El eurodiputado Korwin-Mikke: ¡°Las mujeres eligen a un marido m¨¢s inteligente que ellas¡±
El pol¨ªtico insiste en que los hombres son m¨¢s inteligentes que las mujeres
Janusz Korwin-Mikke tarda 9 minutos y 46 segundos en decir que las mujeres son menos inteligentes que los hombres. Est¨¢ en su despacho, una peque?a sala de la sexta planta del Parlamento Europeo que a la entrada tiene un cartel donde se exige libertad para usar armas y sobre la mesa el peri¨®dico Rzeczpospolita, uno de los principales diarios de su pa¨ªs. El eurodiputado polaco lleva su caracter¨ªstica pajarita bajo el ment¨®n, una de las 30 que guarda en el armario. De los pu?os de su camisa sobresalen gemelos en forma de bala. Llegado el momento, dispara. "No es que piense que las mujeres sean menos inteligentes. Es que es un hecho tan real como que son m¨¢s peque?as, m¨¢s d¨¦biles y menos agresivas".
La idea no es nueva. Es la misma tesis que ya expres¨® en voz alta en un pleno del Parlamento Europeo hace un mes. La pol¨¦mica, enfrentamiento con la socialista Iratxe Garc¨ªa incluido, le sac¨® del ostracismo de la Euroc¨¢mara, donde es f¨¢cil pasar desapercibido entre una amplia n¨®mina de 751 eurodiputados. Sus palabras le costar¨¢n 30 d¨ªas sin cobrar dietas ¡ªunos 9.000 euros¡ª y un a?o sin representar a la C¨¢mara en ning¨²n evento, la sanci¨®n m¨¢s alta que prev¨¦ el reglamento. No pareci¨® importarle demasiado: cuando el presidente Antonio Tajani comunic¨® el castigo en voz alta, se levant¨® y aplaudi¨® junto al resto con una sonrisa cargada de iron¨ªa.
Korwin-Mikke no ha pronunciado la frase sobre la menor inteligencia de las mujeres hasta pasados 9 minutos y 46 segundos porque la conversaci¨®n ha discurrido por otros derroteros. Sobre su juventud. Sobre su castigo. Sobre por qu¨¦ da entrevistas un hombre se?alado como machista por medios de todo el mundo tras sus palabras de aquel d¨ªa ("porque la verdad es la verdad y no quiero esconder mis opiniones"). Tambi¨¦n ¨¦l podr¨ªa preguntar por qu¨¦ se le da voz, y la respuesta es que a la tentaci¨®n de ignorarlo bajo la etiqueta de provocador le vence otra mayor: la de mostrarlo porque es un representante p¨²blico. Pero no formula la pregunta. Sigue hablando de las mujeres a las que tanto afirma conocer. "Han pasado muchas por mi vida", presume con sonrisa p¨ªcara. Formalmente, tres esposas. Ocho hijos. El ¨²ltimo de solo tres a?os. "Son sabias, eligen a un hombre m¨¢s inteligente que ellas, m¨¢s fuerte", dice a modo de pretendido halago. "Nosotros somos m¨¢s simples. Irracionales. Ellas no nos miran las piernas", r¨ªe como el que ha dicho una travesura.
Aunque se equivoca un par de veces y dice que tiene 76 a?os, Korwin-Mikke tiene 74. Naci¨® en octubre de 1942, en plena ocupaci¨®n nazi de Polonia durante la Segunda Guerra Mundial. Tres a?os despu¨¦s, el pa¨ªs, en ruinas, quedar¨ªa libre del dominio alem¨¢n. En ese contexto su juventud transcurre con pocos recursos pero sin traumas. "Eres joven. ?C¨®mo no ser feliz? Viajaba a la costa en un vag¨®n de tren en el que nos apret¨¢bamos cientos de personas. No ten¨ªamos para pagar una habitaci¨®n de hotel y dorm¨ªamos en una tienda de campa?a en la playa. Pero era feliz. ?Qui¨¦n no lo es siendo joven?".
Pronto deja las playas para saltar a otra arena, la pol¨ªtica, m¨¢s movediza: dice haber sido detenido en tres ocasiones por las autoridades comunistas que gobernaron Polonia bajo la Uni¨®n Sovi¨¦tica por repartir propaganda y participar en manifestaciones. En total, casi un a?o de c¨¢rcel. Antes de su conversi¨®n en conservador-libertario, como ahora se define, sus primeros ¨ªdolos hab¨ªan sido Stalin y Mao Zedong. Ahora se decanta por Margaret Thatcher, Ronald Reagan y Augusto Pinochet. ?Franco? "Era demasiado estatista". ?Trump? "Demasiado proteccionista".
"Es un hecho que las mujeres son m¨¢s peque?as, m¨¢s d¨¦biles y menos agresivas"
Al entrar y salir de su despacho le acompa?a su asistente. Una mujer joven. Callada. Tambi¨¦n polaca. "Puede que ella sea m¨¢s inteligente que yo. Defiendo que el hombre medio es m¨¢s inteligente que la mujer media. Es un concepto matem¨¢tico pero individualmente es distinto". El pol¨ªtico habla como el profesor que explica una obviedad a un alumno que pierde el tiempo en discutir que dos m¨¢s dos sean cuatro. "No es una opini¨®n, es un hecho. Sal a la calle y pregunta a cualquiera. Todo el mundo lo sabe".
En el mundo de Korwin-Mikke, la brecha salarial por ejercer un mismo trabajo ¡ªque seg¨²n las estad¨ªsticas de la Comisi¨®n Europea es del 16%¡ª es una mentira extendida por feministas. "Si fuera as¨ª, el capitalismo despedir¨ªa a los hombres y contratar¨ªa a mujeres", justifica. Y en su percepci¨®n de la realidad, incluso ellas se rinden a la evidencia de sus razonamientos. "La mayor¨ªa de mujeres quiere que sus jefes sean hombres porque quieren que sean inteligentes. Voy a mostrarte algo, mira". Gira el port¨¢til y se?ala una imagen en la pantalla con varias jugadores de la selecci¨®n polaca de baloncesto acompa?adas de hombres que forman parte del equipo t¨¦cnico. En el mundo de Korwin-Mikke, la fotograf¨ªa sirve por s¨ª sola para despejar cualquier duda sobre la superioridad intelectual masculina.
Esa tendencia de convertir la an¨¦cdota en norma la extiende a otros ¨¢mbitos. La prohibici¨®n de llevar armas es uno de los temas m¨¢s sensibles para ¨¦l. "Lo que diferencia a un esclavo de alguien que no lo es, es que este ¨²ltimo puede usar armas". En Estados Unidos hay m¨¢s fallecidos por armas de fuego que en Europa. "Solo en los institutos donde no dejan llevarlas a alumnos y profesores". En las calles tambi¨¦n. "Solo en los institutos", se obceca.
Su ideolog¨ªa conservadora-libertaria, con adeptos entre los republicanos estadounidenses, es una suerte de defensa de que el Estado se aparte a un lado y deje que la selva crezca. "No tienen por qu¨¦ obligarme a usar el cintur¨®n de seguridad, pagar determinados impuestos, decirme si debo fumar marihuana, o c¨®mo ense?ar y cu¨¢ndo vacunar a mi hijo". Reconoce que las mujeres tienen menos accidentes al volante, pero no lo ve como una virtud. "Se conduce para llegar r¨¢pido. Salvar la vida no es el objetivo". Y cita en lat¨ªn la frase con la que seg¨²n Plutarco, el general romano Pompeyo animaba a sus marineros a embarcar cuando el mal tiempo les asustaba. Navigare necesse est, vivere non est necesse. ¡ªNavegar es necesario, vivir no lo es¡ª. "Para conducir es igual", zanja el eurodiputado.
Korwin-Mikke ya no va a la playa. Tampoco conoce Bruselas, la ciudad en la que transcurren casi la mitad de sus d¨ªas desde hace m¨¢s de dos a?os. "No conozco a nadie fuera del Parlamento. Viajar y pasear ya no es para m¨ª". En los tres o cuatro d¨ªas semanales que pasa en la capital belga se queda en su oficina hasta las nueve de la noche y luego se retira a una habitaci¨®n de hotel por la que desembolsa 50 euros por d¨ªa. "Con que tenga cama, ducha e Internet es suficiente". Su sueldo le permitir¨ªa lujos mayores. Cobra m¨¢s de 6.600 euros netos al mes m¨¢s dietas y otras retribuciones por haber sido elegido eurodiputado por Polonia en 2014 como l¨ªder del cuarto partido m¨¢s votado con un 7,2% de los sufragios.
Su odio hacia el Parlamento Europeo, la instituci¨®n que le paga, solo es comparable al que siente hacia las feministas. "Me sorprendi¨® la sanci¨®n. La Euroc¨¢mara la forman una panda de idiotas", sentencia. ?Tiene amigos entre los parlamentarios? "A mi edad no se tienen amigos, solo aliados". Entre ellos cita a los eurodiputados del ultraderechista Partido de la Libertad austriaco, a los de la italiana Liga Norte y a algunos del eur¨®fobo UKIP brit¨¢nico de Nigel Farage. En el mundo de Korwin-Mikke, la l¨ªder del Frente Nacional, Marine Le Pen, es socialista. "Defiende la seguridad social", critica.
Cuando no tiene compromisos en Bruselas o Estrasburgo, regresa a Polonia. All¨ª no es un desconocido. Fue jugador profesional de bridge, ha publicado m¨¢s de una decena de libros y le paran en la calle para fotografiarse con ¨¦l. Solo le insultaron una vez. ?Por qu¨¦ entonces seguir en la Euroc¨¢mara? "Aqu¨ª tengo dinero e inmunidad", admite sin tapujos. ?Teme la acci¨®n de la justicia? "En mi pa¨ªs te meten en la c¨¢rcel por cualquier cosa. Nunca se sabe".
Una hora despu¨¦s, Korwin-Mikke se despide. Da la mano una vez, dos veces, tres veces. En ese tiempo no ha alzado el volumen de la voz, ninguna pregunta parece molestarle, y no da la impresi¨®n de estar construyendo un personaje. Aparenta creer todo lo que dice envuelto en un escudo ideol¨®gico bajo el que reacciona r¨¢pidamente para repeler ideas y etiquetarlas: comunista, capitalista, socialista. Hasta sus pajaritas tienen intenci¨®n ideol¨®gica. "El establishment usa corbata, los izquierdistas chapas y lemas, un buen conservador debe llevar pajarita". Augura pocos a?os de vida a la UE y la vuelta a una uni¨®n de menos de una decena de pa¨ªses. Mientras, ¨¦l seguir¨¢ en su esca?o al menos hasta las pr¨®ximas elecciones europeas de 2019. "No me retirar¨¦. Mis ideas no est¨¢n muertas. La historia avanza en c¨ªrculos", advierte mientras mueve la mano para crear en el aire una imaginaria figura redonda.
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