Si necesitas algo, est¨¢ el Partido
La difusa l¨ªnea entre el islamista AKP, el Gobierno y el Estado alimenta el clientelismo turco. Anatolia Oriental es un semillero de votos donde la fidelidad al partido se traduce en inversiones y favores
La nieve rodea la localidad de Pazaryolu como si se tratase de un ej¨¦rcito enemigo, obligando a sus habitantes a sumirse en un tedioso letargo invernal. Pero es viernes y los vecinos del lugar ¡ªen su mayor¨ªa jubilados¡ª se congregan en los caf¨¦s en espera de la llamada a la oraci¨®n del mediod¨ªa. No hay mucho m¨¢s que hacer. El ganado no saldr¨¢ a pastar hasta que verdee la pradera y los empleos en otros sectores escasean. Otros pueblos de caracter¨ªsticas similares lucen destartalados, ruinosos, en espera de una muerte segura por despoblaci¨®n. Pero no es el caso de Pazaryolu.
Las paredes han sido pintadas recientemente y se est¨¢n instalando relucientes marcos y tejados de madera en los edificios p¨²blicos y tambi¨¦n en los privados. La carretera que lleva a la localidad ha sido ampliada y asfaltada, un lujo en estas latitudes de la Anatolia Oriental en las que el invierno se prolonga durante la mitad del a?o. ¡°El AKP (el Partido de la Justicia y el Desarrollo, islamista) ha mejorado las calles y la carretera, y ahora planean construir un t¨²nel que nos conecte con la capital provincial¡±, afirma ufano Ahmet, un anciano en un caf¨¦. ?Lo ha hecho el partido con sus propios fondos? ¡°Bueno ¡ªse corrige¡ª, la alcald¨ªa¡±. ¡°En realidad son obras pagadas por el Ayuntamiento metropolitano de Erzurum (la capital de la provincia a la que pertenece Pazaryolu), porque el alcalde es de una aldea cercana¡±, apunta Hassan, otro vecino del pueblo, sin pizca de asombro por dicho favoritismo: ¡°Ahora se apoya a los ganaderos y a los agricultores. Se da dinero a las viudas, a los ancianos y a los necesitados. Antes no recib¨ªan casi nada¡±. Un joven con evidentes signos de discapacidad intelectual pasa tras Ahmet hilando como en una letan¨ªa palabras de agradecimiento: ¡°Tayyip da ayudas. Tayyip nos ayuda¡±.
La confusi¨®n sobre si es el Estado, el Gobierno, el Ayuntamiento, el Partido o el Presidente quien dirige obras e inversiones est¨¢ muy extendida entre la poblaci¨®n turca y al AKP, que gobierna en Turqu¨ªa desde 2002, no le interesa mucho que los m¨¢rgenes dejen de ser tan difusos. De hecho, en Pazaryolu, la oficina del AKP se halla en el mismo edificio que el Ayuntamiento. Poder electo y Partido. Puerta con puerta.
La separaci¨®n de poderes no es algo que preocupe especialmente en esta localidad cuya comarca es una de las m¨¢s fieles votantes de todo el pa¨ªs: el AKP obtuvo el 87 % de los sufragios en las ¨²ltimas elecciones. ?Cu¨¢l es la clave del ¨¦xito? ¡°El servicio que nos dan ¡ªresponde sin dudar Rustu, otro vecino de Pazaryolu¡ª.Antes vot¨¢bamos a otros partidos, pero nos ment¨ªan, se quedaban con todo el dinero del Estado y no repart¨ªan nada al pueblo¡±. Desde luego, desde la llegada del AKP al poder en 2002, servicios p¨²blicos como el transporte urbano o la atenci¨®n sanitaria han mejorado notablemente. Esta fue precisamente la punta de lanza que utilizaron los islamistas para conquistar el poder en Turqu¨ªa desde que lograron algunas de las principales alcald¨ªas del pa¨ªs a mediados de la d¨¦cada de 1990.
La separaci¨®n de poderes no preocupa en esta comarca, una de las m¨¢s fieles del pa¨ªs: el AKP obtuvo el 87 % de votos en las ¨²ltimas elecciones
¡°Cuando lleg¨® Tayyip a la alcald¨ªa de Estambul (en 1994), el Cuerno de Oro ol¨ªa a mierda y ¨¦l lo limpi¨®. Recogi¨® la basura de las calles. Trajo el agua corriente al barrio, que hasta entonces ten¨ªamos que acarrear nosotros a casa¡±, opina una antigua vecina de Erdogan del barrio estambul¨ª de Kasimpasa. Una vez en los ayuntamientos, los islamistas hicieron de los servicios sociales los cimientos de su actual hegemon¨ªa, aumentando el presupuesto y mejorando su gesti¨®n, lo que les vali¨® la simpat¨ªa de aquellos con menos recursos, que hasta entonces hab¨ªan sido ignorados por el Estado. Las autoridades municipales enviaron a sus funcionarios y a los militantes del partido calle por calle, casa por casa, para saber qui¨¦n necesitaba qu¨¦ y conocer de primera mano a sus potenciales votantes. ¡°El AKP no ha invertido en instalar un tejido industrial como hubiera sido necesario. Pero hay que reconocer que Erzurum ha avanzado y que el partido ha hecho mucho por desarrollar un estado del bienestar¡±, cree Erol Aksakal, presidente provincial del sindicato Hak-Is, cercano a los conservadores.
Pero tan importante como solventar los problemas de los ciudadanos, es promocionar qui¨¦n es el art¨ªfice de la soluci¨®n. Cada inversi¨®n, incluso cada acto de beneficencia como las cenas colectivas que se organizan durante el mes de Ramad¨¢n, van acompa?adas de su correspondiente promoci¨®n pol¨ªtica. De hecho, la identificaci¨®n entre servicio p¨²blico y partido llega hasta tal punto que Senem Kili?, excandidata del partido ultranacionalista MHP en Esmirna, denuncia haber sorprendido a funcionarios municipales tratando de convencer a un grupo de mujeres de que, si quer¨ªan recibir ayudas, ten¨ªan que hacerse militantes del AKP. No sorprende pues que, de acuerdo a las cifras oficiales, la formaci¨®n islamista tenga registrados 9 millones de militantes, el 11 % de toda la poblaci¨®n turca.
Los turcos han terminado por aceptar esta imbricaci¨®n entre Estado y Partido, como da cuenta est¨¢ conversaci¨®n familiar ocurrida hace unos a?os y de la que tuvo constancia este periodista:
¡ª El viernes iremos al mitin de Erdo?an¡ª dice el marido.
¡ª No, el viernes no iremos a ning¨²n sitio. En esta casa no se vota al AKP¡ª responde la esposa.
¡ª Debemos ir. Mi socio me ha dicho que pondr¨¢n atenci¨®n en qui¨¦n esta presente y quien no. Si no asistimos, no nos dar¨¢n las obras [de construcci¨®n de un edificio]¡ª sentencia ¨¦l.
¡°Cuando lleg¨® Tayyip a la alcald¨ªa de Estambul, el Cuerno de Oro ol¨ªa a mierda y ¨¦l lo limpi¨®¡±, opina una antigua vecina de Erdogan
Mientras las autoridades saben premiar a localidades leales como Pazaryolu con inversiones, otras como Esmirna (la tercera mayor ciudad del pa¨ªs) se ven castigadas por su inquebrantable apuesta por la oposici¨®n. Si el Ministerio de Transporte ha construido l¨ªneas de metro y tranv¨ªa de las principales capitales provinciales, en el caso de Esmirna el Gobierno central se neg¨® a financiar la instalaci¨®n del suburbano, que hubo de pagar el propio Ayuntamiento mediante cr¨¦ditos captados en los mercados internacionales. Y de igual manera que, a nivel municipal, las alcald¨ªas del AKP mantienen registros sobre las necesidades de los vecinos del lugar, el Gobierno islamista ha creado listas con la adscripci¨®n pol¨ªtica, ¨¦tnica y religiosa de los funcionarios, que utiliza para chantajearlos seg¨²n denuncia el copresidente de la Confederaci¨®n de Sindicatos de Empleados P¨²blicos (KESK), Lami ?zgen: ¡°Nuestros representantes sindicales se ven sometidos continuamente a acoso laboral y algunos han sido obligados a abandonar la militancia ante la posibilidad del despido¡±.
El representante en Erzurum de la Asociaci¨®n de Derechos Humanos (IHD), Medeni Ayg¨¹l, se queja de que la distribuci¨®n de subvenciones y ayudas ha terminado por reforzar un sistema caciquil que, en los primeros a?os de su mandato, el AKP aseguraba querer dejar atr¨¢s: ¡°Hay mucha corrupci¨®n en el reparto de los fondos para la ganader¨ªa y la agricultura. Y, adem¨¢s, los representantes locales del gobierno amenazan a los receptores de dichas ayudas con que si no votan lo que se les dice, se les retirar¨¢n¡±.
Esta concepci¨®n clientelar del gobierno se refleja en los llamados D¨ªas del Pueblo instituidos por los delegados del gobierno de algunas provincias. Estas iniciativas, en principio creadas para escuchar las quejas y propuestas de los ciudadanos, se han convertido en procesiones de vecinos en busca de trabajo o de colocar a alg¨²n pariente. El pasado 1 de marzo, en el encuentro organizado por el gobernador de Erzurum, Seyfettin Azizoglu, un hombre desdentado de 63 a?os tom¨® la palabra:
¡ª ?Qu¨¦ quieres de nosotros?¡ªpregunt¨® el gobernador.
¡ª Estoy harto de alimentarme de sopas. Distinguido gobernador, h¨¢game una dentadura nueva.
Toda la sala estall¨® en carcajadas ante la ins¨®lita petici¨®n. Pero el gobernador prometi¨® pagar los implantes dentales. Cada voto es importante.