La ¨²ltima batalla de Rafael Correa
El presidente de Ecuador deja el tim¨®n tras diez a?os en el poder. Este domingo se celebran elecciones para votar a su sucesor
Rafael Correa (Guayaquil, 1963) pronunci¨® en su primer discurso de investidura como presidente de Ecuador, en enero de 2007, una frase m¨¢s propia de un l¨ªder opositor que de un gobernante. ¡°La lucha reci¨¦n empieza¡±, afirm¨®. Esa fue la declaraci¨®n de intenciones que acompa?¨® el comienzo de su proyecto, bautizado ¡°revoluci¨®n ciudadana¡±, y que determin¨® el estilo de gesti¨®n del Movimiento Alianza PA?S.
Una de las ideas centrales consist¨ªa en gobernar frente a los poderes financieros y crear de cero un nuevo sistema. Diez a?os despu¨¦s, ese modelo se ha convertido en la se?a del poder pol¨ªtico en Ecuador, ha polarizado a la sociedad y, tras alcanzar elevadas cotas de adhesi¨®n, ha dado evidentes muestras de agotamiento en la ¨²ltima legislatura. Casi 13 millones de ecuatorianos acuden este domingo a las urnas para medir ese trabajo y elegir al sucesor de Correa. Las elecciones est¨¢n marcadas por el peso de esa herencia. As¨ª, la batalla que ha librado el presidente saliente en la ¨²ltima etapa tiene que ver con proteger su imagen en medio de un clima de cambio de ciclo.
El llamado ¡°socialismo del siglo XXI¡± pretendi¨®, en sus inicios, representar una alternativa al neoliberalismo como intent¨® hacer en Venezuela Hugo Ch¨¢vez ¡ªuno de los referentes de Correa¡ª o Evo Morales en Bolivia. Tras asumir el cargo, el presidente de Ecuador, economista con estudios en B¨¦lgica y en Estados Unidos, redujo dr¨¢sticamente las partidas destinadas al pago de la deuda con la intenci¨®n de aprovechar esos recursos para tratar de aplicar un modelo de econom¨ªa expansiva, con inversiones en infraestructuras y servicios p¨²blicos. Funcion¨® gracias a la bonanza econ¨®mica, a la carga fiscal y al precio del petr¨®leo. Pero la sostenibilidad de esa pol¨ªtica ten¨ªa fecha de caducidad. La crisis y una recesi¨®n dieron paso a un frenazo que influir¨¢ en el pr¨®ximo Gobierno.
Por eso, gane quien gane en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, el corre¨ªsmo toca a su fin. Fundamentalmente por dos razones: el margen para la gesti¨®n ser¨¢ m¨¢s escaso y el futuro mandatario ser¨¢, en cualquier caso, una figura muy diferente a la de su antecesor. Incluso el candidato oficialista que encabezaba la mayor¨ªa de las ¨²ltimas encuestas, Len¨ªn Moreno, tiene un talante distinto, menos visceral y m¨¢s discreto. Su contrincante, el banquero Guillermo Lasso que por primera vez en una d¨¦cada logr¨® superar la barrera de la primera vuelta y al que algunas proyecciones situaron en cabeza, promete en cambio romper radicalmente con el pasado reciente.
¡°Tendremos un Gobierno diferente¡±, se?ala el polit¨®logo Adri¨¢n Bonilla, en referencia a que el pr¨®ximo jefe del Ejecutivo no tendr¨¢ la capacidad de microgesti¨®n de la que dispuso Correa. ¡°El escenario va a ser dif¨ªcil, con probables ajustes que van afectar a la pol¨ªticas sociales. Las posibilidades de la pr¨®xima presidencia son limitadas por los horizontes econ¨®micos¡±.
El presidente saliente tiene todav¨ªa una popularidad muy alta entre los votantes, aunque en la ¨²ltima etapa de su mandato ha sufrido importantes grietas incluso en las comunidades ind¨ªgenas que un tiempo le apoyaron y que ahora rechazan las explotaciones mineras. Una de las experiencias centrales de la formaci¨®n pol¨ªtica de Correa fue precisamente la participaci¨®n, a finales de los ochenta, en una misi¨®n salesiana de apoyo a la poblaci¨®n nativa en la parroquia rural de Zumbahua. Y desde Twitter el presidente pregona bajo el perfil MashiRafael. ¡°Mashi en quichua significa ¡°compa?ero¡±, escribi¨®. Pero en la primera vuelta, celebrada el pasadao 19 de febrero, la comunidad de Zumbahua vot¨® mayoritariamente por el opositor Lasso.
El respaldo perdura, en cambio, en los sectores populares y en las zonas golpeadas por el terremoto de 2016, donde el Gobierno logr¨® trasladar una imagen de compromiso con la reconstrucci¨®n. ¡°En Am¨¦rica Latina y en el Ecuador tambi¨¦n tenemos mecanismos de lealtades por servicio, y eso explicar¨ªa las votaciones alt¨ªsimas a Moreno en esas zonas¡±, describe Bonilla.
No obstante, el legado de Correa est¨¢ manchado tambi¨¦n por numerosas denuncias de censura de los medios no afines y por la polarizaci¨®n de la sociedad ecuatoriana. Esto ¨²ltimo qued¨® reflejado en la campa?a electoral, caracterizada por una actitud a la contra de las dos principales opciones, que dejaron en buena medida de un lado el debate ideol¨®gico y propositivo. ¡°En la primera vuelta hubo una predominio y una relativa iniciativa pol¨ªtica del anticorre¨ªsmo, que puso a Alianza PA?S y a Correa a la defensiva¡±, observa Franklin Ram¨ªrez, profesor de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales. ¡°Cuando [Moreno] no pudo ganar en primera vuelta, hubo una sensaci¨®n de triunfo pol¨ªtico de Lasso. Y despu¨¦s hubo un giro. Si en primera vuelta se impuso el anticorre¨ªsmo, en segunda vuelta se impone el antilassismo¡±, prosigue. Si esta confrontaci¨®n tiene que ver con el hombre que, en cualquier caso, deja su cargo, ?c¨®mo queda, entonces, la imagen de Len¨ªn Moreno? ¡°Surfea entre los dos. La mayor¨ªa de la poblaci¨®n ve a Moreno como un buen hombre¡±, dice Ram¨ªrez.
Con todo, la despedida de Correa, que plantea marcharse a B¨¦lgica, est¨¢ rodeada de matices. Lo advirti¨® el mismo presidente en un encuentro con corresponsales despu¨¦s de la primera votaci¨®n: ¡°Si gana la oposici¨®n, probablemente tendr¨¦ que regresar m¨¢s pronto y estar en el momento hist¨®rico que se requiere¡±.
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