50 a?os de ocupaci¨®n: entre la Biblia y el Consejo de Seguridad
Tras la fulminante victoria en la guerra de los Seis D¨ªas, Israel ha colonizado con 600.000 jud¨ªos asentamientos en Cisjordania y Jerusal¨¦n Este que la comunidad internacional no reconoce
El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas volvi¨® a dar un aldabonazo a Israel el pasado diciembre al negar legitimidad a los asentamientos jud¨ªos construidos desde hace 50 a?os en territorios palestinos ocupados tras la guerra de los Seis D¨ªas. Israel respondi¨® poco despu¨¦s anunciando la construcci¨®n de m¨¢s de 6.000 viviendas en colonias de Jerusal¨¦n Este y Cisjordania. En el territorio comprendido entre el r¨ªo Jord¨¢n y la L¨ªnea Verde que fijaba fronteras en 1967 se han instalado unos 400.000 israel¨ªes en 131 emplazamientos ¡°autorizados¡± y en otros 97 declarados ¡°ilegales¡± por el propio Gabinete, aunque la comunidad internacional no reconoce ninguno de esos asentamientos, independientemente de la calificaci¨®n que les conceda el Estado hebreo. Otros 200.000 colonos residen en la parte oriental de la Ciudad Santa, que fue anexionada en 1980 por el Estado hebreo. En los ¨²ltimos meses, EL PA?S ha recorrido algunos de los enclaves israel¨ªes en territorio ocupado.
En una oficina del cuartel de la brigada Benjam¨ªn del Ej¨¦rcito israel¨ª, en Beit El, en la base militar pr¨®xima al puesto de control de acceso al norte de Ramala, un oficial de inteligencia intentaba explicar las causas de la ola de violencia que comenz¨® en octubre de 2015, en la que han muerto 43 israel¨ªes, 257 palestinos ¨Cdos tercios de los cuales fueron abatidos por las fuerzas de seguridad al ser considerados atacantes¨C y 6 extranjeros. ¡°El malestar social y econ¨®mico y los problemas personales y familiares son las principales causas que empujan a j¨®venes y adolescentes a empu?ar un cuchillo, aunque sean conscientes de que pueden morir¡±, resume un comandante, cuyo nombre no puede ser citado por razones de seguridad, sin mencionar en ning¨²n momento la ocupaci¨®n israel¨ª.
¡°Aqu¨ª no pasa nada m¨¢s porque nuestros soldados est¨¢n en todas partes¡±, puntualiza el teniente Nati Keres de la brigada Benjam¨ªn antes comenzar una patrulla por la carretera 60, la ruta que atraviesa Cisjordania de norte a sur. Desde la colina que divisa el Centro de Enlace y Coordinaci¨®n militar de Beit El y el puesto de control hacia la ciudad palestina, este joven oficial asegura que su misi¨®n es mantener la estabilidad, independientemente de las decisiones pol¨ªticas. Tras un breve recorrido en un todoterreno blindado dotado de un sistema inform¨¢tico y de comunicaciones ¨Ccon pantallas que muestran las im¨¢genes tomadas por las c¨¢maras en la carretera¨C, el teniente se detiene en una de las entradas al pueblo palestino de Beitin. ¡°Hemos tenido que cerrar este paso con bloques de cemento porque grupos de j¨®venes apedreaban a las veh¨ªculos de los colonos¡±, detalla junto a una de las torres de vigilancia de cemento que jalonan el camino. Los soldados del pelot¨®n que custodia el fort¨ªn no se han movido de su puesto en una semana, casi todos proceden de comunidades ortodoxas o de colonias jud¨ªas. ¡°No hay peligro ahora¡±, asegura desenvuelto el oficial israel¨ª con el fusil en bandolera, ¡°a pesar de que a veces nos vemos obligados a actuar fuera de muestra zona¡±.
Tras los Acuerdos de Oslo de 1993, la Autoridad Palestina mantiene en teor¨ªa el control exclusivo sobre la llamada ¨¢rea A ¨Clas grandes ciudades y su entorno¨C, que representa un 18% de Cisjordania. Las tropas israel¨ªes siguen penetrando dentro de su per¨ªmetro por razones de seguridad. En otro 21% del territorio, los palestinos asumen la gesti¨®n civil mientras el Ej¨¦rcito se ocupa de vigilar la llamada ¨¢rea B, que incluye poblaciones menores y en la que no existen asentamientos. El restante 61%, el ¨¢rea C, se halla por completo en manos de Israel. Los mapas de Naciones Unidas se asemejan a un remedo de piel de leopardo en donde cerca de tres millones de palestinos se encuentran rodeados y aislados por miles de soldados. Las tropas protegen a unos 400.000 colonos que disponen de unos caudales de agua siete veces superiores y tienen a su servicio las principales carreteras.
El movimiento colono cuenta con importantes valedores pol¨ªticos en el seno del Gobierno¡ªtanto en el partido Likud (liderado por el primer ministro, Benjam¨ªn Netanyahu), como en la formaci¨®n nacionalista religiosa Hogar Jud¨ªo¨C ha presionado en favor de la expansi¨®n de los asentamientos y de la ¡°legalizaci¨®n¡± de los outpost salvajes como Amona, que agrupan a unas 4.000 viviendas para colonos jud¨ªos en Cisjordania.
Este asentamiento salvaje estaba situado cerca de la colonia reconocida de Ofra (40 kil¨®metros al norte de Jerusal¨¦n), a los pies del monte Hazor, donde la tradici¨®n b¨ªblica sit¨²a la entrega de la tierra hecha por Dios al pueblo jud¨ªo en la figura de Abraham. El nacionalismo jud¨ªo colono invoca abiertamente el origen divino de su vinculaci¨®n hist¨®rica al territorio cisjordano ¡ªJudea y Samaria en su denominaci¨®n b¨ªblica¡ª para reclamar su anexi¨®n. El Gobierno de Netanyahu, considerado el m¨¢s derechista en la historia de Israel, alega razones de seguridad para seguir manteniendo el control sobre el territorio palestino ocupado, y en especial de la frontera en el valle del Jord¨¢n.
En el territorio comprendido entre el r¨ªo Jord¨¢n y la L¨ªnea Verde se han instalado unos 400.000 israel¨ªes. Otros 200.000 colonos residen en la parte oriental de la Ciudad Santa
Pero, dos d¨¦cadas despu¨¦s de haberse instalado en lo alto de una colina batida por el viento, los colonos de Amona perdieron la batalla en el Tribunal Supremo israel¨ª ante los propietarios palestinos originarios de los terrenos en los que se asienta. La ejecuci¨®n final del desalojo de sus 42 familias, escenificada por m¨¢s de 3.000 polic¨ªas el pasado mes de febrero. se sald¨® con incidentes menores, en contraposici¨®n a la batalla campal que se hab¨ªa librado en ese mismo escenario en 2006, durante el desahucio parcial de varias viviendas de Amona.
¡°Esta es nuestra tierra. Ni la ONU ni nadie puede quitarnos lo que, seg¨²n nuestras creencias, Dios nos ha dado¡±, aseguraba un portavoz de los colonos de Ofra durante una visita efectuada por EL PA?S a la colonia. En 2016, despu¨¦s de ocho a?os de presiones de la Administraci¨®n del presidente dem¨®crata Barack Obama para frenar la expansi¨®n de los asentamientos, se construyeron 2.260 nuevas viviendas para colonos en Cisjordania, un 40% m¨¢s que en el ejercicio anterior seg¨²n la Oficina Central de Estad¨ªsticas de Israel, en uno de los mayores repuntes recientes.
La calidad de vida, sin el hacinamiento ni las aglomeraciones habituales en la superpoblada regi¨®n central de Israel, junto con el sentimiento de pertenecer a una comunidad unida y homog¨¦nea, tambi¨¦n cuentan para atraer a muchos colonos a Cisjordania, donde las viviendas tienen mayor superficie y cuestan hasta diez veces menos que las grandes ciudades israel¨ªes.
Para intentar compensar a sus votantes en el movimiento colono por el desalojo de Amona, el Gobierno de Netanyahu aprob¨®, pese a la oposici¨®n del fiscal general de Israel, la primera norma de aplicaci¨®n sobre territorio palestino en Cisjordania en medio siglo de ocupaci¨®n. La llamada ley de regularizaci¨®n de los outpost recibi¨® sucesivas condenas internacionales por suponer la expropiaci¨®n de unas 800 hect¨¢reas de terrenos particulares donde se han edificado viviendas para colonos sin ning¨²n aval oficial.
Con la llamada regularizaci¨®n de estos asentamientos salvajes Israel se encamina hacia una anexi¨®n de hecho de territorios ocupados, en rumbo de colisi¨®n contra la Cuarta Convenci¨®n de Ginebra: el derecho de guerra que ampara a la poblaci¨®n civil bajo ocupaci¨®n militar. En otro outpost situado al oeste de la colonia de Kfar Tapuah, en el norte de Cisjordania, los colonos tuvieron que derriba varias de sus edificaciones y trasladar de 19 caravanas que llevaban asentadas 19 a?os frente a los pueblos palestinos de Jamain y Zeitun por orden de la justicia israel¨ª.
El Gobierno israel¨ª no ha puesto a¨²n en marcha los planes de expansi¨®n anunciados tras la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca. El presidente republicano ha pedido a Netanyahu que contenga el crecimiento de las colonias para dar una oportunidad a la iniciativa de paz que intenta promover. En contrapartida, el primer ministro israel¨ª ha autorizado ¡ªpor primera vez en dos d¨¦cadas¡ª la construcci¨®n de un asentamiento de nueva planta para realojar en Shilo, al norte de Ofra, a las familias expulsados de Amona.
50? aniversario de la ocupaci¨®n de Palestina
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