James Comey, el jugador de ajedrez
Cuando ten¨ªa 15 a?os un criminal apodado 'Ramsey el violador' lo tuvo retenido. Logr¨® escapar. Dice que eso le hizo mejor fiscal. El exdirector del FBI ha puesto a la Administraci¨®n Trump en jaque
¡°Jim es un jugador de ajedrez¡±. En 2003 New York Magazine pregunt¨® a Eric Holder, exfiscal general, sobre un conocido jurista al que George W. Bush hab¨ªa decidido nombrar n¨²mero dos del Departamento de Justicia. ¡°?l no est¨¢ pensando solo en cu¨¢l es el impacto del movimiento que va a hacer hoy", dijo Holder, "¨¦l piensa: ¡®?Cu¨¢l es el impacto que tendr¨¢ ma?ana? ?y dentro de un mes, dos meses, seis¡?¡±. Los primeros meses de la Administraci¨®n Trump y el fantasma de la trama rusa se han convertido en un partida de ajedrez. Y el ¨²ltimo movimiento, la filtraci¨®n de una nota del propio Comey, revelando supuestas presiones del presidente Trump para cerrar la investigaci¨®n sobre Michael Flynn, adquieren mimbres de jaque al rey.
En los libros que se escriban sobre estos meses vertiginosos de la pol¨ªtica americana, James B. Comey (Yonkers, Nueva York, 1960) aparecer¨¢ como personaje clave en el ascenso de Trump y en sus demonios. En octubre, a pocos d¨ªas de las elecciones, el entonces director del FBI anunci¨® que reabr¨ªa la investigaci¨®n sobre los correos de Hillary Clinton (pese a que lo cerrar¨ªa muy poco despu¨¦s y que la hab¨ªa exculpado meses atr¨¢s), una bomba que en aquel momento lastr¨® a la candidata dem¨®crata. Meses despu¨¦s, en el marco de la investigaci¨®n de los v¨ªnculos entre Rusia y el equipo de Trump, se ha convertido en el agente capaz de poner patas arriba al nuevo Gobierno.
Se sabe que es metodista, que creci¨® en una familia de origen irland¨¦s, que tiene cinco hijos y que a los 15 a?os vivi¨® un episodio brutal: un criminal apodado Ramsey el violador lo retuvo a ¨¦l y su hermano peque?o a punto de pistola en su casa de Nueva Jersey, que ambos lograron escapar y volvi¨® a perseguirles. Se sabe que record¨® a aquel hombre cada d¨ªa de su vida durante a?os, que aquel episodio -le hizo hecho mejor fiscal, que le ayud¨® a entender a las v¨ªctimas. Y se sabe tambi¨¦n que toma notas de las reuniones, que as¨ª lo ha hecho de las conversaciones con Trump, que lo expuls¨® del cargo la semana pasada y le amenaz¨® con revelar charlas grabadas.
Siempre ha querido dejar claro que no es de nadie. Ha estado registrado como republicano la mayor parte de su vida, pero se acab¨® dando de baja del partido y, ahora se define como absolutamente apol¨ªtico, afan¨¢ndose en recalcar su independencia del poder pol¨ªtico, ahora y en el pasado.
Comey no se ha arrugado ante los presidentes en el pasado. Como n¨²mero dos en Justicia con Bush hijo, marc¨® territorio al negarse a autorizar un programa de grabaciones secretas que funcionarios le presionaban a bendecir. Es uno de los gestos que le sirvi¨® para ganarse la confianza de los dem¨®cratas y que llev¨® a Barack Obama a ponerle al mando de los federales en 2013. ¡°No le importa la pol¨ªtica, solo le importa hacer su trabajo¡±, dijo Obama. Ha pasado por el sector privado, por la contratista de defensa Lockheed Martin y el fondo de inversi¨®n Bridgewater.
En su escritorio del FBI, guardaba un documento muy especial: la solicitud que Edgar Hoover hizo en su d¨ªa al Departamento de Justicia para poder grabar a Martin Luther King. ¡°Toda la solicitud no era de m¨¢s de cinco frases, sin hechos ni sustancia, y se apoyaba en la desnuda afirmaci¨®n de que ¡®hay influencia comunista en la situaci¨®n racial¡±, cont¨® en una conferencia en Georgetown en 2015. Comey ped¨ªa a sus agentes que visitaran de vez en cuando el monumento a King en Washington. ¡°Quiero asegurarme de que recordamos los errores y aprendemos de ellos¡±, dijo. The New Yorker cont¨® esta an¨¦cdota en una pieza de primeros de abril. Ahora Comey ya no est¨¢ en ese despacho, donde tambi¨¦n guardaba en ¨¦l notas de sus reuniones de alto nivel.
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