Trump abre una crisis de confianza con sus aliados al revelar material secreto a Rusia

Donald Trump ha vuelto a sacudir la Casa Blanca hasta los cimientos. La revelaci¨®n de que el presidente facilit¨® informaci¨®n de alto secreto sobre el grupo terrorista ISIS al ministro de Exteriores ruso y su embajador en Washington ha abierto una profunda brecha en su credibilidad. La fractura no s¨®lo alcanza al pa¨ªs que le facilit¨® los datos clasificados (supuestamente Israel) o los aliados con los que EEUU comparte material reservado, sino a sus propios servicios de inteligencia. En el n¨²cleo de la seguridad nacional crece d¨ªa a d¨ªa la desconfianza.

La vuelta atr¨¢s ya es imposible para Trump. Cuando el 20 de enero entr¨® en la Casa Blanca era el hombre providencial, el antisistema que m¨¢s all¨¢ de luchas partidistas iba a drenar el pantano y poner las cosas en su sitio. Apenas cuatro meses despu¨¦s, la Casa Blanca es ya el mismo pantano.

No hay semana que no venga atada a un cartucho de dinamita. Las explosiones son constantes. Y cada vez es mayor el ¨¢rea destruida. La pen¨²ltima carga fue la destituci¨®n fulminante del director del FBI, James Comey. La ca¨ªda del responsable de investigar la trama rusa abri¨® una fuerte crisis y cuando el incendio a¨²n segu¨ªa vivo, Trump se ha visto envuelto en otro esc¨¢ndalo.

La reuni¨®n el pasado mi¨¦rcoles en la Casa Blanca fue de alto voltaje. Se celebr¨® al d¨ªa siguiente del despido de Comey y ten¨ªa como protagonistas a dos personajes que levantan ampollas en los servicios de inteligencia: el canciller Serg¨¦i Lavrov y el embajador Serg¨¦i Kislyak.

Rusia ha sido durante d¨¦cadas un adversario y, tras su escandalosa injerencia en la campa?a electoral a favor de Trump, las agencias de inteligencia consideran que es un peligro para la democracia estadounidense. Bajo estas coordenadas, la cita generaba una enorme desconfianza. En el encuentro, seg¨²n la reconstrucci¨®n ofrecida por The Washington Post, el presidente, ansioso de obtener el apoyo ruso en su ofensiva contra el ISIS, revel¨® detalles de un supuesto operativo del grupo terrorista para atentar en aviones mediante ordenadores port¨¢tiles. Y dio el nombre de la ciudad donde se estaba desarrollando el plan.

Era material altamente secreto. Datos extremadamente sensibles facilitados por un pa¨ªs aliado, supuestamente Israel seg¨²n The New York Times, que no hab¨ªa dado permiso para compartirlos. La dinamita hab¨ªa estallado.

Pese a que el presidente tiene autoridad para desclasificar informaci¨®n confidencial, la oposici¨®n, expertos, antiguos agentes e incluso el senador republicano John McCain le acusan de haber fallado a quienes conf¨ªan en Estados Unidos. Tanto por compartir material que no estaba destinado a ello, como por hacerlo con los rusos, aliados en la zona de Ir¨¢n.

"Trump ha amenazado mucho m¨¢s que a una fuente clave en el ISIS, ha divulgado informaci¨®n recogida por un aliado sin su permiso. Esto es una ruptura en la confianza que puede da?ar no s¨®lo nuestras relaciones con el pa¨ªs en cuesti¨®n, sino con otros. Desde hoy, en todo el mundo se van a pensar dos veces sin merece la pena compartir informaci¨®n con EEUU¡±, ha escrito el profesor Stephen Tankel, exconsejero del Departamento de Defensa. ¡°En cuesti¨®n de seguridad es una de las mayores acusaciones que se han hecho contra un presidente¡±, remach¨® el profesor de Derecho de Harvard Alan Dershowitz.

La maniobra de contenci¨®n de da?os de la Casa Blanca apenas tuvo efecto. La defensa corri¨® a cargo del respetado consejero de Seguridad Nacional, Herbert R. McMaster. Presente en la reuni¨®n, el antiguo general calific¨® la filtraci¨®n de ¡°falsa¡±, pero su argumentaci¨®n se limit¨® a se?alar que el presidente no hab¨ªa desvelado ¡°m¨¦todos ni fuentes de inteligencia¡±. Algo que nadie hab¨ªa sostenido.

Pocas horas despu¨¦s, el propio Trump le dej¨® en evidencia cuando confirm¨® en Twitter que s¨ª hab¨ªa facilitado informaci¨®n al canciller Lavrov. ¡°Como presidente quise compartir con Rusia, en una reuni¨®n fijada abiertamente en la Casa Blanca, hechos relacionados con terrorismo y seguridad a¨¦rea, algo a lo que tengo absoluto derecho. Mi deseo es que Rusia intensifique su lucha contra el ISIS y el terrorismo¡±, escribi¨®.

Sus palabras, al igual que sucediera con el caso Comey, ahondaron la crisis. McMaster y el propio secretario de Estado, Rex Tillerson, solidario en el desmentido, quedaban en entredicho. Y el presidente, saltando en el filo de la navaja.