El derribo de un barrio chi¨ª desata un conflicto sectario en Arabia Saud¨ª
La ONU condena el plan que los activistas ven como un castigo a su comunidad por parte del Gobierno sun¨ª
Las im¨¢genes difundidas a trav¨¦s de las redes sociales muestran ca?onazos, tiroteos y edificios destruidos. Pero no se trata de Siria ni de Irak, sino de la localidad saud¨ª de Awamiya, a 400 kil¨®metros al este de Riad. Los enfrentamientos estallaron el pasado d¨ªa 10 a ra¨ªz del plan oficial de demolici¨®n del casco antiguo, que los residentes consideran un castigo a su comunidad, perteneciente a la minor¨ªa chi¨ª de Arabia Saud¨ª y centro de una larga trayectoria de activismo contra el Gobierno (sun¨ª). Cientos de familias han resultado desplazadas y al menos tres personas muertas, incluido un polic¨ªa.
Hasta ah¨ª los datos verificados. Ante la falta de acceso independiente a la zona, s¨®lo es posible contraponer los relatos completamente discordantes de las partes. Las autoridades saud¨ªes, citadas en la prensa local, responsabilizan de los incidentes a ¡°terroristas¡± que utilizan ¡°cohetes, artefactos explosivos y minas para obstruir el trabajo de un proyecto de desarrollo en el barrio de Al Musawara, y atacan al personal de seguridad y a los obreros¡±. La poblaci¨®n culpa a las fuerzas de seguridad.
¡°Est¨¢n usando armamento pesado¡±, denuncia un activista en un correo electr¨®nico enviado a EL PA?S. De acuerdo con su relato, las fuerzas de seguridad tienen sitiada la ciudad y sus miembros intimidan a los residentes ¡°en los controles de entrada y salida¡±. Tambi¨¦n se queja de una campa?a de sectarismo contra la comunidad chi¨ª en los medios de comunicaci¨®n saud¨ªes y las redes sociales. Otros activistas elevan a seis los muertos.
Al Musawara, literalmente ¡°amurallado¡±, es el casco antiguo de Awamiya, una ciudad de unos 25.000 habitantes en la Provincia Oriental de Arabia Saud¨ª, que se ha convertido en centro de la resistencia de los chi¨ªes, que se quejan de discriminaci¨®n y cuyo malestar ha crecido desde la ejecuci¨®n del cl¨¦rigo disidente Nimr al Nimr el a?o pasado. El barrio, algunos de cuyos edificios tienen cuatro siglos, est¨¢ considerado un modelo hist¨®rico de poblaci¨®n amurallada y albergaba a entre 2.000 y 3.000 personas, con una mezcla de viviendas, peque?os comercios, lugares de culto y mercado. A principios de a?o, el gobernador regional, Jaled al Safian, estim¨® en 488 el n¨²mero de casas que iban a ser demolidas, seg¨²n el diario Okaz.
A los residentes les preocupa la ausencia de inmuebles residenciales en el plan, que pretende transformar el barrio en un ¨¢rea comercial y de servicios. Eso va a agravar la actual escasez de vivienda y encarecer su precio, lo que obligar¨¢ a muchos a marcharse de la ciudad. Algunos lo ven como un castigo por su activismo.
La ONU, que en abril ya se mostr¨® contraria al proyecto, critic¨® el pasado mi¨¦rcoles tanto el derribo de las viviendas como el desahucio de sus ocupantes. ¡°Estas destrucciones borran las huellas de este patrimonio cultural, hist¨®rico y vivido, y constituyen una clara violaci¨®n de las obligaciones de Arabia Saud¨ª bajo la ley internacional de derechos humanos¡±, declar¨® la relatora especial para los derechos culturales, Karima Bennoume. Esta experta acusa a las fuerzas saud¨ªes de haber ¡°da?ado y quemado de forma irremediable¡± edificios hist¨®ricos.
El Gobierno justifica la demolici¨®n como parte de un plan de modernizaci¨®n de la zona y para acabar con el santuario desde el que proscritos armados atacan a las fuerzas de seguridad. En los ¨²ltimos meses, los medios saud¨ªes han informado de varias agresiones contra funcionarios locales, incluido un juez chi¨ª el pasado diciembre.
De acuerdo con Al Safian, el presupuesto para compensar a los afectados asciende a 764 millones de riales (182 millones de euros), pero muchos de los afectados han rechazado la compensaci¨®n y solicitan ayudas para renovar las estructuras en ruinas. Desde enero, sin embargo, las autoridades les han presionado para que se vayan, con cortes de luz entre otras f¨®rmulas. Leilani Farha, la relatora especial de la ONU para el derecho a la vivienda digna, ha calificado lo que ocurre en Al Mosawara como ¡°un desalojo forzado¡±.
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