El general Flynn ocult¨® como alto cargo de Trump los pagos recibidos de Rusia
Cercado por las investigaciones del Congreso y del FBI, el antiguo hombre de confianza del presidente Donald Trump ha entrado en barrena.
La trama rusa tiene un eslab¨®n d¨¦bil. El teniente general Michael Flynn est¨¢ otra vez en la diana tras descubrirse que en febrero pasado, cuando a¨²n era consejero de Seguridad Nacional, silenci¨® en su declaraci¨®n de bienes los pagos que hab¨ªa recibido por parte de empresas rusas. Flynn intent¨® corregir este ocultamiento, que puede acarrearle consecuencias legales, con una apresurada lista complementaria, pero no pudo frenar el esc¨¢ndalo. Cercado por las investigaciones del Congreso y del FBI, el antiguo hombre de confianza del presidente Donald Trump ha entrado en barrena.
El rastro del dinero puede enterrar a Flynn. La declaraci¨®n muestra retribuciones procedentes de una compa?¨ªa de ciberseguridad rusa (Kaspersky) y de las aerol¨ªneas Volga-Dnepr. Pero el pago m¨¢s espinoso corresponde a 45.000 d¨®lares del grupo medi¨¢tico Russia Today (RT). El motivo fue su asistencia en 2015 a la gala del d¨¦cimo aniversario de la empresa. Durante la celebraci¨®n, lleg¨® a sentarse en la misma mesa que el presidente ruso, Vlad¨ªmir Putin.
El encuentro activ¨® las alarmas en las agencias de inteligencia estadounidenses. No s¨®lo por la cercan¨ªa de Flynn con el mandatario ruso sino porque los servicios secretos consideran que RT particip¨® activamente en la campa?a de desprestigio orquestada por Putin contra Hillary Clinton durante los comicios.
Otro punto oscuro de Flynn tiene su origen en Turqu¨ªa. El grueso de sus ingresos procede de su consultor¨ªa, Flynn Intel Group. Esta compa?¨ªa fue contratada por un intermediario para que ejerciera como lobista a favor de los intereses del presidente turco, Recep Tay?yip Erdogan. El teniente general no tuvo inconveniente en hacerlo pese a que en aquel momento era uno de los principales asesores del candidato republicano Donald Trump y que carec¨ªa de autorizaci¨®n legal para ello.
Estas connivencias y ocultamientos, que pueden derivar en consecuencias penales, han puesto a Flynn en la picota. Durante mucho tiempo, el militar goz¨® de la m¨¢xima confianza de Trump. Disruptivo y radical, luc¨ªa un expediente militar impecable. Gan¨® batallas, fue jefe de inteligencia de unidades de ¨¦lite como los SEAL y Delta Force, y en 2012, de la mano de Barack Obama, lleg¨® a presidir la Agencia de Inteligencia de la Defensa. En lo m¨¢s alto de su carrera, sufri¨® su primera ca¨ªda.
El mando de la agencia apenas le dur¨® 20 meses. Su car¨¢cter tir¨¢nico y la fe ciega en sus propias intuiciones ¨Clos llamados ¡°hechos de Flynn¡±¨C le granjearon la enemistad de sus subordinados y jefes. Destituido por insubordinaci¨®n, abri¨® su consultor¨ªa y se acerc¨® al universo ruso. Una proximidad peligrosa para alguien que hab¨ªa dirigido una de los principales centros secretos de Estados Unidos. Pero su gran salto lo dio cuando entr¨® en el c¨ªrculo de Trump.
El republicano, fascinado por los generales con historial de combate, encontr¨® en Flynn un espejo. Ambos eran duros e imprevisibles. Y m¨¢s importante a¨²n: compart¨ªan el odio al islam y su admiraci¨®n por Putin. Tras ganar las elecciones, el multimillonario anunci¨® que el teniente general dirigir¨ªa el Consejo de Seguridad Nacional, un organismo del m¨¢ximo nivel ejecutivo por el que pasan los grandes secretos de Estado.
Pese a que Barack Obama a¨²n ocupaba el poder, Flynn despleg¨® entonces una intensa actividad y mantuvo una serie de reuniones con el embajador ruso Sergei Kislyak. Los contactos alcanzaron su c¨¦nit el 29 de diciembre, el mismo d¨ªa en que Obama anunci¨® la expulsi¨®n de 35 diplom¨¢ticos rusos por la injerencia del Kremlin en la campa?a electoral.
Ya con Trump en la presidencia, el FBI le interrog¨® por su relaci¨®n con el embajador ruso. El consejero de Seguridad Nacional neg¨® que tuviera nada que ver con las sanciones. Lo mismo dijo ante el vicepresidente, Mike Pence, quien defendi¨® esta versi¨®n en numerosas apariciones p¨²blicas.
Los servicios de inteligencia estadounidenses destaparon la mentira. Una grabaci¨®n revel¨® que Flynn hab¨ªa dado a entender al embajador Kislyak que si Rusia no tomaba represalias ante las sanciones de Obama, el Gobierno de Trump restablecer¨ªa el equilibrio cuando llegase al poder el 20 de enero. Putin, despu¨¦s de esta llamadas, no adopt¨® ninguna medida. La par¨¢lisis sorprendi¨® al mundo. No a Flynn ni a Trump.
Las escuchas llegaron a las manos de la fiscal general interina, Sally Q. Yates. R¨¢pidamente, la responsable del Departamento de Justicia se dirigi¨® a la Casa Blanca a informar de que el Flynn hab¨ªa enga?ado al FBI y al vicepresidente, y que por ello era susceptible de chantaje por el Kremlin. Trump dej¨® pasar el tiempo. Y s¨®lo tras la publicaci¨®n de la conversaci¨®n en The Washington Post decidi¨® prescindir de Flynn. Antes hab¨ªa despidido a la fiscal general por negarse a defender el veto migratorio.
Desde entonces, Flynn, de 58 a?os, no ha dejado de hundirse. Los pagos que recibi¨® de empresas rusas, su trabajo para el Gobierno turco, pero sobre todo sus conexiones con el Kremlin le han situado en el ojo del hurac¨¢n y pueden llevarle ante los tribunales. Su declaraci¨®n ante los comit¨¦s de inteligencia de la C¨¢mara de Representantes y del Senado se espera con ansiedad. El propio Flynn ha caldeado el ambiente con su petici¨®n de inmunidad. ¡°El general Flynn tiene una historia que contar y quiere contarla¡±, ha dicho su abogado. Pero la solicitud no ha prosperado. El recuerdo de Oliver North y las consecuencias de su declaraci¨®n en el caso Ir¨¢n-Contra han podido m¨¢s. Conscientes de que esa inmunidad puede entorpecer las pesquisas del FBI, los parlamentarios la han rechazado. Flynn tendr¨¢ que enfrentarse solo a la investigaci¨®n.
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