol¨ªtica que goza de poca credibilidad entre los cuatro millones de habitantes y menos aun entre una juventud cada d¨ªa m¨¢s incline a la emigraci¨®n. Este domingo, el amplio despliegue de las fuerzas de seguridad no pudieron impedir que el gent¨ªo abucheara y recibiera con una lluvia de botellas de agua al primer ministro, Saad Hariri. Dirigi¨¦ndose a los all¨ª congregados, apenas tuvo tiempo de decir ¡°la corrupci¨®n va a terminar¡± ya que fue inmediatamente evacuado.
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