Venezuela secuestrada
Las figuras m¨¢s encumbradas del Gobierno de Maduro podr¨ªan sufrir condenas en el exterior si pierden el poder
Nicol¨¢s Maduro se ha transformado en un dictador. Ya no se comporta como un representante democr¨¢tico, sino como el secuestrador de la voluntad popular. La ¨²ltima maniobra para reforzar ese cautiverio es la convocatoria a una Asamblea Constituyente cuya consecuencia m¨¢s inmediata ser¨ªa la suspensi¨®n de todo cronograma electoral. Los numerosos l¨ªderes opositores encerrados en sus prisiones son la cruenta met¨¢fora de un confinamiento al que est¨¢ sometida toda la naci¨®n.
Los venezolanos intentan emanciparse de ese yugo. Esperan una presi¨®n m¨¢s vigorosa de la comunidad internacional. Y se movilizan. A medida que el Gobierno se vuelve m¨¢s opresivo, la Mesa de Unidad Democr¨¢tica, que agrupa a la oposici¨®n, eval¨²a nuevas estrategias para resistir. El objetivo es que la Administraci¨®n termine de hundirse en una crisis.
El chavismo se est¨¢ volviendo m¨¢s tir¨¢nico porque los venezolanos perdieron la paciencia
Uno de los planes consiste en reorganizar las manifestaciones. Hasta ahora el impulso lleg¨® desde las capas medias, que se lanzan sobre las grandes avenidas. Los sectores m¨¢s desamparados se incorporan, despu¨¦s, a esa corriente. Ahora se analiza promover protestas en los barrios m¨¢s humildes de Caracas, como Catia, La Vega o Petare. Son laberintos precarios, donde se siente todo el rigor de la escasez. All¨ª los militares se resisten a ingresar por temor al descontrol. El prop¨®sito est¨¢ claro: poner en crisis el aparato represivo de Maduro. Ya existen algunos indicios de desobediencia militar. Hace 10 d¨ªas, el l¨ªder opositor Henrique Capriles inform¨® que hab¨ªan sido detenidos 85 oficiales de la Fuerza Armada por negarse a atacar a un grupo de manifestantes.
El otro programa de resistencia son los trancazos, como el que comenz¨® este lunes. En el interior del pa¨ªs pueden volverse estrat¨¦gicos. Hay regiones donde estos cortes tienen derivaciones inquietantes. En M¨¦rida, Trujillo o San Crist¨®bal, sobre los Andes, los trancazos bloquean el abastecimiento de verduras y hortalizas para las grandes ciudades. Algo parecido sucede con la ganader¨ªa en la zona zuliana, es decir, en municipios como Perija o Col¨®n, donde se produce el 70% de la carne y el 30% de la leche que se consume en Venezuela. El Gobierno no est¨¢ en condiciones de enfrentar el desabastecimiento. Entre otras cosas, porque carece de divisas para importar la mercader¨ªa.
La tensi¨®n provoca fisuras en el equipo de Maduro. El jueves pasado fue removida la ministra de Salud, Antonieta Caporale, por divulgar estad¨ªsticas del a?o 2016 que demostraron el incremento de la mortalidad materna e infantil. Tambi¨¦n la reaparici¨®n de enfermedades que se supon¨ªan erradicadas, como la malaria y la difteria. Caporale desnud¨® las falacias de su jefe, para quien en Venezuela no existe una crisis humanitaria.
Es posible que Luisa Ortega D¨ªaz, la fiscal general de la Rep¨²blica, siga los pasos de la ministra de Salud. Ortega D¨ªaz levant¨® su voz a fines de marzo cuando el Tribunal Supremo avanz¨® sobre las facultades de la Asamblea Nacional. Una versi¨®n insistente indica que Maduro estudia sacarla de la Fiscal¨ªa despu¨¦s de que Ortega criticara el sometimiento de civiles a la justicia militar.
Desde comienzos de a?o, cuando el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional captur¨® al diputado Gilber Caro y a la activista Steyci Scalona, el uso de los tribunales militares para hostigar a los opositores se ha vuelto m¨¢s y m¨¢s frecuente. M¨¢s de 250 detenidos est¨¢n expuestos a los juzgados castrenses. Para justificarlo se les acusa de planear acciones terroristas. La utilizaci¨®n de este fuero, que violenta cualquier garant¨ªa constitucional, no pretende nada m¨¢s que amedrentar. Obedece tambi¨¦n a la ineficacia de los magistrados ordinarios. Del colapso estatal venezolano s¨®lo se salva el n¨²cleo represivo.
El chavismo se est¨¢ volviendo m¨¢s tir¨¢nico porque los venezolanos perdieron la paciencia. Pero tambi¨¦n porque Maduro y los jerarcas que lo rodean se encuentran sin salida. Reaparece el eterno c¨ªrculo vicioso. El autoritarismo conduce a la corrupci¨®n. Y la corrupci¨®n impide el abandono del poder, alimentando el autoritarismo.
Las figuras m¨¢s encumbradas del Gobierno podr¨ªan sufrir condenas en el exterior si pierden el poder. El Estado se ha vuelto una guarida. Por eso se suspende todo cronograma electoral. El diputado Diosdado Cabello, que hasta enero del a?o pasado presidi¨® la Asamblea Nacional, es investigado por presuntas conexiones con el narcotr¨¢fico por la justicia de Estados Unidos. En noviembre de 2016, dos sobrinos de la esposa de Maduro, Efra¨ªn Campo Flores y Francisco Flores de Freitas, fueron condenados en Nueva York por tr¨¢fico de drogas.
En los ¨²ltimos d¨ªas este problema se agrav¨®. El jueves pasado, un fiscal neoyorquino acus¨® al ministro de Relaciones Interiores y Justicia, N¨¦stor Reverol, de enriquecerse protegiendo a narcos que trafican coca¨ªna por Centroam¨¦rica, M¨¦xico y Estados Unidos. Dos d¨ªas antes, el Departamento del Tesoro comunic¨® que existen documentos capaces de probar que el vicepresidente Tareck el Aissami, y su prestanombre, Samark Jos¨¦ L¨®pez Bello, son narcotraficantes.
Cada vez que hubo una iniciativa de di¨¢logo con el Gobierno, la oposici¨®n reclam¨® la liberaci¨®n de los presos pol¨ªticos, la apertura de un canal humanitario, garant¨ªas para la independencia de poderes y restituci¨®n de las facultades de la Asamblea Nacional. En ninguna tratativa se contempla un monto de impunidad para Maduro y sus colaboradores. Para ellos se trata de una garant¨ªa indispensable. Es lo que exige todo secuestrador acorralado a cambio de no liquidar a su reh¨¦n.
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