La destituci¨®n del director del FBI agrava las dudas sobre la trama rusa
Antes de ser despedido, Comey solicit¨® aumentar los recursos para investigar las conexiones del entorno de Trump con el Kremlin
Donald Trump nunca lo ha ocultado. Prefiere el ataque a la defensa. Bajo ese principio tom¨® el martes la decisi¨®n m¨¢s abrupta de su vertiginoso mandato: destituir al director del FBI, James Comey. Fue un ataque a la yugular de unas de las instituciones m¨¢s respetadas de EEUU, pero tambi¨¦n un movimiento dictado, a juicio de sus opositores, por su instinto de supervivencia. La investigaci¨®n de la trama rusa se hab¨ªa vuelto la mayor amenaza en su horizonte pol¨ªtico y Comey, seg¨²n una investigaci¨®n de medios estadounidenses negada por la Casa Blanca, acababa de solicitar m¨¢s recursos para las pesquisas.
Estados Unidos se enfrenta a sus propios demonios. El presidente ha forzado hasta l¨ªmites insospechados el tejido institucional al destituir a Comey. Elegidos por 10 a?os para proteger su independencia, s¨®lo una vez desde su fundaci¨®n en 1908 un director del FBI hab¨ªa sido despedido. Ocurri¨® en 1993 bajo el mandato de Bill Clinton y el motivo fue ¨¦tico: el uso de dinero p¨²blico para fines privados. Desde entonces, la agencia ha soportado todo tipo de tempestades y presiones sin que su responsable cayese.
Reporter: "Why did you fire Director Comey?"@POTUS: "Because he wasn't doing a good job." pic.twitter.com/8CudX3I6kJ
— Fox News (@FoxNews) May 10, 2017
Pasados m¨¢s de tres meses desde la investidura presidencial, la pervivencia de Comey en el puesto parec¨ªa asegurada. Su f¨¦rrea defensa de las pesquisas vinculadas a la trama rusa, encaminadas a desentra?ar si hubo coordinaci¨®n entre el entorno de Trump y la campa?a lanzada por el Kremlin contra Hillary Clinton durante las elecciones, le hac¨ªan merecedor del respeto de sus agentes. Su principal punto de quiebra proced¨ªa precisamente de su tirante relaci¨®n con Clinton. Pese a haber sido nombrado en 2013 por Barack Obama, su decisi¨®n de reabrir el caso de los correos privados de la candidata en octubre, a 11 d¨ªas de las elecciones, fue considerada una traici¨®n. La propia Clinton atribu¨ªa a esta medida parte de su derrota.
El presidente intent¨® aprovechar esta fractura a su favor. Justo el d¨ªa en que el FBI reconoc¨ªa que Comey hab¨ªa dado informaci¨®n falsa al Senado sobre los motivos de la reapertura del expediente de los correos, el mandatario anunci¨® su defenestraci¨®n. Parec¨ªa un castigo a sus errores al prestar testimonio. Pero el motivo del despido, para sorpresa general, no fueron las citadas equivocaciones, sino una resoluci¨®n previa, en julio pasado, de instar el cierre del caso Clinton. Un paso que hab¨ªa sido amargamente criticado por Trump pero que hab¨ªa ca¨ªdo en el olvido.
El argumentario legal para destituirle, basado en que supuestamente suplant¨® el papel del Departamento de Justicia al ordenar el carpetazo, fue elaborado por el ayudante del fiscal general, Rod Rosenstein, y sirvi¨® a su jefe, Jeff Sessions, para solicitar el mismo martes el despido.
La escenificaci¨®n culmin¨® con una dur¨ªsima carta firmada por Trump. En el escrito, despu¨¦s de recordar que Comey le hab¨ªa? informado tres veces de que ¨¦l estaba fuera de la investigaci¨®n de la trama rusa, le calificaba de ¡°incapaz¡± para dirigir el FBI. Como remate a esta humillaci¨®n, el presidente envi¨® a la sede de la agencia a un antiguo guardaespaldas con la misiva. Pero Comey estaba en Los ?ngeles y se enter¨® de su despido por la televisi¨®n.
La abrupta maniobra levant¨® inmediatas sospechas. ¡°La decisi¨®n del presidente de despedir al hombre que est¨¢ a cargo de investigar la colusi¨®n con Rusia despierta la pregunta de si la Casa Blanca no est¨¢ interfiriendo en una investigaci¨®n criminal¡±, afirm¨® el congresista Adam B. Schiff, l¨ªder dem¨®crata en el Comit¨¦ de Inteligencia de la C¨¢mara de Representantes. En esta l¨ªnea, la oposici¨®n atac¨® al fiscal general por haber intervenido en el despido de Comey pese a estar inhabilitado para tratar cualquier asunto relacionado con la trama rusa debido a que minti¨® al Senado sobre sus reuniones con el legado de Vlad¨ªmir Putin en Washington, Sergei Kislyak.
Otro punto negro fue el descubrimiento, negado vehementemente por la Casa Blanca, de que Comey, lejos de arredrarse ante las presiones, hab¨ªa solicitado la semana pasada un notable incremento de personal y recursos para la investigaci¨®n. Y que la reuni¨®n, siempre seg¨²n The New York Times y The Washington Post, la hab¨ªa mantenido con el ayudante del fiscal general, el mismo que d¨ªas despu¨¦s le dio la puntilla.
Toda esta carga agudiz¨® la sensaci¨®n de crisis institucional en Washington. Deteriorada la confianza en el presidente y ante el riesgo de que el despido fuese utilizado para neutralizar el caso, los dem¨®cratas pidieron el nombramiento de un fiscal independiente o de un comit¨¦ especial que blindase las pesquisas. La solicitud fue respaldada por unos pocos republicanos, entre ellos, el excandidato presidencial John McCain, y el presidente del Comit¨¦ de Inteligencia del Senado, Ricard Burr.
Pero la plana mayor republicana se moviliz¨® para frenar m¨¢s deserciones. El vicepresidente, Mike Pence, pidi¨® mantener la confianza en el FBI, y el l¨ªder de la mayor¨ªa republicana en el Senado, Mitch McConnell, desech¨® cualquier posibilidad de nombrar un investigador especial. El presidente, como ya es habitual, fue m¨¢s lejos que ninguno.
En un compulsivo chorro de tuits primero atac¨® a los dem¨®cratas por su cinismo al defender al Comey. Y luego sac¨® el pu?al contra el ca¨ªdo. Augur¨® que le sustituir¨ªa alguien que ¡°har¨ªa un trabajo mucho mejor¡± y record¨® que el director del FBI hab¨ªa perdido la confianza de ¡°casi todos en Washington¡±. ¡°Cuando las cosas se calmen, me lo agradecer¨¢n¡±, afirm¨®, no sin antes retuitear un reportaje de la publicaci¨®n sensacionalista Drudge Report sobre los esc¨¢ndalos de la era Comey.
Comey lost the confidence of almost everyone in Washington, Republican and Democrat alike. When things calm down, they will be thanking me!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) May 10, 2017
De poco sirvieron los aspavientos. Las dudas sobre la trama rusa persisten y la certidumbre de que Mosc¨² intervino en las elecciones a favor del republicano y de que su entorno mantuvo estrechas relaciones con el Kremlin pesan mucho m¨¢s que el juego sucio del presidente. Los pr¨®ximos pasos ser¨¢ determinantes para establecer el per¨ªmetro de la crisis. Si el elegido para sustituir a Comey liquida la investigaci¨®n, el esc¨¢ndalo ya ser¨¢ imparable y Estados Unidos tendr¨¢ que hacer frente a un se¨ªsmo pol¨ªtico de magnitud desconocida.
Es una posibilidad que nadie descarta. Pero tambi¨¦n numerosos expertos, entre ellos el ex fiscal general Alberto Gonzales, sostienen que el FBI tiene capacidad interna para resistir presiones. Otros se?alan que las comisiones del Senado y la C¨¢mara de Representantes pueden hacer frente a cualquier laguna y dar vida a las pesquisas. La partida no est¨¢ perdida. Pero Trump nuevamente la ha llevado al l¨ªmite. Ese lugar donde tan bien se mueve.?
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