Un mal candidato para los derechos humanos
Uno de los tres aspirantes que elegir¨¢ la OEA para la Comisi¨®n Interamericana de Derechos Humanos ha llamado especialmente la atenci¨®n, pero no precisamente por sus condiciones para el cargo
En junio, la OEA elegir¨¢ a tres de los siete miembros de la Comisi¨®n Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Uno de los candidatos ha llamado especialmente la atenci¨®n, pero no precisamente por sus condiciones para el cargo.
Carlos Horacio de Casas, abogado penalista argentino, tiene escasa experiencia en el campo de los derechos humanos. Y cuando se ha pronunciado sobre temas como la libertad de prensa ha estado muy lejos de ser un defensor de derechos. Por el contrario, ha manifestado opiniones que contradicen principios b¨¢sicos que la CIDH ha defendido durante d¨¦cadas.
En relaci¨®n con los derechos de las personas LGBT, su posici¨®n parece ser sencillamente decimon¨®nica
De Casas ha criticado la derogaci¨®n del delito de ¡°desacato¡± en Argentina, que sirvi¨® para criminalizar expresiones cr¨ªticas contra funcionarios p¨²blicos. Fue la propia CIDH la que logr¨® que ese delito, que viola la libertad de expresi¨®n, fuera derogado en Argentina y luego en la mayor¨ªa de los pa¨ªses del continente. Si no fuera por esta contribuci¨®n de la CIDH, la libertad de prensa en Am¨¦rica Latina ser¨ªa a¨²n m¨¢s d¨¦bil. Y, como muestra la experiencia reciente de gobiernos populistas en la regi¨®n, las primeras v¨ªctimas de una libertad de prensa d¨¦bil son la democracia y el Estado de derecho.
Asimismo, de Casas se ha referido al aborto como un ¡°atentado a la vida de un inocente particularmente indefenso¡± y lo ha comparado con el robo a mano armada. La CIDH ha sostenido, al contrario, que la penalizaci¨®n del aborto -por ejemplo, cuando la vida o la salud de una mujer est¨¢ en riesgo- viola los derechos humanos al impedir el pleno ejercicio de los derechos reproductivos de la mujer.
Los antecedentes de Carlos de Casas son a¨²n m¨¢s preocupantes en relaci¨®n con los derechos de las personas LGBT, donde su posici¨®n parece ser sencillamente decimon¨®nica. De Casas se ha pronunciado a favor de una decisi¨®n de 1991 de la Corte Suprema argentina, en la cual se le neg¨® la personer¨ªa jur¨ªdica a una organizaci¨®n LGBT argumentando que promover los derechos de minor¨ªas sexuales no se ajustaba al ¡°bien com¨²n¡±.
De Casas, quien ha escrito que ¡°el fundamento ¨²ltimo de toda ley es Dios¡±, podr¨ªa subordinar los est¨¢ndares de derechos humanos a su fe
Los miembros de la CIDH obviamente pueden profesar diversas creencias religiosas, pero tales convicciones no pueden interferir con su obligaci¨®n de aplicar de manera objetiva el derecho internacional. Sin embargo, da la impresi¨®n que de Casas, quien ha escrito que ¡°el fundamento ¨²ltimo de toda ley es Dios¡±, podr¨ªa subordinar los est¨¢ndares de derechos humanos a su fe. De ser as¨ª, estar¨ªa contribuyendo al retroceso de principios clave de derechos humanos.
La CIDH ha sido esencial para formular y defender est¨¢ndares clave en materia de derechos humanos, incluidos sobre independencia judicial y libertad de prensa. Tambi¨¦n ha cumplido un rol central en la defensa de derechos fundamentales, especialmente cuando las instituciones nacionales no est¨¢n dispuestas a intervenir, lo cual ocurre frecuentemente en Am¨¦rica Latina. Esta importante tarea requiere de comisionados con vasta experiencia y con un compromiso genuino con el valor universal de los derechos humanos.
Lamentablemente, de acuerdo a las reglas de OEA, es demasiado tarde para reemplazar a de Casas por otro candidato argentino. Dado el riesgo que este candidato llegue a la CIDH, la ¨²nica opci¨®n viable es retirar su candidatura, a¨²n si esto puede resultar una decisi¨®n dif¨ªcil y costosa. M¨¢s costoso ser¨ªa mantener una candidatura que coloca en entredicho el compromiso del gobierno con una CIDH capaz de enfrentar con firmeza los enormes desaf¨ªos que en la actualidad tienen los derechos humanos en el continente.
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