Un abismo separa a Trump y Xi en su primera reuni¨®n
A los presidentes les separan sus posiciones en comercio, en medio ambiente y en el modo de proceder con respecto a la amenaza de Corea del Norte
Los l¨ªderes de las dos grandes potencias econ¨®micas del mundo, el estadounidense Donald Trump y el chino Xi Jinping, se vieron este jueves por primera vez las caras en Mar-a-Lago, la mansi¨®n que el magnate norteamericano posee en Florida. Y la cosa no pintaba bien: les separan sus posiciones en comercio, en medio ambiente y en el modo de proceder con respecto a la amenaza de Corea del Norte. Les une, en cambio, un perfil nacionalista dif¨ªcil de manejar en t¨¦rminos diplom¨¢ticos ya que uno y otro se consideran mutuamente adversarios. El bombardeo a Siria, del que Trump inform¨® a Xi Jinping personalmente, irrumpi¨® en una cumbre ya de por s¨ª compleja.
Hay quien estos d¨ªas compara esta cita, que busca ese aire desenfadado y personal, pese a lo alejados que est¨¢n sus protagonistas, con la que Xi mantuvo en 2013 con Barack Obama en California, donde se les vio departir en mangas de camisa. Entonces era Xi el que se estrenaba en el cargo. El nuevo ahora es un empresario neoyorquino que ha sembrado el desconcierto en sus primeros meses en la Casa Blanca.
El arranque de la cumbre, que se prolongar¨¢ todo el viernes, se iba a escenificar anoche con una cena, a la que iban a acudir con sus esposas, Peng Liyuan y Melania Trump. Antes de la cena, Trump aprob¨® el ataque al r¨¦gimen de El Asad. Pero no cabe esperar en estos d¨ªas escenas de golf, deporte que apasiona a Trump y que el presidente chino no practica.
La batalla del comercio
Los dos pa¨ªses llegan a la cumbre con actitudes diferentes. China aspira a sentar las bases de la relaci¨®n bilateral para los pr¨®ximos cuatro a?os, y conseguir el visto bueno de la Casa Blanca a lo que Pek¨ªn describe como ¡°un nuevo modelo de relaciones entre dos superpotencias¡±. Estados Unidos quiere centrarse m¨¢s en asuntos concretos.
En el ¨¢rea de la seguridad, Corea del Norte, que el mi¨¦rcoles dispar¨® un nuevo misil bal¨ªstico al mar de Jap¨®n, ser¨¢ el asunto dominante. Ante la determinaci¨®n norcoreana de desarrollar un misil bal¨ªstico que pueda alcanzar territorio continental estadounidense, Washington ha situado el fin de ese programa de armamento a la cabeza de sus prioridades, y quiere persuadir a Pek¨ªn, el principal aliado de Pyongyang, para que presione a su vecino.
En el ¨¢rea econ¨®mica, el comercio ser¨¢ el protagonista absoluto. Trump acusa a las exportaciones chinas de perjudicar la econom¨ªa de Estados Unidos, quiere que el pa¨ªs asi¨¢tico compre m¨¢s productos made in America y cree m¨¢s empleos en suelo estadounidense. Es posible que China ofrezca una rama de olivo en forma de inversiones en infraestructuras.
¡°Son dos l¨ªderes nacionalistas, pero con un nacionalismo que a menudo ve al otro como a su adversario, as¨ª que mientras algunos en China creen que EE UU est¨¢ intentando contener y desestabilizar al pa¨ªs, para Trump ha sido China el principal motivo de las dificultades econ¨®micas estadounidenses. Estos nacionalismos de suma cero que les sustentan pueden resultar ¨²tiles en la pol¨ªtica interior, pero no son buenas para unas relaciones bilaterales estrechas¡±, explica Richard Bush, experto en Asia de la Brookings Institution.
Xi necesita asegurar una m¨ªnima estabilidad en sus relaciones con Washington y algo de contenci¨®n por parte de la primera potencia en el conflicto de Corea del Norte, sin olvidar la confirmaci¨®n de que la pol¨ªtica de una sola China se mantiene sin variaciones.
En oto?o el Partido Comunista, el verdadero motor del poder en China, celebrar¨¢ un Congreso en el que se renovar¨¢n varios de sus principales cargos. Xi quiere evitar encontronazos con EE UU en los pr¨®ximos meses que puedan distraer de los preparativos de ese c¨®nclave y, sobre todo, alejar el fantasma de una posible guerra comercial. Y reafirma la determinaci¨®n de China de presentarse como nuevo l¨ªder de la globalizaci¨®n econ¨®mica ante la retirada de Estados Unidos, un papel que ya reivindic¨® Xi el pasado enero en el Foro Econ¨®mico de Davos.
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