Por qu¨¦ se recuerda tanto a John F. Kennedy
A los 100 a?os de su nacimiento, el mito en torno al presidente dem¨®crata asesinado en 1963 sobrevive a todos los revisionismos
Hace un par de meses se subast¨® un diario de juventud de John Fitzgerald Kennedy (JFK), de la breve ¨¦poca en que fue corresponsal en Europa, y en ¨¦l dedicaba unas l¨ªneas a Adolf Hitler que han envejecido rematadamente mal. ¡°Dentro de unos a?os, Hitler emerger¨¢ del odio que le rodea como una de las figuras m¨¢s significativas que hayan existido¡±, dec¨ªa en el a?o 1945. ¡°Ten¨ªa una ambici¨®n tan ilimitada por su pa¨ªs que se convirti¨® en una amenaza para el mundo, pero hab¨ªa un misterio sobre ¨¦l y su muerte que persistir¨¢ y crecer¨¢ tras ¨¦l¡±, escribi¨® tambi¨¦n.
No ha habido mayor esc¨¢ndalo, son tantas las veces que se ha rebatido la leyenda kennediana de presidente id¨ªlico que la supervivencia del mito puede darse casi por garantizada, inmune a revisionismos. Hoy, 29 de mayo, se cumplen 100 a?os del nacimiento del primer presidente llegado al mundo en el siglo XX, aquel joven carism¨¢tico, cat¨®lico, de esposa glamurosa y discursos legendarios que ha llenado estos d¨ªas EE UU de exposiciones y actos conmemorativos.
Dice Thomas Cronin, miembro de la ¨²ltima generaci¨®n de polit¨®logos que trat¨® y estudi¨® a Kennedy en vida, que la leyenda contin¨²a, pero que la mayor parte de los alumnos de su universidad no sabr¨ªan hablar m¨¢s de dos o tres minutos seguidos sobre JFK, que recordar¨ªan su sue?o de llegar a la Luna, que sent¨® las bases para las fuerzas de paz y, por supuesto, que lo mataron. No mucho m¨¢s. Y Cronin, de 77 a?os, es profesor de Pol¨ªtica en Colorado.
Sorprende lo poco reverencial de su an¨¢lisis en contraste con el de la mayor¨ªa de los analistas actuales. ¡°Fue un buen l¨ªder, un buen presidente, pero pragm¨¢tico. Fue m¨¢s reticente a los derechos civiles de lo que podr¨ªa haber sido y muchos de sus ¨¦xitos tuvieron lugar tras su muerte¡±, explica el profesor, que trabaj¨® en la Casa Blanca durante la presidencia posterior, de Lyndon B. Johnson.
En 1973, a los 10 a?os de que lo asesinaran en Dallas, The New York Times hizo un balance de su figura y, entre otros, entrevist¨® a un joven Cronin. JFK, les dijo, ¡°era como una de esas obras griegas, representaba la bondad y la esperanza y, al desaparecer tan pronto, nos permitimos pensar que hubiera hecho las cosas que merec¨ªan la pena¡±. Hoy no piensa muy distinto.
Las contradicciones de JFK
?Ser¨ªa Kennedy el presidente m¨¢s recordado de Am¨¦rica si no lo hubieran matado a los 46 a?os? Probablemente no, pero es imposible saber cu¨¢l hubiera sido su obra de gobierno posterior para merecerlo o no. ?Y es el m¨¢s recordado solo porque fue asesinado? Tampoco. Estados Unidos tiene una negra historia de magnicidios, pero no se recuerda a William McKinley y James A. Garfield como se evoca a Abraham Lincoln o a JFK.
En aquel art¨ªculo de 1973, el reputado historiador William Leuchtenburg dijo que JFK ¡°acabar¨ªa tragado por la historia¡±. Esa frase tambi¨¦n ha envejecido mal; todos los presidentes siguen midi¨¦ndose con Kennedy, a quien en tan solo mil d¨ªas de Gobierno (1961-1963) se le reconoce haber evitado una guerra nuclear, haber puesto el foco en los derechos civiles y algo m¨¢s intangible, haber llenado el pa¨ªs de optimismo.
¡°?Hubieran llegado los humanos tan pronto a la Luna si no se hubiese fijado esto como lo que entonces parec¨ªa un objetivo extravagante?¡±, pregunta Larry Sabato cuando se le plantea el contraste entre mito y logros. Sabato, un conocido polit¨®logo de Virginia autor de Kennedy Half Century, desgrana los m¨¦ritos: ¡°De ¨¦l se recuerda como un triunfo su gesti¨®n de la crisis de los misiles con Cuba, haber puesto el foco en los derechos civiles y las fuerzas de paz pueden considerarse un monumento vivo a Kennedy. Su estilo, tan inspirador, tambi¨¦n pervive, y eso no tiene por qu¨¦ subestimarse¡±.
Entre los pecados, apunta que JFK ¡°no estuvo tan comprometido con los derechos civiles como deb¨ªa hasta los ¨²ltimos meses de su vida, y tanto ¨¦l como su hermano ignoraron las libertades civiles para entrar en una alianza infame con el director del FBI, J. Edgar Hoover¡±. ¡°Obviamente¡±, a?ade, ¡°la invasi¨®n de Bah¨ªa Cochinos fue un desastre, pero aprendi¨® de ello, y en un presidente es muy importante ver su curva de aprendizaje¡±. Sabato argumenta que, de haber sobrevivido, los errores de Lyndon B. Johnson con Vietnam o Richard Nixon con el Watergate no se hubieran producido. En cuanto a los ¡°los fallos morales de Kennedy¡±, a?ade, ¡°son tan temerarios como los de Bill Clinton o los de Donald Trump¡±.
Los americanos han digerido los claroscuros del personaje, que el mismo hombre de los discursos fabulosos ten¨ªa un s¨®rdido historial sexual, hab¨ªa ganado las elecciones entre rumores de fraude, puso de fiscal general a su propio hermano y, seg¨²n abord¨® hace unos a?os El lado oscuro de Camelot (Seymour Hersh, 1997), hasta tuvo relaciones con la mafia.
El an¨¢lisis de Kennedy de los acad¨¦micos, m¨¢s centrado en logros concretos, siempre es m¨¢s duro que el del imaginario popular. ¡°El factor sentimental, tambi¨¦n merece ocupar su sitio en el examen a un l¨ªder¡±, apunta Sabato.
A JFK se le asocia tambi¨¦n con una ¨¦poca de esplendor que empez¨® a decaer tras su muerte. ¡°Estados Unidos era a¨²n el l¨ªder industrial del mundo, l¨ªder petrolero, se le ve¨ªa en el lado bueno de la Guerra Fr¨ªa y Vietnam no se hab¨ªa convertido a¨²n en una guerra primordialmente americana, las tensiones de los sesenta tampoco hab¨ªan estallado a¨²n¡ La sensaci¨®n es que todo empez¨® a ir mal despu¨¦s de su muerte¡±, explica Michael Kazin, profesor de historia en Georgetown. Era guapo, ocurrente, ten¨ªa una familia bonita y se sent¨ªa en la televisi¨®n como pez en el agua. ¡°Era una celebridad televisiva, el primer presidente que lo fue; Donald Trump lo es tambi¨¦n, pero divisivo¡±.
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