EE UU acusa a Siria de emplear un crematorio clandestino para ocultar sus ejecuciones en masa
El Departamento de Estado ofrece fotos satelitales de una supuesta planta de incineraci¨®n en la c¨¢rcel de Saidnaya


El horror tiene un nuevo nombre para la memoria: Saidnaya. Estados Unidos acus¨® hoy al r¨¦gimen sirio de haber construido un crematorio clandestino para hacer desaparecer los restos de las ejecuciones en masa perpetradas en esta c¨¢rcel militar pr¨®xima a Damasco. Como prueba de su denuncia, ya aireada en meses anteriores por organizaciones no gubernamentales, aport¨® fotograf¨ªas tomadas por sat¨¦lite y prometi¨® ofrecer m¨¢s datos pr¨®ximamente. Al mes del bombardeo a Siria, esta declaraci¨®n de Washington rompe cualquier atisbo de calma en la zona y apunta directamente a Rusia e Ir¨¢n como supuestos colaboradores de las atrocidades.
El terror reina en Saidnaya. Al menos 50 opositores, seg¨²n EEUU, son asesinados ah¨ª al d¨ªa. Muchas veces de una sola tanda y con la horca. Amnist¨ªa Internacional calcula que entre marzo de 2011 y diciembre de 2015, el r¨¦gimen mat¨® entre 5.000 y 13.000 prisioneros. Fueron muertes sin juicio. En masa. Pura liquidaci¨®n pol¨ªtica.
Los relatos que han emergido de los escas¨ªsimos supervivientes describen el infierno en la tierra. Hacinamiento, violaciones, torturas y ejecuci¨®n final. ¡°Los detenidos tienen los ojos vendados, no saben ni cu¨¢ndo ni c¨®mo morir¨¢n hasta que les colocan la soga al cuello¡±, se?ala Amnist¨ªa Internacional. Una descripci¨®n a la que el subsecretario para Oriente Medio en funciones, Stuart Jones, a?adi¨® nuevos y terribles detalles.
¡°Hasta ahora se pensaba que los cuerpos eran enterrados en fosas comunes, pero ahora creemos que el Gobienno sirio ha instalado un crematorio en la prisi¨®n de Saidnaya con el fin de no dejar evidencia de las ejecuciones en masa¡±, explic¨®.
Para la Casa Blanca, la existencia de la incineradora marca un "nuevo nivel de depravaci¨®n del r¨¦gimen" y supone un contundente argumento para exigir a El Asad que detenga inmediatamente sus ataques a la poblaci¨®n civil y la oposici¨®n. ¡°Y Rusia debe tomar responsabilidad para que esto ocurra¡±, se?al¨® el diplom¨¢tico.
La denuncia supone adem¨¢s un nuevo paso en la reci¨¦n inaugurada estrategia de Donald Trump de aislar al r¨¦gimen y forzar su retirada. Un giro catalizado en abril pasado tras el bombardeo qu¨ªmico lanzado por aviones sirios contra poblaci¨®n civil en Jan Sheijun. Una matanza en la murieron 87 civiles, entre ellos una treintena de ni?os.
En apenas 48 horas, la salvaje agresi¨®n fue contestada por Estados Unidos con el lanzamiento de 59 misiles Tomahawk contra la base a¨¦rea de Shayrat (Homs). El golpe, preciso y contundente, supuso una clara advertencia a Mosc¨² y Teher¨¢n de las nuevas l¨ªneas rojas de Washington.
Aunque Rusia respondi¨® con un furibundo ataque verbal, las aguas volvieron poco a poco a cauce. Tanto Trump como Putin evitaron golpearse directamente. Y los intereses estrat¨¦gicos quedaron inc¨®lumes: ambos pa¨ªses mantuvieron su intenci¨®n de cooperar en la lucha contra las bases terroristas del ISIS.
Este entendimiento qued¨® plasmado hace dos semanas con una conversaci¨®n telef¨®nica entre ambos mandatarios. ¡°Los presidentes Trump y Putin coincidieron en que el sufrimiento en Siria ha ido demasiado lejos y todas las partes deben hacer lo que puedan para acabar con la violencia¡±, indic¨® la Casa Blanca en un comunicado. A la semana siguiente, esta aproximaci¨®n fue sellada con la simb¨®lica visita del ministro de Asuntos Exteriores ruso al Despacho Oval.
En este contexto, la denuncia del Departamento de Estado no supone una ruptura del marco de cooperaci¨®n pero s¨ª el recordatorio de que la sangr¨ªa tiene un l¨ªmite. Tras seis a?os de combates, 320.000 muertos y 10 millones de desplazados, la guerra siria se ha vuelto un conflicto abismal que amenaza con enterrar no s¨®lo a un pa¨ªs herido, sino devolver al siglo XXI la memoria de un horror que se cre¨ªa olvidado. Los cr¨ªmenes de Saidnaya lo recuerdan.
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