C¨®mo el Frente Nacional fue derrotado en su primer feudo
La ciudad donde Le Pen padre salt¨® al estrellato internacional ha logrado contenerlo, pero sus ideas siguen all¨ª. Segunda parada del viaje de EL PA?S por tres localidades para explicar qu¨¦ nutre el voto del FN, Dreux.
M¨¢s de treinta a?os despu¨¦s, esta ciudad de 30.000 habitantes sigue llevando el estigma.
¡°Una vez, en el sur de Francia, me preguntaron: ¡®?Usted de d¨®nde es?¡¯ ¡®De Dreux¡¯, les respond¨ª. Y me dijeron; ¡¯Ah, la ciudad del Frente Nacional¡±, recuerda Gis¨¨le Boullais, militante socialista, candidata a la alcald¨ªa en el pasado y exdirectora de una escuela en un barrio de la periferia.
En Dreux los habitantes de una cierta edad no olvidan el 11 de septiembre de 1983. Ese d¨ªa, el FN, aliado con el neogaullista RPR, tuvo su primer ¨¦xito en unas elecciones municipales. Hasta entonces hab¨ªa sido un grup¨²sculo en los m¨¢rgenes m¨¢s tenebrosos de la derecha, una congregaci¨®n de antiguos colaboracionistas con los nazis, excombatientes de Argelia y antisemitas irredentos.
En Dreux se transform¨® en un partido de gobierno. El FN nunca lleg¨® a ser el partido m¨¢s votado ni a tener un alcalde en Dreux ¡ªs¨ª un alcalde adjunto¡ª, pero aquel momento fue el primer pelda?o en su ascenso al poder en Francia, que ahora ve m¨¢s cerca que nunca.
El 11-S de Dreux fue el momento que salt¨® la alarma sobre el FN, entonces liderado por el incendiario Jean-Marie Le Pen. Francia descubri¨®, cuatro d¨¦cadas despu¨¦s del final de la Segunda Guerra Mundial, que bajo el consenso de la V Rep¨²blica lat¨ªan los viejos demonios.
¡°Le Pen¡±, escribi¨® la periodista norteamericana Jane Kramer, ¡°es Francia sin sus hipocres¨ªas civilizadoras¡±.
Hoy el Frente Nacional lleva tiempo fuera del poder en Dreux y no parece que vaya a recuperarlo pronto. Su primer laboratorio de gobierno se presenta como el ant¨ªdoto: la ciudad que primero lo sufri¨® y la que encontr¨® la manera de frenarlo.
?ric Lenud, profesor de historia y geograf¨ªa en una escuela intermedia, ten¨ªa 23 a?os cuando el FN coloc¨® Dreux en el mapa. Como muchos j¨®venes de izquierdas en la ciudad, fue una experiencia que le marc¨®.
¡°Fue frontal: miles de individuos que resist¨ªan en la izquierda¡±, dice en un restaurante del centro de Dreux, que conserva el aire de vetusta ciudad de provincias francesa, con su torre¨®n medieval y el mausoleo de la casa de Orleans.
La llegada al poder del FN se explica, primero, por la desconfianza entre los inmigrantes norteafricanos y la poblaci¨®n de origen aut¨®ctono, en parte procedente de otra inmigraci¨®n, el llamado ¨¦xodo rural.
Con el boom de la posguerra mundial, recuerda Lenud, Dreux se convirti¨® en un sat¨¦lite del anillo industrial de Par¨ªs, una ciudad dormitorio para los obreros que iban a trabajar a las f¨¢bricas locales o a la periferia de la capital, a una hora en coche. Los bloques de viviendas sociales en Dreux ten¨ªan, a imagen de las ciudades modelo del bloque sovi¨¦tico, algo de ciudad modelo de los treinta gloriosos, como llaman en Francia a las tres d¨¦cadas de prosperidad para las clases medias.
La crisis petrolera de los a?os setenta fren¨® en seco la era de bonanza y aviv¨® las tensiones entre las comunidades. ¡°Un mill¨®n de parados son un mill¨®n de inmigrantes en exceso. Francia y los franceses, primero¡±, era uno de los esl¨®ganes del FN en aquella ¨¦poca. Dreux, con su nutrida poblaci¨®n de inmigrantes y una econom¨ªa industrial en dificultad, era el terreno abonado para las ideas de la extrema derecha.
El segundo factor propicio para el FN fue la presencia de un d¨²o de pol¨ªticos avispados como eran Jean-Pierre y Marie-France Stirbois, que entendieron que aquel era el lugar y el momento adecuados. Y el tercer factor fue la decisi¨®n de la derecha gaullista, dirigida entonces en Francia por Jacques Chirac, de aliarse con el Frente Nacional.
Por los mismos factores por los que el FN triunf¨® en Dreux, acab¨® cayendo. La derecha impuso un cord¨®n sanitario en torno al FN. Y el partido no encontr¨® sustitutos para los Stirbois. ?l muri¨® en un accidente de circulaci¨®n en 1988. Ella intent¨® sin ¨¦xito ser alcaldesa de Dreux y despu¨¦s se dedic¨® a la pol¨ªtica nacional y europea.
¡°La ciudad se ha apaciguado, pero la gente no vive realmente junta¡±, dice Na?ma M¡¯Faddel, adjunta al actual alcalde de Dreux, el conservador G¨¦rard Hamel. M¡¯Faddel naci¨® en Marruecos y conoci¨® los barrios de Dreux cuando los inmigrantes de distintos or¨ªgenes y religiones se mezclaban. M¨¢s tarde lleg¨® la segregaci¨®n, ¡°este separatismo social y cultural¡± que encerr¨® a las comunidades en sus barrios y entorpeci¨® la integraci¨®n. Para ella, como tantos aqu¨ª, 1983 fue tambi¨¦n la primera experiencia de compromiso, cuando la movilizaci¨®n de sus amigos franceses contra los radicales la convenci¨® de la bondad del pa¨ªs que la hab¨ªa acogido. ¡°El Frente Nacional no puede ser mayoritario. Porque Francia no es un pa¨ªs extremista y fascistas¡±, dice M'Faddel, autora, con el polit¨®logo Olivier Roy, del ensayo Et tout ?a devrait faire d'excellents fran?ais (Y todo esto deber¨ªa hacer excelentes franceses), sobre las tensiones en los barrios perif¨¦ricos.
No es que Dreux, u otras ciudades gobernadas en Francia desde entonces por el FN, sea m¨¢s extremista que la media; es que aqu¨ª las salvaguardas fallaron.
En Dreux se manifiesta el problema del FN en todo el pa¨ªs, partido dominante pero que ve barrado el paso al poder cuando el resto de partidos se al¨ªan contra ¨¦l. Cuando encuentra aliados, gobierna; en el caso contrario, queda excluido. El sistema de dos vueltas en las elecciones hace que, aunque sea el m¨¢s votado en la primera, en la segunda el resto se una e impida la victoria.
La geopol¨ªtica local, como la de Francia dividida entre las metr¨®polis cosmopolitas y las periferias desconectadas de la globalizaci¨®n, ayuda a entender los conflictos. Dreux est¨¢ compuesto por el centro hist¨®rico y los plateaux, las mesetas norte y sur, donde se encuentran los bloques de viviendas construidas a partir de los a?os cincuenta y sesenta. All¨ª reside la poblaci¨®n de origen inmigrante, mientras que la de origen aut¨®ctono se concentra en el centro y en los pueblos de los alrededores. Cuanto m¨¢s lejos del centro, m¨¢s mujeres con el cabello cubierto. En algunos bares de los plateaux, solo hay hombres.
¡°Existe una verdadera fractura, entre el centro y el resto¡±, constata la socialista Boullais mientras conduce hacia uno de los plateaux. "El potencial del FN sigue aqu¨ª", recuerda.
Donde la ciudad se confunde con el campo, m¨¢s all¨¢ de los edificios de inmigrantes, en un barrio de casas baratas donde viven blancos de clase trabajadora, Jo?l Dieu sale al encuentro de los forasteros. Dieu ¡ªa?os de c¨¢rcel a las espaldas, el cuerpo tatuado, curtido en mil batallas vecinales¡ª recuerda cuando se enfrentaba a palos contra los partidarios de Stirbois en 1983. Ahora votar¨¢ al Frente Nacional.
¡°Cuando ella habla de cerrar las fronteras, no yerra¡±, dice. Ella es Marine Le Pen, hija de Jean-Marie y candidata del FN a las elecciones del 23 de abril y el 7 de mayo. ¡°Les damos [a los inmigrantes] todos los derechos que nosotros no tenemos¡±.
En otro momento del tour, Boullais aparca delante del hipermercado Leclerc en uno de los plateaux, habla con un comerciante local que le expone sus quejas, y entra en un edificio de pisos al que llaman Alcatraz, como la prisi¨®n californiana. La puerta da a una galer¨ªa en estado semirruinoso, que evoca a una prisi¨®n, o a un gueto del tercer mundo. Se acercan dos muchachos con ropa deportiva. Uno de ellos explica que es hijo de inmigrantes senegaleses, tiene 17 a?os y se llama Mamadou Kassubie. Quiere ser mec¨¢nico.
"Yo estoy a favor de Marine Le Pen¡±, dice, y no se sabe si en serio o en broma, o ambos a la vez.