Fillon se queda fuera
Lastrado por el esc¨¢ndalo del 'Penelopegate', el ex primer ministro admite ¡°su derrota¡± y pide el voto para Emmanuel Macron
Hasta hace tres meses era el virtual futuro presidente de la Rep¨²blica, dispuesto a reformar Francia en profundidad y de paso cerrar las heridas de su propia familia pol¨ªtica. Sin embargo, los primeros sondeos a pie de urna dejaban al candidato conservador de Los Republicanos, Fran?ois Fillon, fuera de la segunda vuelta de las presidenciales. Lastrado por el esc¨¢ndalo del Penelopegate, el presunto caso de empleo ficticio de su esposa por el que est¨¢ imputado, el ex primer ministro ha admitido ¡°su derrota¡±, ha indicado que votar¨¢ a favor de Emmanuel Macron y ha lamentado los ¡°obst¨¢culos en su camino¡± en una clara alusi¨®n a las filtraciones de la prensa.
¡°A pesar de todos mis esfuerzos, no he logrado convenceros¡±, ha dicho poco antes de las nueve de la noche desde su cuartel general en el sur de Par¨ªs. ¡°Esta derrota es m¨ªa¡±, ha indicado, antes de pedir unidad ante las legislativas del mes de junio. Pero antes, el ya excandidato ha afirmado que votar¨¢ por Emmanuel Macron, posicion¨¢ndose claramente en el debate que agita a su partido, cuando algunos barones prefieren pedir no votar por Marine Le Pen.
¡°La abstenci¨®n no est¨¢ en mis genes, sobre todo cuando se acerca al poder un partido extremista¡±, ha se?alado. El partido creado por Jean-Marie Le Pen ¡°tiene una historia conocida por su violencia y su intolerancia, su programa econ¨®mico y social llevar¨ªa a la quiebra y, a ese caos, habr¨ªa que a?adir el caos europeo. Se lo aseguro, el extremismo no puede aportar m¨¢s que desdicha y divisi¨®n a Francia¡±, ha conlcuido.
Aunque temida, la noticia es un verdadero mazazo para la derecha, tras una campa?a marcada por las tensiones internas ante la negativa de Fillon, acosado por las revelaciones de corrupci¨®n y finalmente imputado por malversaci¨®n indebida, de apartarse de la carrera a tiempo. Su derrota, junto a la de los socialistas, no solo confirma el fin del bipartidismo en Francia. Abre de nuevo en canal al principal partido conservador, Los Republicanos, heredero de la Uni¨®n por un Movimiento Popular, una m¨¢quina pensada para ganar y en el seno de la cual conviven tendencias que abarcan desde el gaullismo m¨¢s social a la derecha m¨¢s conservadora.
En la ¨²ltima l¨ªnea recta de la campa?a, Fillon, de 63 a?os, hab¨ªa puesto el acento en las grandes tem¨¢ticas de mayor movilizaci¨®n del electorado conservador, como la identidad y la seguridad, prometiendo entre otros una ¡°lucha implacable contra la inmigraci¨®n clandestina¡±. Tras el atentado del jueves por la noche en los Campos El¨ªseos, cuando un yihadista mat¨® a tiros a un polic¨ªa e hiri¨® a otro de gravedad, se marc¨® como ¡°prioridad absoluta¡± la lucha contra el terrorismo. De la derecha conservadora, ortodoxa y cat¨®lica, hasta entonces se hab¨ªa desmarcado por la solidez de su programa econ¨®mico, con medidas como poner fin a la semana laboral de las 35 horas, reducir el gasto p¨²blico en 100.000 millones de euros en cinco a?os y la supresi¨®n de 500.000 puestos de funcionarios.
Fue esa voluntad asumida de sanear de una vez por todas las cuentas p¨²blicas y de asumir el coste para lograrlo la que le hab¨ªa alzado a la victoria en las primarias del centro y de la derecha el pasado oto?o. Tras una larga campa?a sin llamar la atenci¨®n, recorriendo el pa¨ªs sin hacer ruido, se impuso contra todo pron¨®stico, frenando en seco la tentativa de regreso a la primera plana de la pol¨ªtica del expresidente Nicolas Sarkozy ¡ªdel que fue primer ministro entre 2007 y 2012¡ª y frustrando las aspiraciones del gran favorito del momento, el m¨¢s centrista Alain Jupp¨¦. Su victoria, tan inesperada como holgada, le situaba como l¨ªder indiscutible de la derecha.
Su camino se torci¨® con las revelaciones, por entregas, del semanario sat¨ªrico Canard Encha?n¨¦ sobre el empleo presuntamente ficticio de su esposa Penelope, quien fue remunerada como su asistente parlamentaria durante a?os pero de la que la justicia sospecha no ejerci¨® trabajo alguno. Su imagen de hombre ¨ªntegro ante un Sarkozy acosado por los esc¨¢ndalos, y un Jupp¨¦ condenado en 2004 en un famoso caso de empleos ficticios, vol¨® as¨ª por los aires. A medida que los d¨ªas avanzaban, el goteo de nuevas revelaciones ¡ªtambi¨¦n trabajaron para ¨¦l sus hijos y tuvo que justificarse por unos trajes de lujo pagados por un amigo¡ª, la situaci¨®n se hac¨ªa tan insostenible que la pregunta en boca de todos los analistas eran cu¨¢nto tiempo iba a aguantar.
Escudado en la denuncia de una maniobra medi¨¢tica y pol¨ªtica ¡ª¡°he sufrido una tentativa de ataque pol¨ªtico¡±, denunci¨® al inicio de las revelaciones¡ª, Fillon hizo caso omiso de quienes, desde sus propias filas, le ped¨ªan dejar la carrera a tiempo para buscar un plan alternativo. ¡°Nada me desviar¨¢ de la elecci¨®n presidencial¡±, advirti¨®. Se mantuvo firme, a pesar de su imputaci¨®n y de la huida en cadena de personas clave de su entorno, empezando por su director de campa?a, Patrick Stefanini.
Ante el acoso de los esc¨¢ndalos, Fillon hab¨ªa apelado al pragmatismo en una ¨²ltima tentativa por dejar atr¨¢s la pol¨¦mica para concentrarse en lo que consideraba asuntos mayores, el futuro del pa¨ªs. ¡°No os pido que me quer¨¢is, os pido que me apoy¨¦is¡±, recalc¨® en un mitin a dos semanas de la primera vuelta.
Una movilizaci¨®n insuficiente
Cat¨®lico practicante y casado con cinco hijos, Fran?ois Fillon siempre cont¨® con el apoyo fiel del movimiento Sens Commun, creado por los organizadores de las manifestaciones contra la legalizaci¨®n de las bodas entre personas del mismo sexo que empa?aron el inicio de mandato de Hollande, especialistas en movilizar a las masas. Tras el anuncio de la imputaci¨®n de Fillon por el Penelopegate, congregaron a decenas de miles de personas en la plaza del Trocadero en apoyo al candidato, lo que supuso un gran golpe de fuerza del conservador. La concentraci¨®n, el domingo 5 de marzo, marc¨® un antes y un despu¨¦s en la campa?a del pol¨ªtico, quien decidi¨® apelar al pueblo como ¨²nico juez. Una movilizaci¨®n que no ha sido suficiente en las urnas.
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