Choque de doctrinas fiscales
Las iniciativas de los republicados Ronald Reagan y George W. Bush enfrentadas con las de Bill Clinton y Barack Obama
?Es tan relevante el plan de Donald Trump para el crecimiento? Los presidentes que gobernaron Estados Unidos desde la Segunda Guerra Mundial anunciaron una veintena de iniciativas en el ¨¢mbito fiscal. Los recortes m¨¢s importantes en la historia reciente corresponden a la administraci¨®n de George W. Bush, que nada m¨¢s llegar a la Casa Blanca tuvo que lidiar con una recesi¨®n. El multimillonar mira m¨¢s all¨¢ y asegura que su reforma es la m¨¢s importante para la econom¨ªa desde Ronald Reagan. Pero la historia y las estad¨ªsticas ponen en duda su doctrina.
A la espera de que la iniciativa de Trump se concrete en un texto legislativo concreto que tenga el consenso suficiente para ser aprobada en el Congreso, los mayores recortes de impuestos se decidieron con el dem¨®crata John F. Kennedy, en 1964, y con Ronald Reagan, en 1981. En el caso del republicano se completaron con otras medidas que se adoptaron en 1986, 1987 y 1988. En ese periodo de dos d¨¦cadas se redujo el impuesto sobre la renta del 70% al 28%.
Hubo tambi¨¦n cambios con George H.W. Bush, pero fueron menores. El tipo marginal se elev¨® bajo su mandato al 31%. El dem¨®crata Bill Clinton volvi¨® a subirlo cuando lleg¨® a la presidencia, con una nueva legislaci¨®n que firm¨® en 1993 que lo elev¨® al 39,6%. George W. Bush volvi¨® a coger la tijera para salir de la recesi¨®n y lo dej¨® una d¨¦cada despu¨¦s en el 35%. Barack Obama adoptar¨ªa a finales de 2012 una legislaci¨®n por la que coloc¨® el tipo m¨¢ximo a los niveles de la era Clinton.
El r¨¦gimen fiscal que se aplica a las sociedades, en paralelo, sigui¨® una tendencia similar desde los a?os 1950. El tipo baj¨® desde el 50% al 35% actual. Sigue siendo casi 10 puntos porcentuales m¨¢s alto que el de los pa¨ªses ricos. La imposici¨®n efectiva, sin embargo, es muy inferior gracias a que el c¨®digo fiscal estadounidense contempla multitud de deducciones y puertas traseras que dan margen a la ingenier¨ªa fiscal. Las corporaciones logran reducir as¨ª los impuestos a menos de la mitad.
El dogma que utilizaron Reagan y Bush para justificar los recortes en los impuestos es el mismo que utiliza el equipo econ¨®mico de Trump: dar un est¨ªmulo adicional al crecimiento y la creaci¨®n de empleo. De esa manera, en teor¨ªa, se lograr¨ªa compensar lo que se deja de recaudar con el recorte. El magnate convertido a pol¨ªtico propone en paralelo un impuesto m¨¢s reducido para gravar los beneficios que las empresas tienen aparcados en el exterior, para as¨ª incentivar su repatriaci¨®n.
Amnist¨ªa fiscal
George Bush tambi¨¦n ofreci¨® una amnist¨ªa fiscal a las empresas para que trajeran su dinero de vuelta a EE UU. Pero esta medida tuvo un impacto cuestionable. La quincena de empresas que se acogieron a la vacaci¨®n fiscal destin¨® ese dinero a elevar los dividendos y los programas de recompra de acciones para a contentar a los inversores, mientras que redujeron las plantillas en los tres a?os sucesivos as¨ª como el dinero que dedicaron a investigaci¨®n y el desarrollo.
Tambi¨¦n es cuestionable el impacto que tienen estas medidas en el crecimiento. Los analistas, de hecho, no tienen evidencias de que la rebaja de impuestos a individuos potencie la actividad econ¨®mica o fomente la creaci¨®n de empleo. M¨¢s bien tienden a elevar la rentabilidad de las empresas. De hecho, las estad¨ªsticas muestran que la contrataci¨®n privada mejor¨® con Clinton y Obama mientras que empeor¨® en los mandaros de Reagan y Bush.
El argumento de que los recortes de impuestos se pagan solos gracias a que el crecimiento potencia la recaudaci¨®n tampoco se apoya por los datos. Los informes oficiales de la oficina presupuestaria del Congreso, un ¨®rgano bipartidista, muestran que la recaudaci¨®n en t¨¦rminos reales baj¨® o permaneci¨® estancada tras las medidas fiscales de Reagan y Bush. Por el contrario, crecieron despu¨¦s de que Clinton y Obama los subieran. Es una tendencia que choca con la filosof¨ªa republicana.
Bill Clinton, de hecho, lleg¨® a la Casa Blanca con un d¨¦ficit equivalente al 4,5% del producto interior bruto y dej¨® el Despacho Oval con un super¨¢vit del 2,3%. Barack Obama, por su parte, hered¨® un d¨¦ficit que escal¨® al 10% del PIB en 2010, con la crisis financiera dando coletazos, y logr¨® reducirlo al 3,2% en el ejercicio fiscal 2016. Por el contrario, con Reagan pas¨® del 2,5% en 1981 al 5,9% en 1983. Lo mismo pas¨® con Bush, que borr¨® el super¨¢vit que le dej¨® Clinton.
Las ¨²ltimas proyecciones de la oficina del Congreso no solo reafirman esta contradicci¨®n, sino que empeoran el panorama de una forma considerable a partir de las propuestas generales que hace Donald Trump. Anticipa que el crecimiento econ¨®mico no ser¨¢ capaz de sostener un ritmo superior al 2% durante las pr¨®ximas dos d¨¦cadas y prev¨¦ que el d¨¦ficit llegue al 10% en las pr¨®ximas tres d¨¦cadas, lo que disparar¨¢ la deuda p¨²blica al 150% frente al 105% actual.
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