Frank Pearl: ¡°No me sorprendi¨® el resultado del ¡®no¡¯ en el plebiscito¡±
El exministro colombiano, negociador en los acuerdos con las FARC, habla del proceso de paz y su implantaci¨®n en el pa¨ªs
A Frank Pearl (Bogot¨¢, 1962), negociador plenipotenciario en las negociaciones entre el Gobierno colombiano y las FARC, m¨¢s que en el perd¨®n le interesa la reconciliaci¨®n. ¡°Solo as¨ª¡±, dice, ¡°podr¨¢ Colombia aspirar a un futuro mejor¡±. Implicado en las presidencias de ?lvaro Uribe (donde fue ministro de Medio Ambiente) y de Juan Manuel Santos, enfatiza que no es un pol¨ªtico, ¡°pero s¨ª un servidor p¨²blico¡±, y habla con los medios espa?oles mientras gesta la creaci¨®n de una ONG colombiana que localizar¨¢ y formar¨¢ a individuos con vocaci¨®n de servicio p¨²blico ¡°sin pasar por el perverso engranaje de los partidos¡±.
¡°Avanza¡±, explica sobre la implementaci¨®n de los acuerdos de paz. ¡°Tanto en el terreno geogr¨¢fico como en la agenda legislativa, que es lo que va a quedar de los acuerdos¡±. Y remarca dos objetivos primordiales: ¡°Llevar el Estado a las zonas de conflicto¡± y crear unas condiciones de mercado ¡°para que esas zonas puedan desarrollar sus actividades econ¨®micas y sociales de una manera contempor¨¢nea¡±. Sobre las actuales negociaciones con el Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n Nacional, recalca que ¡°el ELN y las FARC son organizaciones distintas. En origen, ideolog¨ªa, estructura y relaci¨®n con la sociedad. El ELN funciona m¨¢s como una confederaci¨®n y da m¨¢s libertad a sus miembros¡±. Al ser la toma de decisiones distinta en la organizaci¨®n, algunas tomadas por consenso, otras no, las negociaciones ¡°son m¨¢s complejas¡±, explica, antes de se?alar que se cre¨® un marco jur¨ªdico e institucional en las negociaciones con las FARC; un marco ¡°que no puede ser distinto para el ELN¡±.
¡°El ELN es una confederaci¨®n, y las negociaciones son m¨¢s complejas¡±
Con voz serena, Pearl desgrana c¨®mo vivi¨® a nivel personal el pasado 2 de octubre, cuando por un estrecho margen los colombianos votaron no al acuerdo de paz. ¡°El equipo negociador no hac¨ªa campa?a ni por el s¨ª ni por el no. Cont¨¢bamos en qu¨¦ consist¨ªan los acuerdos. Lo bueno y los riesgos, porque los acuerdos, siendo buenos, no son perfectos. En ese tiempo sent¨ª que una parte de los colombianos no quer¨ªa acuerdo. Hombre, yo tengo que confesar que a m¨ª el resultado del plebiscito no me sorprendi¨®¡±.
Los acuerdos fueron revisados, pero sin terminar de crear consenso. Ese es para Pearl el punto clave. ¡°Pens¨¦ que era una gran oportunidad para incorporar la perspectiva de quienes votaron por el no en un nuevo acuerdo. A pesar de que los acuerdos fueron modificados sustancialmente, no logramos un consenso pol¨ªtico. Esa es la gran trampa en la que est¨¢ Colombia: que los colombianos que queremos lo mismo, democracia, capitalismo con equidad¡ estamos profundamente divididos entre nosotros¡±.
¡°Creo que, en general, la sociedad colombiana est¨¢ m¨¢s preparada para avanzar hacia la paz que la clase pol¨ªtica¡±, explica. ¡°Hay una brecha enorme entre lo que quieren los ciudadanos, en especial aquellos que viven en zonas de conflicto, y las discusiones en los centros de poder. Es el reto que tiene nuestro sistema pol¨ªtico, donde los partidos funcionan como un oligopolio de poder, piramidales, en contraposici¨®n con una sociedad que es horizontal¡±.
¡°Fue fundamental tanto la labor militar de Uribe como el pacto de Santos¡±
Pearl, que recalca con insistencia que no es un pol¨ªtico, solo ¡°un servidor p¨²blico¡±, ha colaborado tanto con los Gobiernos de ?lvaro Uribe como de Jos¨¦ Manuel Santos. Del primero, cree que sus opiniones sobre el acuerdo de paz ¡°son leg¨ªtimas y toda cr¨ªtica es necesaria¡±, pero que Colombia ha entrado en un punto en el que ¡°m¨¢s all¨¢ del concepto de perd¨®n, tenemos que pensar en el de reconciliaci¨®n. No significa que seamos amigos, que pensemos igual. Significa hacer un acuerdo como sociedad¡±. Sobre el segundo, cuya campa?a electoral se ha visto salpicada por el caso Odebrecht, no personaliza, pero confiesa que ¡°hay que cambiar las reglas de juego para el ejercicio de la pol¨ªtica. La forma c¨®mo se eligen funcionarios de algunas corporaciones p¨²blicas es una manera perversa que ha hecho que las elecciones se hayan convertido en guerras de chequeras. Hay dineros indeseables que permean las campa?as¡±. Sin embargo, sobre ambos traza un discurso conciliador: ¡°Hay que entender que lo hizo el expresidente Uribe debilitando militarmente a las FARC fue absolutamente fundamental, y que lo que hizo Santos es una pieza necesaria para llegar donde estamos. Y hay que entender que el fin del conflicto es lo que permitir¨¢ modernizar Colombia¡±.
Esta misma semana, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, comenz¨® a desmantelar la pol¨ªtica ambiental de Barack Obama contra el cambio clim¨¢tico. Ministro de Medio Ambiente en 2012 y 2013, esgrime informes que cifran el impacto ambiental del conflicto en entre 800 y 900 millones de d¨®lares anuales, e invita a Trump ¡°a que vaya a Bangladesh, a Colombia. Lo invitar¨ªa a que fuera a Per¨², para que entienda y acepte que el cambio clim¨¢tico es una realidad, y que el mundo tom¨® una decisi¨®n, en R¨ªo en 2012¡±. En Brasil, con iniciativa colombiana, se firmaron los acuerdos de Desarrollo Sostenible para sustituir los Objetivos del Milenio, que venc¨ªan en 2015. ¡°Quienes estamos comprometidos en esta lucha, creemos que Trump est¨¢ profundamente equivocado¡±.
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