Trump deja clara su discrepancia con las pol¨ªticas mayoritarias del G7
La cumbre presiona al presidente de EE UU para que de marcha atr¨¢s en asuntos clave como el medio ambiente y el comercio internacional
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Nadie recordaba este viernes en Taormina (Italia) una cumbre del G7 ¡ªel grupo de democracias m¨¢s industrializadas¡ª con mayor tensi¨®n y fricci¨®n pol¨ªtica. Un desencuentro provocado por la diferencia de criterios del presidente de EE?UU, Donald Trump, y los otros seis mandatarios, en la mayor¨ªa de grandes acuerdos alcanzados en los ¨²ltimos a?os en comercio, medioambiente o en la relaci¨®n con Rusia. Pese a las sutilezas en las que se basan estas citas, nadie ocult¨® el clima crepuscular que se cierne sobre el G7. No est¨¢ ni siquiera claro que se alcance una declaraci¨®n final conjunta. El mensaje del presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, no pudo ser m¨¢s apocal¨ªptico: ¡°Si no logramos una mayor unidad, la situaci¨®n del mundo se nos puede ir de las manos¡±.
La distancia es tan evidente, que ni siquiera se malgast¨® el tiempo poniendo pa?os calientes. Especialmente despu¨¦s de los roces del d¨ªa anterior en Bruselas, donde Trump reproch¨® el escaso gasto militar a los miembros de la OTAN y critic¨® el super¨¢vit del comercio internacional de Alemania con la expresi¨®n ¡°son muy malos¡±. En ese campo, como en la mayor¨ªa, no hubo apenas avances.
El multilateralismo y la b¨²squeda de acuerdos no es el h¨¢bitat natural del presidente estadounidense. De modo que solo quedaba encontrar en el laberinto diplom¨¢tico algunas puertas que permaneciesen todav¨ªa abiertas. Al final del d¨ªa, sin embargo, solo se lleg¨® a la firma de un previsible comunicado sobre la lucha contra el terrorismo y a la confirmaci¨®n de que, pese a la presi¨®n del resto de potencias, EE UU necesita m¨¢s tiempo para decidir si rompe los acuerdos contra el cambio clim¨¢tico alcanzados en Par¨ªs.
La sensaci¨®n en el arranque de la 43? edici¨®n del G7 ¡ªblindada por tierra, mar y aire con 10.000 hombres¡ª era la del fin de una prol¨ªfica era de acuerdos y el inicio de un insondable orden construido sobre intereses unilaterales. Muchas novedades sobre la mesa, pocas esperanzadoras. Una cumbre que llega demasiado pronto para unos, y en medio de un proceso electoral para otros. Debutaban cuatro mandatarios Emmanuel Macron, Paolo Gentiloni, Theresa May y Donald Trump. Y los focos se dirigieron principalmente a la brit¨¢nica ¡ªpor primera vez represent¨® en el G7 a un Reino Unido con un pie fuera de la Uni¨®n Europea¡ª y al presidente de EE UU. Aislado por su propia visi¨®n del mundo ¡ªincluso f¨ªsicamente en los paseos que realizaron los mandatarios por Taormina¡ª, el liderazgo de EE UU en el G7 qued¨® voluntariamente diluido en Taormina.
Detectada la vacante, y en vista de que m¨¢s de la mitad de l¨ªderes no ten¨ªan experiencia en esta cita, la UE dispar¨® primero con una contundente rueda de prensa de Tusk y del presidente de la Comisi¨®n Europea, Jean-Claude Juncker. El tono fue inusualmente directo, sin excusas, exigiendo mantener las sanciones a Rusia y reclamando acuerdos comerciales y clim¨¢ticos. Como si los 27 buscasen recuperar en Taormina la autoridad perdida. ¡°No es ning¨²n secreto que los l¨ªderes que se ver¨¢n hoy tienen diferentes posturas en asuntos como el comercio y el cambio clim¨¢tico¡±.
Acuerdo para cobatir el terror en Internet
El terrorismo no desaparece, se transforma. Esa fue una de las conclusiones a las que se lleg¨® ayer en Sicilia y que permiti¨® a?adir a la declaraci¨®n conjunta contra el terrorismo un acuerdo para combatir el auge del yihadismo en la Red. Se trata de una de las grandes demandas de la primera ministra brit¨¢nica, Theresa May que, adem¨¢s, agradeci¨® el apoyo recibido tras el atentado de M¨¢nchester.
El documento lo resume as¨ª: ¡°El G7 llama a los proveedores de Internet y empresas de redes sociales a aumentar su esfuerzo para eliminar contenido terrorista. Les animamos a desarrollar tecnolog¨ªa que detecte y elimine autom¨¢ticamente el contenido que promueva la violencia. Contrarrestaremos la propaganda que apoya al terrorismo y el extremismo violento¡±.
El medioambiente era uno de los grandes temas que hab¨ªan marcado a fuego la agenda de la cumbre. Pero qued¨® tambi¨¦n sepultado por la deriva unilateral impuesta por EE UU. Donald Trump anunci¨® cuando lleg¨® a la presidencia del pa¨ªs que no respetar¨ªa los acuerdos alcanzados en Par¨ªs en 2015. El cambio clim¨¢tico, dijo, le parec¨ªa una ¡°estafa¡±. Sin embargo, la presi¨®n recibida en los ¨²ltimos d¨ªas ¡ªincluso por parte del papa Francisco, que le pidi¨® expl¨ªcitamente que diera marcha atr¨¢s¡ª invitan a pensar que puede haber alguna novedad. Paolo Gentiloni confirm¨® al t¨¦rmino de las reuniones que EE UU ¡°ha abierto una reflexi¨®n interna¡± y que tomar¨¢ su propia decisi¨®n en los pr¨®ximos d¨ªas. Theresa May reconoci¨® tambi¨¦n las diferencias pero asegur¨® que todos son conscientes de la importancia del asunto. Merkel, sin embargo, m¨¢s concisa y transparente, prefiri¨® definir el debate, como ¡°controvertido¡±.
La fractura parece tan amplia que, a media tarde, empez¨® a circular la idea de que ser¨¢ imposible emitir este viernes un comunicado conjunto. Especialmente debido a las discrepancias en los compromisos sobre inmigraci¨®n. De hecho, uno de los objetivos de celebrar la cumbre en Sicilia era poner el foco en la crisis migratoria. Este a?o llegar¨¢n a las costas italianas unos 200.000 migrantes procedentes de Libia y la idea era llegar a un acuerdo que fijase el problema y su soluci¨®n como un asunto global. Una propuesta que cuenta con el respaldo de la canciller alemana, Angela Merkel, que es consciente del peso excesivo que ha soportado Italia desde el comienzo de la crisis. Pero que, de nuevo, no entra en las prioridades de la administraci¨®n estadounidense.
Al final del d¨ªa, el chiste que resum¨ªa la jornada en los pasillos del G7 invocaba aquel lema con el que comenz¨® la era Trump: America first. Una visi¨®n del mundo que complica sobremanera este tipo de cumbres y cuyo significado pudo descifrar en sus carnes el d¨ªa anterior el primer ministro de Montenegro, Dusko Markovic, que recibi¨® un brusco manotazo de alguien que se abr¨ªa paso a su lado. Al darse la vuelta, descubri¨® a un satisfecho Donald Trump ajust¨¢ndose la americana.
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