Viaje al epicentro de la abstenci¨®n
Los habitantes de la periferia de Par¨ªs, donde M¨¦lenchon obtuvo resultados hist¨®ricos en la primera vuelta, dudaron hasta el ¨²ltimo minuto entre votar a Macron o abstenerse
Un grupo de j¨®venes deja pasar la tarde ante sus ojos en un aparcamiento pegado a la estaci¨®n de tren, que comunica a este suburbio con Par¨ªs en quince minutos escasos. A su alrededor hay modestos establecimientos de kebabs y una hilera de comerciantes subsaharianos que chamuscan mazorcas de ma¨ªz. ¡°?Votar? Eso no sirve de nada¡±, afirma uno de ellos. Otros ni siquiera sab¨ªan que este domingo se celebraban elecciones. ¡°De todas formas, yo no tengo papeles¡±, dice un joven pakistan¨ª. Ang¨¦lique, de 40 a?os y origen senegal¨¦s, vot¨® en la primera vuelta, pero este domingo no quiso reincidir. ¡°S¨¦ que es mi deber como ciudadana, pero es superior a m¨ª¡±, explica, unas calles m¨¢s all¨¢, en la frontera entre los municipios de Sarcelles, Stains y Garges. Dice que ninguno de los dos merec¨ªa su voto. ¡°Uno defiende a los ricos. La otra, a los blancos. Yo no soy ninguna de las dos cosas¡±, concluye.
Esta es la Francia que no vota. En algunos casos, porque no tiene permiso para hacerlo, a falta de la nacionalidad requerida. En muchos otros, porque ha dejado de creer en la pol¨ªtica. En la periferia norte de Par¨ªs, ese conjunto de barriadas donde se concentra la poblaci¨®n de origen inmigrante, un paro elevado y mucho fracaso escolar, la abstenci¨®n suele batir r¨¦cords. En Stains, solo el 64,8% vot¨® en la primera vuelta, quince puntos por debajo del promedio nacional. En la localidad vecina de Garges, fueron el 66%. En Sarcelles, no fue m¨¢s all¨¢ del 68%. En elecciones de menor envergadura, no suele superar de mucho el 50%.
En la intersecci¨®n entre los tres municipios, a lo largo de una calle de casas bajas, sin comercios ni servicios a la vista, los ciudadanos exhiben una mezcla de indiferencia y hast¨ªo. En los tres casos, el candidato de la izquierda radical, Jean-Luc M¨¦lenchon, obtuvo en ellas resultados hist¨®ricos en la primera vuelta. En Stains, un 41,5% de los electores vot¨® por M¨¦lenchon, que termin¨® primero. En Garges, donde tambi¨¦n sali¨® en cabeza, fueron el 40%. Tambi¨¦n en Sarcelles lider¨® el primer asalto con un 30% de los votos.
A ese electorado le cost¨® este domingo regalar su voto a Emmanuel Macron. Na?ma, que lleg¨® a Francia desde Algeria siendo una ni?a, lleva 40 a?os viviendo en Stains. Tras muchas dudas, esta electora de M¨¦lenchon termin¨® dando su voto al futuro presidente. ¡°Me ha costado dar el paso, pero dejar ganar a Le Pen supon¨ªa la guerra civil¡±, afirma. Jimy, de 56 a?os, es una de las interventoras en un colegio electoral del municipio, una de las 82 localidades francesas que experimenta con el voto electr¨®nico. Tambi¨¦n ha votado por Macron. ¡°El debate demostr¨® que Le Pen solo sabe ladrar¡±, asegura. La pareja formada por Nabil y Samira, de 30 y 35 a?os, ha acudido a votar con sus dos hijos. Los dos votaron a M¨¦lenchon en la primera vuelta. Este domingo sal¨ªan del colegio electoral con el rostro compungido. ¡°Hemos votado a Macron, pero no esperamos nada de ¨¦l¡±, afirmaban a dos voces. A su lado, Badi, veintea?ero de origen subsahariano, tambi¨¦n apost¨® por Macron tras hacerlo por el candidato antiliberal en la primera vuelta. ¡°Pero no cambiar¨¢ nada. Macron y Le Pen son casi lo mismo¡±, afirmaba.
Recorriendo la v¨ªa del tren hasta Sarcelles, el paisaje empieza a cambiar. Patricia y Brigitte, de 58 y 62 a?os, indican el camino hacia el colegio electoral. ¡°?Ve aquellas torres tan feas? Pues es justo detr¨¢s¡±, se?alan. Las dos acaban de pasar por la urna. Las dos han votado a Le Pen. ¡°Aqu¨ª nos sentimos en minor¨ªa. Vamos a sonarle como viejas agriadas y racistas, pero no es eso. Llevamos m¨¢s de 30 a?os viviendo aqu¨ª y siempre hemos estado todos mezclados. Nuestros hijos fueron al colegio con los suyos. Antes esa mezcla funcionaba, pero ahora ya no¡±, relatan. El interior del colegio est¨¢ casi desierto. Serap, contable de 33 a?os, naci¨® en Sarcelles de padres turcos. Dice haber dudado entre los dos candidatos ¡°hasta el ¨²ltimo segundo¡±. ¡°En la banlieue hay un problema de seguridad. Yo no salgo sola por la noche. Creo que Le Pen habr¨ªa hecho cosas buenas al respecto¡±, afirma. ¡°Pero entonces he recordado que no soy francesa de pura cepa. Y mis padres, todav¨ªa menos¡±, dice con una sonrisa triste. Termin¨® a votando a Macron. Pero lo hizo lanzando una advertencia: ¡°Esperar¨¦ cinco a?os m¨¢s y, si las cosas no mejoran, me pasar¨¦ a la competencia¡±.
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