La protesta se extiende a los barrios chavistas de Caracas
Las marchas continuadas en esos sectores suponen un rev¨¦s para un r¨¦gimen que siempre ha presumido del apoyo incondicional de los m¨¢s pobres
La oposici¨®n venezolana ha regresado este mi¨¦rcoles a las calles de Caracas para protestar contra el Gobierno de Nicol¨¢s Maduro. La polic¨ªa militarizada ha dispersado una vez m¨¢s la manifestaci¨®n, que se dirig¨ªa a la Defensor¨ªa del Pueblo, para que no se acercara al centro de la capital. Pero esta vez las autoridades tuvieron mucho m¨¢s trabajo ante la expansi¨®n del descontento. Las manifestaciones ya no se concentran solo en el este de la ciudad, donde reside la clase media m¨¢s antichavista, sino que han llegado al oeste obrero, feudo tradicional del chavismo.
Las protestas continuadas en esos sectores suponen un nuevo rev¨¦s para un r¨¦gimen que siempre ha presumido del apoyo incondicional de los m¨¢s pobres. Cuando el s¨¢bado pasado la oposici¨®n camin¨® hasta la Conferencia Episcopal Venezolana, ubicada en una zona chavista, fue recibida con aplausos y v¨ªtores por los vecinos asomados a los balcones de los edificios. La multitud gritaba "s¨ª se pudo". Es un gesto significativo, porque constata lo que ven¨ªan se?alando las encuestas sobre el masivo rechazo a la gesti¨®n del presidente Nicol¨¢s Maduro. Es la expresi¨®n de un descontento derivado del control de la actividad econ¨®mica durante 14 a?os, en medio del desplome de los precios del petr¨®leo y una p¨¦sima gesti¨®n.
Con la apuesta econ¨®mica del r¨¦gimen, los barrios pobres han sentido con particular sa?a el deterioro de su calidad de vida. Es en ese sector de Caracas donde se siente con m¨¢s fuerza el impacto de la crisis y se observan las filas m¨¢s largas a las puertas de los supermercados. Sin alimentos, sumidos en el caos diario que representa una vida con precarios servicios p¨²blicos y sufriendo los efectos de una inflaci¨®n de tres d¨ªgitos, el oeste de la capital ha decidido darle la espalda al Gobierno y sumarse a las protestas. En un mes ha habido des¨®rdenes en El Valle, el sector donde creci¨® Maduro; el barrio de El Guarataro, cerca del palacio presidencial de Miraflores; y en Catia, donde este mi¨¦rcoles la polic¨ªa arroj¨® gases lacrim¨®genos para dispersar a los manifestantes.
En esos sectores, sin embargo, es muy delgada la l¨ªnea que separa a quienes reclaman un cambio pol¨ªtico de quienes se aprovechan de la crispaci¨®n para delinquir. Hace una semana en El Valle, varias personas intentaron saquear una panader¨ªa. La polic¨ªa asegur¨® entonces que hab¨ªan fallecido ocho personas electrocutadas. Seg¨²n el recuento del Ministerio P¨²blico, desde el 3 de abril se han registrado 27 fallecidos (23 adultos y 4 adolescentes), 437 lesionados y 1.289 detenidos. Este ¨²ltimo dato debe ser actualizado cada d¨ªa porque las protestas se suceden a diario en casi todo el pa¨ªs.
Arraigo popular
La coincidencia entre zonas antes enfrentadas de la capital en un mismo reclamo representa un impulso in¨¦dito a la causa opositora. Cuando el dirigente encarcelado Leopoldo L¨®pez promovi¨® la salida de Maduro en el primer semestre de 2014 se critic¨® que su apuesta representaba a ¨¦lites y clases medias y carec¨ªa de arraigo popular. Con las decisiones del Gobierno de Maduro, que ha deslegitimado al Parlamento y gobierna al margen de la Constituci¨®n, seg¨²n sus detractores y casi toda la comunidad internacional, la oposici¨®n ya es vista como una alternativa de Gobierno dentro del pa¨ªs. La Revoluci¨®n Bolivariana ha dejado de ser la esperanza que alguna vez encarn¨® para los pobres.
La ONG Amnist¨ªa Internacional (AI) public¨® este mi¨¦rcoles un informe, titulado Silencio a la fuerza, que resume los hallazgos de la organizaci¨®n en su reciente visita a Venezuela en febrero: "AI ha constatado la existencia de medidas arbitrarias por parte de los cuerpos de seguridad del Estado y del sistema de justicia que entorpecen el ejercicio de la libertad de expresi¨®n, asociaci¨®n y de participaci¨®n pol¨ªtica".
Para la organizaci¨®n "es sumamente preocupante que existan evidencias que apuntan a la motivaci¨®n pol¨ªtica detr¨¢s de las arbitrariedades y que estas suelan estar asociadas con la cr¨ªtica, la disidencia y la oposici¨®n a las pol¨ªticas gubernamentales".
Amnist¨ªa considera que las detenciones arbitrarias se usan de forma constante "para acallar a la disidencia pol¨ªtica, y que la existencia de pr¨¢cticas de detenciones arbitrarias propicia la comisi¨®n de otras violaciones graves a los derechos humanos, como lo son la tortura y los malos tratos e incluso, las desapariciones forzadas de personas".
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