China presenta en sociedad su nueva y millonaria Ruta de la Seda
Pek¨ªn celebra una cumbre sobre su principal iniciativa exterior, tan ambiciosa como a¨²n vaga
Como si no hubieran pasado m¨¢s de mil a?os. Entonces los mercaderes anunciaban a viva voz especias, seda, caballos alazanes dignos de un emperador. Hoy, los gritos de los comerciantes proponen fideos, pinchos de cordero, enormes panes redondos, frutos secos, sedas y baratijas. En las callejuelas del barrio musulm¨¢n en el centro de Xi¡¯an, el bullicio hoy d¨ªa es similar al que deb¨ªa escucharse en sus mercados en el siglo IX, cuando esta ciudad, entonces capital china, era uno de los extremos de la Ruta de la Seda que comunicaba Oriente y Occidente.
¡°?Una nueva Ruta de la Seda? Eso es algo para las grandes empresas, las que exportan. A la gente de la calle no nos va a cambiar nada. Ni para mal¡ ni para bien¡±, se encoge de hombros Ban Chao, un vendedor de baratijas. Unos metros m¨¢s all¨¢, Lin Lu, un hombre de negocios de 60 a?os que intenta comprar unos fideos t¨ªpicos, se declara, en cambio, muy optimista. ¡°Por supuesto que una nueva Ruta de la Seda va a beneficiarnos a la ciudad y al pa¨ªs. Al norte van a abrir una zona de libre comercio. Han inaugurado autopistas. Esto cada vez va a ir a mejor¡±.
Ban y Lin hablan del ambicioso proyecto inspirado en aquellas antiguas caravanas de mercanc¨ªas entre Europa y Asia y que Pek¨ªn ha convertido desde hace dos a?os en su principal prioridad exterior: una ambiciosa red de conexiones de infraestructuras, transporte y comercio que enlace China con el resto del mundo.
No ha parado en barras para promover la idea a bombo y platillo y por todos los medios necesarios, incluida la celebraci¨®n de una cumbre que se inaugura este domingo en Pek¨ªn y a la que asisten jefes de Estado y de Gobierno de 28 pa¨ªses, entre ellos el ruso Vlad¨ªmir Putin, el argentino Mauricio Macri, la chilena Michelle Bachelet, y el espa?ol Mariano Rajoy.
Pero, como las opiniones contradictorias de Ban y Lin ponen de manifiesto, a¨²n reina la confusi¨®n en torno a en qu¨¦ exactamente consistir¨¢, en ¨²ltima instancia, este plan que Xi Jinping propuso hace dos a?os y que todav¨ªa sigue siendo tan ambicioso como vago.
Para sus cr¨ªticos, se trata de un plan de China para aumentar su influencia en el mundo, expandirse en Asia y convertirse en la nueva potencia dominante. Para sus defensores, empezando por el propio Gobierno en Pek¨ªn, es casi una panacea para todos los males globales, una iniciativa que permitir¨¢ el desarrollo de los pa¨ªses m¨¢s pobres de alrededor, beneficiarse a todos de un aumento del comercio y generar toda suerte de sinergias.
¡°En esencia es una iniciativa de cooperaci¨®n internacional, y estar¨¢ abierta a todos los pa¨ªses y regiones que lo deseen¡±, afirmaba el mes pasado el ministro de Exteriores, Wang Yi. Entran, pues, en el plan 68 pa¨ªses que suman 4.400 millones de personas y el 40% del PIB mundial. Incluye proyectos tan diversos como el tren Madrid-Yiwu, el corredor China-Pakist¨¢n y un oleoducto que conectar¨¢ el sur de China con Birmania y la bah¨ªa de Bengala. Los folletos sobre la cumbre incluyen hasta un proyecto para difundir la medicina tradicional china en Catalu?a.
El Gobierno chino afirma que desde 2014, sus empresas han suscrito contratos relacionados con la Ruta por valor de 305.000 millones de d¨®lares (279.000 millones de euros). Pek¨ªn ha creado un fondo de 36.000 millones de euros dedicado espec¨ªficamente a sufragar proyectos, y buena parte de los 91.500 millones de euros con que est¨¢ dotado el Banco Asi¨¢tico de Inversi¨®n en Infraestructuras (BAII) tambi¨¦n se invertir¨¢n en ellos. Seg¨²n sus funcionarios, Pek¨ªn espera invertir hasta 732.000 millones de euros en los pr¨®ximos cinco a?os.
Ciudades como Xi¡¯an tienen previsto convertirse en un centro log¨ªstico de transporte en la nueva ruta. En sus afueras se situar¨¢ una zona, Xixi¡¯an, de libre comercio, desarrollo tecnol¨®gico y comercio
En parte, con este plan China aspira a desarrollar las provincias de su oeste, m¨¢s pobres que la costa, y a crear nuevos mercados en los pa¨ªses de Asia Central, tradicionalmente dominados por Rusia. Puede aprovechar parte de la sobrecapacidad que padece en sectores como el acero, y conseguir que sus empresas de infraestructuras obtengan en el extranjero los contratos que ya no consiguen en el saturado mercado interno.
Aunque no toda la raz¨®n de ser del proyecto es meramente econ¨®mica: en Asia ¡ªapunta Tom Miller, de Gavekal Economics y autor del libro China`s Asian Dream?(el sue?o chino de Asia) sobre la Nueva Ruta de la Seda¡ª ¡°es dif¨ªcil encontrar proyectos s¨®lidos¡± en cuanto a transparencia y viabilidad. Pek¨ªn es consciente de que parte ¡ªuna parte probablemente importante¡ª?de las inversiones ser¨¢ a fondo perdido. Seg¨²n los c¨¢lculos de Miller, China podr¨ªa perder el 80% de su inversi¨®n en Pakist¨¢n, un 50% de lo puesto en Myanmar y 30% en Asia Central. Los trenes de larga distancia que salen cargados de territorio chino regresan semivac¨ªos: su relaci¨®n tardanza-precio est¨¢ a¨²n en desventaja frente al barco.
M¨¢s influencia
Para China, la importancia del proyecto radica tambi¨¦n en su inter¨¦s geoestrat¨¦gico. Detr¨¢s de esta iniciativa se encuentra el deseo de abrirse una salida hacia ?frica, Europa y Oriente Medio que no pase por el cuello de botella del estrecho de Malacca y un posible conflicto en el mar del sur de China.
A ello se le suma el deseo de Xi Jinping de convertir a China en un actor de importancia en el escenario global. El lema El Sue?o Chino, uno de los favoritos del presidente del pa¨ªs, incluye devolverle su percibida grandeza de otros siglos: ¡°Ser en Asia lo que Estados Unidos es en Occidente. China debe estar al menos al mismo nivel¡±, explica Miller.
La celebraci¨®n de la cumbre de este domingo forma parte de este c¨¢lculo. Es ¡°una oportunidad para Xi de bru?ir sus credenciales como l¨ªder global¡± y de la globalizaci¨®n econ¨®mica, como ya hizo en enero pasado en la cumbre de Davos (Suiza) ante la aparente retirada estadounidense del escenario mundial.
Pese a las buenas palabras oficiales, la iniciativa a¨²n encara numerosos interrogantes. Adem¨¢s de la viabilidad de algunos de sus proyectos, tambi¨¦n suscita dudas la situaci¨®n de la seguridad en muchos de los pa¨ªses beneficiarios del proyecto. Y una fuerte presencia de empresas, trabajadores y capital chino puede crear resentimiento entre la poblaci¨®n local. En enero, las protestas en Sri Lanka contra el puerto de Hambantota, de construcci¨®n china, acabaron en violencia.
En Xi¡¯an, en el barrio musulm¨¢n, los habitantes consideran que a¨²n hay que tener paciencia para aguardar los resultados. Aunque ya advierten de una primera consecuencia sobre este hipot¨¦tico desarrollo: ¡°Aqu¨ª en el centro¡±, dice Lin, ¡°el precio de la vivienda en dos a?os ha aumentado casi un tercio¡±.
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