Mujeres, la asignatura pendiente
La brecha salarial y los casos de acoso y discriminaci¨®n indican que el machismo est¨¢ lejos de erradicarse en la meca tecnol¨®gica del mundo
Silicon Valley presume de ser el lugar m¨¢s avanzado del mundo. Donde en cuesti¨®n de segundos, solo con el m¨®vil, se puede pedir comida a domicilio, solicitar una persona para limpiar la casa, o incluso encargar un poco de marihuana para aliviar las molestias de pasar el d¨ªa frente al ordenador.
Pero en su carrera hacia el progreso ha dejado a la mitad de la humanidad en la cuneta. En la capital mundial de la tecnolog¨ªa se discrimina y acosa a las mujeres. El gran problema, que no se quiere ver y no se sabe c¨®mo atajar, sale a la luz cada vez con m¨¢s frecuencia.
La fuerza laboral de Silicon Valley est¨¢ compuesta en su mayor¨ªa por hombres. En Google las mujeres no llegan al 30% de la plantilla. En Twitter y Yahoo! la cifra es similar. Seg¨²n un estudio de Tracy Chou, en Pinterest, Mozilla y Airbnb solo el 12,42% de los puestos t¨¦cnicos los ocupan mujeres. Una cifra que choca con la cantidad de ingenieras existentes: el 17% de los nuevos titulados son del g¨¦nero femenino.
Facebook no facilita sus datos. La semana pasada sufri¨® un duro golpe al ser acusada por sus propias empleadas de trato desigual. Las ingenieras de la compa?¨ªa llegaron a la conclusi¨®n de que sus c¨®digos de programaci¨®n eran rechazados un 35% m¨¢s que los aportados por los hombres de la plantilla. En programaci¨®n se suele trabajar en procesos colaborativos, en los que las piezas se ensamblan en un repositorio com¨²n. El director del proyecto aprueba, rechaza o hace un refactor, como se llama a las correcciones. Sheryl Sandberg, segunda de a bordo, neg¨® la situaci¨®n.
Hace un mes, Google recibi¨® la llamada del Departamento de Trabajo. El organismo considera que, en ese imperio en el que los datos son vectores de toma de decisiones, las mujeres reciben una remuneraci¨®n inferior a la de los hombres por un trabajo similar. En febrero, un post de una ingeniera de Uber que acababa de dimitir daba testimonio de las sucesivas humillaciones y c¨®mo nadie prest¨® atenci¨®n al caso a pesar de denunciarlo. La startup ha puesto la investigaci¨®n en manos de Arianna Huffington, y ha contratado al ex fiscal general Eric Holder para analizarlo y sacar conclusiones. Tres meses despu¨¦s, no hay respuesta.
Hermanas, viudas, novias...
La mayor¨ªa de las escasas mujeres que ostentan el ansiado cargo de CEO arrastran la sombra de un parentesco o v¨ªnculo con ejecutivos varones en Silicon Valley; eso parece reforzar su elecci¨®n, casi un toque de nepotismo. Por ejemplo, Marissa Mayer, al frente de Yahoo, fue novia de Larry Page, cofundador de Google.
Anne Wojcicki fue la esposa de Page hasta 2014. Ella es la CEO de 23andMe, la firma que ha puesto de moda los an¨¢lisis de ADN. Su hermana Susan es la CEO de Youtube, la divisi¨®n de v¨ªdeo de Google.
Sheryl Sandberg, es viuda de Dave Goldberg, fundador y CEO de SurveyMonkey. Ahora mismo es la mujer m¨¢s poderosa de Silicon Valley. Es decir, hay lugar para las mujeres, pero siempre con una referencia, con una ligaz¨®n que las relacione con un hombre de ¨¦xito en el valle.
En la tierra de las oportunidades, donde emprender es una religi¨®n, el sexo tambi¨¦n marca la relaci¨®n con los inversores de capital riesgo, los verdaderos impulsores de ideas. Agustina Sartori es una ingeniera uruguaya de 30 a?os que lleg¨® a la zona con un sue?o: crear una aplicaci¨®n que recomendase a las mujeres el mejor maquillaje seg¨²n su estilo, edad y facciones. Recorri¨® Sand Hill Road, la calle donde tienen sus despachos los inversores de capital riesgo. Una y otra vez se repet¨ªan las mismas preguntas: ¡°?Vas a tener hijos? ?Qu¨¦ plan de vida tienes?¡±. Despu¨¦s se dio cuenta de que daban por hecho que estaba casada solo por llevar un anillo en el anular.
Seg¨²n los estudios de Diana Project, una iniciativa sobre las mujeres en el mundo de los negocios del Babson College (Massachusetts), solo el 2,7% del dinero de capital riesgo termina en propuestas lideradas por mujeres. Glamst, la startup de Sartori, se fund¨® finalmente en 2014. Desde entonces, ha conseguido captar m¨¢s de dos millones de d¨®lares y tiene como clientes a Dior, Maybelline o Lancome. ¡°Cada obst¨¢culo superado es un triunfo para todas. No basta con estudiar y destacar en un entorno competitivo, se nos exige m¨¢s¡±, afirma.
Seg¨²n una encuesta a 200 mujeres de alto rango en el sector, el 60% hab¨ªa recibido proposiciones sexuales no deseadas. Literalmente, dicen haber desarrollado una habilidad inesperada: ¡°Saber rechazarlos cuidadosamente¡±. El informe refleja que el 66% se sienten excluidas de oportunidades por su g¨¦nero. Bo Ren, directora de producto de Tumblr, cree que se mantiene una cierta cultura de vestuario: ¡°Esas conversaciones solo de hombres, en actividades en las que no cuentan con nosotras, sirven para tomar decisiones o compartir ideas. Es una cultura cerrada¡±.
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