Cientos de fosas, una nueva ola de ejecuciones y la amenaza de quiebra: el tsunami que sacude a Veracruz

A falta de pruebas irrefutables ¨Cun video, la confesi¨®n de uno de los autores del secuestro, el testimonio judicial de testigos presenciales¨C la desaparici¨®n de los primos Ram¨ªrez el pasado enero en M¨¦xico parece condenada al limbo de los casos irresolubles.

El 5 de enero, Jaciel y Levi Ram¨ªrez Ram¨ªrez desaparecieron junto a su primo Armando. Fue en el Puerto de Veracruz, en el marco de los disturbios por la subida del precio de las gasolinas, que tuvo contra la pared al Gobierno mexicano durante semanas. Aquella tarde, Jaciel, Levi, su otro hermano, Hugo Alberto, el primo Armando y Uriel, amigo de todos ellos, salieron en la camioneta a buscar combustible. Y ya no volvieron. Los dos hermanos y el primo desaparecieron. Hugo y Uriel murieron de sendos disparos, sus cuerpos abandonados entre el gent¨ªo y las protestas. No hay detenidos por ninguno de los casos. Ni siquiera se sabe qu¨¦ ocurri¨® con exactitud.

El caso ha pasado casi desapercibido, m¨¢s aun en Veracruz, donde los reporteros viven pendientes del conteo de fosas clandestinas, que las autoridades actualizan casi a diario. Despu¨¦s de los 250 cr¨¢neos del cementerio clandestino del Puerto, la mayor red de fosas descubierta hasta ahora en M¨¦xico, la fiscal¨ªa estatal informaba este fin de semana de un nuevo hallazgo: medio centenar de cr¨¢neos en ocho tumbas, escondidas en un pueblo al sur de la ciudad. De hecho, la fiscal¨ªa informaba este martes de que ya han detectado fosas en uno de cada cinco municipios del estado, 43 de 212.

Y no son solo las fosas. En el ¨²ltimo mes y medio, tres marinos desaparecieron de las calles del Puerto; elementos de la Armada se enfrentaron a balazos con delincuentes a pocas calles de all¨ª; un grupo delictivo abandon¨® 11 cad¨¢veres en Boca del Rio, la hermana peque?a del Puerto. Para conclu¨ªr, pistoleros balearon a un periodista el pasado domingo cuando sal¨ªa de desayunar. El que hace 20 desde el a?o 2000 en Veracruz. Las ejecuciones se han sucedido en el centro, el norte y el sur del estado. El a?o pasado concluy¨® con m¨¢s del doble de asesinatos que el anterior. Y este no pinta mejor.

El tercer estado m¨¢s poblado de M¨¦xico afronta adem¨¢s la amenaza inminente de la quiebra. El gobernador, Miguel ?ngel Yunes, del derechista PAN, batalla estos d¨ªas por reestructurar el pago de la deuda del Ejecutivo estatal, que asciende a 2.420 millones de d¨®lares.

Hasta ahora, Yunes ha culpado de los males del estado a los anteriores mandatarios, sobre todo a su antecesor, Javier Duarte, del PRI, hoy pr¨®fugo de la justicia, acusado de delincuencia organizada y desv¨ªo de fondos. Pasado el periodo de gracia de los 100 d¨ªas, Yunes encara el resto de su mandato con la esperanza de resolver un caso que, como el de los primos desaparecidos, parece irresoluble.

Eduardo Guerrero, consultor en seguridad, dice que Yunes pelea con un "tsunami" que se gest¨® durante a?os. "Tiene que lidiar con una crisis de gobernabilidad y con otra de seguridad. Pocos estados presentan un panorama tan desolador como Veracruz", dice.

Guerrero, que lleva m¨¢s de diez a?os estudiando la criminalidad en M¨¦xico, afirma que la descomposici¨®n del mundo del hampa en Veracruz viene de lejos. "Tiene que ver con un trabajo que hizo Duarte en sus primeros tres a?os. Su Gobierno y la Secretar¨ªa de Marina se comprometieron a sacar a Los Zetas. La estrategia fue muy agresiva y adem¨¢s dejaron entrar a grupos de Sinaloa, los Matazetas. Eso era cuando el Cartel Jalisco Nueva Generaci¨®n era parte del Cartel de Sinaloa", dice. "El problema", cuenta, "fue que no solamente mataron zetas, sino su base social: vig¨ªas, parejas, familiares... Fue una matanz¨®n y apenas estamos descubriendo la punta del iceberg".

Los Zetas, la banda criminal que elev¨® el sadismo a niveles nunca antes vistos en M¨¦xico, dejaron de ser una organizaci¨®n y mutaron en c¨¦lulas aisladas, enganchadas a una batalla eterna por el control de las regiones del estado. Entre tanto acab¨® el sexenio del priista Duarte y empez¨® el bienio del panista Yunes, un mandato que concluir¨¢ en 2018, coincidiendo con las elecciones presidenciales.

"La alternancia partidista", dice Guerrero respecto a la nueva ola de ejecuciones, "gener¨® una rotaci¨®n en las agencias de seguridad, la polic¨ªa estatal y la fiscal¨ªa. Seguramente algunos comandantes policiales habr¨¢n cambiado los pactos con criminales que exist¨ªan con Duarte". Y as¨ª, la violencia.

La ingobernabilidad de Veracruz, la ola delictiva, impiden que casos como el de los tres primos Ram¨ªrez puedan avanzar. El Gobernador Yunes apenas se refiri¨® a ellos un par de minutos la semana pasada. Los frentes son muchos, tantos que impiden incluso la atenci¨®n de los medios de comunicaci¨®n, de la sociedad. La "matanz¨®n" es tal que la desaparici¨®n de tres j¨®venes en condiciones sospechosas ¨Cla familia acusa a elementos de la Secretar¨ªa de Marina¨C apenas despierta una leve sensaci¨®n en la memoria: esta historia ya la vi.