¡°La Constituyente no resuelve los problemas de Venezuela¡±

Antes de que comience con el vendaval de cr¨ªticas hay que presentarlo. Se llama Miguel Rodr¨ªguez Torres (Caracas, 1964), es mayor general retirado del Ej¨¦rcito de Venezuela y fue el primer ministro del Interior, Justicia y Paz de Nicol¨¢s Maduro. Le toc¨® comandar la represi¨®n de las protestas del primer semestre de 2014, que arrojaron la encarcelaci¨®n y posterior sentencia del celeb¨¦rrimo preso pol¨ªtico Leopoldo L¨®pez.

Durante la presidencia de Hugo Ch¨¢vez fue el responsable del Servicio Bolivariano de Inteligencia (SEBIN) en dos ocasiones (2002-2005 y 2009-2013). Rodr¨ªguez Torres conoce, por tanto, a esa gran caja negra que es la llamada revoluci¨®n bolivariana, incluso desde antes de ser Gobierno, porque particip¨® en la intentona golpista del 4 de febrero de 1992 contra el entonces presidente, Carlos Andr¨¦s P¨¦rez. Ese dato es crucial porque permite entender c¨®mo evolucion¨® el pensamiento econ¨®mico de Ch¨¢vez, por un lado, y ubica en una l¨ªnea de tiempo las luchas internas de su movimiento pol¨ªtico, que derivaron en la imposici¨®n de un r¨¦gimen de inspiraci¨®n cubana en Venezuela y en el distanciamiento progresivo de quienes siempre resistieron el modelo castrista o quedaron fuera del grupo que administra la renta petrolera.

Rodr¨ªguez Torres, un militar nacionalista y bolivariano, m¨¢s pr¨®ximo a la idea de un Gobierno socialdem¨®crata que no tenga reservas con el capital privado ni reniegue de los acuerdos pol¨ªticos, rompi¨® con Maduro cuando fue destituido como ministro en octubre de 2014 despu¨¦s de un a?o y medio en el cargo. Con el paso de los meses decidi¨® hacer p¨²blicas sus cr¨ªticas. Ahora denuncia los intentos del presidente de desconocer la Constituci¨®n de 1999, que impuls¨® Ch¨¢vez como primera obra del Gobierno. ¡°La Asamblea Nacional Constituyente no va a resolver los problemas de Venezuela¡±, asegura.

El r¨¦gimen ha ofrecido la reforma de la Constituci¨®n como una soluci¨®n a las hondas diferencias que mantienen al pa¨ªs caribe?o en el camino de una guerra civil, y se niega a facilitar un acuerdo pol¨ªtico que permita el adelanto de elecciones generales, como exigen sus adversarios. Se trata de una Constituyente corporativista que recuerda a los peores reg¨ªmenes totalitarios del siglo XX.

La portavoc¨ªa oficial intenta disimular ese aspecto fascista de su propuesta present¨¢ndola como una oportunidad para la paz y la reconciliaci¨®n con sus adversarios. ¡°El problema¡±, observa Rodr¨ªguez Torres, ¡°no es la Constituci¨®n de 1999, sino el mal manejo de la econom¨ªa y la p¨¦rdida de confianza en un Gobierno que ni siquiera tiene acceso a l¨ªneas de cr¨¦dito para paliar la crisis¡±. El oficial retirado afirma que el r¨¦gimen rompi¨® a finales de marzo, mediante dos sentencias emitidas por el Tribunal Supremo de Justicia, ¡°con el modelo democr¨¢tico participativo y protag¨®nico de la Constituci¨®n de 1999 y avanza hacia un modelo autoritario que, sin embargo, sigue teniendo elementos de representatividad democr¨¢tica¡±.

Rodr¨ªguez Torres prefiere no calificarlo como un golpe de Estado como la oposici¨®n y se concentra en las consecuencias que esa decisi¨®n ha tenido entre la clientela chavista. ¡°Yo siento que la base chavista se ha ido alejando de las propuestas del Gobierno. Se est¨¢ desconociendo el legado del comandante Ch¨¢vez al no permitir las elecciones. Muchos chavistas quieren cambiar a esos gobernadores porque no han hecho una buena gesti¨®n¡±. El Consejo Nacional Electoral anunci¨® el martes que los comicios regionales se celebrar¨¢n en diciembre, un a?o despu¨¦s del vencimiento del per¨ªodo de los actuales cargos.

El nombre de Rodr¨ªguez Torres se ha sumado a la lista de exministros, ex oficiales de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y antiguos colaboradores de Hugo Ch¨¢vez que pretenden, desde otras organizaciones, mantener a flote la malograda ense?a del chavismo. Le anima la convicci¨®n de que el oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) est¨¢ divorciado de la realidad y que el chavismo ¡°es un sentimiento nacional que seguir¨¢ siendo una fuerza pol¨ªtica important¨ªsima en Venezuela¡±. ¡°El PSUV no tiene posibilidades de alcanzar un triunfo electoral. Les toca repensarse y relanzar ese movimiento¡±, agrega.

Pregunta. ?Qu¨¦ diferencia hay entre esta etapa de protestas y la que le toc¨® enfrentar entre febrero y junio de 2014 como ministro del Interior, Justicia y Paz?

Respuesta. Ahora se han sumado a las protestas sectores populares del Oeste y Este de Caracas y del sur de Valencia (centro del pa¨ªs), una zona muy chavista. Las protestas tienen visos de vandalismo que no se vieron en 2014, a excepci¨®n del Estado de T¨¢chira, donde la situaci¨®n era bien compleja. Pusieron hasta 97 barricadas con electricidad. Otra diferencia reside en la capacidad de movilizaci¨®n permanente que ahora tiene la oposici¨®n. La crisis le ha dado fuelle a la protesta porque en 2014 la escasez y el desabastecimiento no eran tan pronunciados. Y ahora se est¨¢n enfrentando bandas de delincuentes con personas que supuestamente pertenecen a grupos pol¨ªticos armados.

P. El r¨¦gimen siempre ha utilizado a civiles armados para dispersar concentraciones opositoras. ?Por qu¨¦ habr¨ªa que considerar que son delincuentes si est¨¢n defendiendo al Gobierno?

R. Hay grupos de choque de lado y lado. Son, antes que nada, delincuentes y as¨ª deben ser tratados. A m¨ª me preocupa que, por su naturaleza, estos grupos son an¨¢rquicos, irreductibles, y despu¨¦s de que se desatan es muy dif¨ªcil recogerlos. Hay que evitar que se presenten conflictos armados entre ciudadanos venezolanos por defender su territorio

P. ?C¨®mo fueron creciendo esos colectivos [bandas parapoliciales chavistas] hasta convertirse en una fuerza con un poder de fuego que supera al de la polic¨ªa?

R. Hay que saber diferenciar entre colectivos, que son promotores de actividades culturales y deportivas en sus barrios, y grupos generadores de violencia, que son delincuentes. Cuando fui ministro y director del SEBIN siempre mantuve una buena relaci¨®n con los colectivos. Siempre les advert¨ªa de que no los quer¨ªa ver cerca de las manifestaciones de la oposici¨®n, que el Estado estaba encargado de la seguridad. Y as¨ª fue.