Cuba: as¨ª no
La apertura de un centro comercial de lujo en La Habana es noticia en medio de la recesi¨®n
La apertura de un mall de lujo no es ya noticia en ning¨²n pa¨ªs latinoamericano, con una excepci¨®n: Cuba. Tema de comentario tanto por los locales como por la prensa internacional, la inauguraci¨®n del mall Manzana de G¨®mez en La Habana hace unos d¨ªas despert¨® curiosidad no s¨®lo en habitantes de la capital sino en turistas del extranjero.
Empleadas que ganan apenas el equivalente de 12 d¨®lares al mes vendiendo cremas rejuvenecedoras a 160 d¨®lares la onza o c¨¢maras de fotos a m¨¢s de 7.000 d¨®lares, significa para algunos optimistas algo alentador pues atraer¨ªa m¨¢s turistas; para otros locales apuntar¨ªa a socavar el sue?o de una sociedad igualitaria en la que algunos de esos productos cuestan m¨¢s que los ingresos de toda una vida de un empleado del Estado.
Esto ocurre en medio de la recesi¨®n m¨¢s grave en Cuba desde el dram¨¢tico Per¨ªodo Especial que sigui¨® al colapso de la Uni¨®n Sovi¨¦tica a inicios de los noventa. Sin una gravedad tan seria como la de esos a?os, la crisis pol¨ªtica en Venezuela ya le ha significado a Cuba una disminuci¨®n dr¨¢stica en los env¨ªos de petr¨®leo y en pagos por servicios de personal m¨¦dico cubano en Venezuela. Ese mall u otros parecidos significan, en ese contexto, muy poco dentro de un marco de un d¨¦ficit fiscal de m¨¢s del 10%.
La recesi¨®n actual se suma a una econom¨ªa ya despatarrada. El crecimiento de la inversi¨®n estaba ya trabado por una mara?a de reglas e intereses que no tienen que ver con la crisis venezolana. Con precisi¨®n The Economist ha hablado del doble embargo que hoy afecta a Cuba.
Uno es el ya conocido: la pol¨ªtica de Estados Unidos, relajada un tanto en los ¨²ltimos meses del Gobierno de Obama. El otro son las pol¨ªticas paralizantes de una convocatoria realmente ambiciosa a la inversi¨®n nacional y extranjera, que han acabado por generar una econom¨ªa de escasez permanente, una estructura de ingresos ca¨®tica e impredecible y una plaga de corruptelas. Por ejemplo, para importar mobiliario y equipo para una inversi¨®n, el particular no lo puede hacer transparentemente (monopolio del Estado) por lo que los ingeniosos la hacen pasar como ¡°repatriaci¨®n¡± de efectos personales.
Pese al aumento acelerado del ingreso de turistas extranjeros en los ¨²ltimos dos a?os, llama poderosamente la atenci¨®n el muy limitado impacto que eso viene teniendo en la inversi¨®n. Esta podr¨ªa ser inmensa y no lo es. El sector hotelero, por ejemplo, se encuentra cuasi monopolizado por la empresa estatal Gaviota ¡ªde propiedad del ej¨¦rcito¡ª que da un servicio muy caro y a la vez deficiente. Con esa empresa tiene que asociarse cualquier inversionista extranjero. Pero tiene que estar dispuesto no s¨®lo a ese forzoso matrimonio, sino a asuntos m¨¢s disfuncionales como el que s¨®lo sea a trav¨¦s de ella que, por ejemplo, la gerencia del hotel contrate al personal que trabaje en el hotel.
Mientras un firme pragmatismo no abra caminos distintos ser¨¢n escasos los caminos de salida a una situaci¨®n en la que cualquier funcionario altamente calificado del Estado gana en un mes lo que un gu¨ªa tur¨ªstico o taxista gana en medio d¨ªa. Hay modelos de apertura econ¨®mica (Vietnam, China, etc.) que han funcionado. Como lo ha explicado la instituci¨®n Brookings, con mejores pol¨ªticas de promoci¨®n de la inversi¨®n, para el 2030 el turismo podr¨ªa estar generando m¨¢s de 10.000 millones de d¨®lares, el doble de lo que suman todas las exportaciones de la isla. Eso va m¨¢s all¨¢ de epis¨®dicas aperturas de malls de lujo.
Se est¨¢, pues, ante grandes dilemas que en apariencia parecer¨ªan ser ideol¨®gicos. En realidad se trata de un conjunto de intereses de grupo y de instituciones que perder¨ªan mucho poder de flexibilizarse ante la inversi¨®n, tanto extranjera nacional. Acabar con este ¡°embargo¡± interno ¡ªcubierto de ideolog¨ªa y de ret¨®rica igualitaria¡ª no es f¨¢cil. Si, como parece, hay un grupo relevante en el Estado que no est¨¢ dispuesto a perder poder, cambiar esto requiere decisiones impostergables para que la isla encuentre un rumbo de crecimiento sostenido y de merecido bienestar.
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