James Comey, el hombre que hace temblar a los presidentes de EE UU
El exdirector del FBI, humillado e insultado por Trump, ha decidido devolver el golpe. Esta es la historia de un funcionario respetado y obsesionado por la integridad
11 de marzo de 2004. El presidente George W. Bush hab¨ªa citado en el comedor privado de la Casa Blanca a un tipo duro. Sentado en una silla que le quedaba peque?a, ese hombre de 2,03 metros se negaba a autorizar por su flagrante ilegalidad el programa de escuchas indiscriminadas Viento Estelar. Y su firma era necesaria. Incapacitado el fiscal general por enfermedad, era ¨¦l, su adjunto, quien dirig¨ªa el Departamento de Justicia. El vicepresidente, Dick Cheney, ya le hab¨ªa explicado la situaci¨®n: si no hab¨ªa autorizaci¨®n, morir¨ªan americanos y la sangre correr¨ªa a cuenta de ¨¦l. Bush, con menos rudeza, le repiti¨® el argumento.
Cuando ya estaba todo dicho, recuerda el bi¨®grafo Garrett Graff, el fiscal mir¨® a su anfitri¨®n y sin alterarse le respondi¨®: ¡°Como dijo Mart¨ªn Lutero aqu¨ª me planto. No puedo hacer otra cosa¡±.
As¨ª es James Brien Comey. El hombre que hace temblar a los presidentes. El mismo que 13 a?os despu¨¦s de enfrentarse a Bush y Cheney ha puesto contra las cuerdas a Donald Trump con su testimonio ante el Comit¨¦ de Inteligencia del Senado. S¨®lo y sin papeles, el destituido director del FBI ejerci¨® este jueves de ¨²ltimo guardi¨¢n de la legalidad. Acus¨® al presidente de mentir y difamar, denunci¨® las presiones para desactivar la investigaci¨®n de la trama rusa, pero sobre todo revel¨® al mundo el modo de operar del multimillonario. Las artes oscuras que el presidente le exhibi¨® en tres reuniones privadas y seis conversaciones. El propio Comey, en un estilo cinematogr¨¢fico, las ha relatado al Senado. El presidente lo niega todo.
27 de enero de 2017. Trump le hab¨ªa llamado para invitarle a cenar a la Casa Blanca. Comey crey¨® que iba a acudir m¨¢s gente. Pero cuando lleg¨®, le hicieron pasar al Sal¨®n Verde y le sentaron en una peque?a mesa oval. Dos asistentes de la Marina eran los ¨²nicos testigos. Serv¨ªan y desaparec¨ªan. En esa intimidad, el presidente le pregunt¨® si quer¨ªa seguir como director del FBI y le record¨® que era un puesto que muchos ambicionaban.
Comey entendi¨® el mensaje: ¡°Mis instintos me dijeron que esa cena buscaba establecer una relaci¨®n clientelar. Eso me preocup¨® mucho, dada la independencia del FBI¡±. Para salir del apuro, le habl¨® de su car¨¢cter apol¨ªtico, pero el comandante en jefe insisti¨®. ¡°Necesito lealtad. Espero lealtad¡±.
Las cartas hab¨ªan quedado sobre la mesa. ¡°No me mov¨ª ni habl¨¦ o mud¨¦ mi expresi¨®n facial durante el embarazoso silencio que sigui¨®. Simplemente nos miramos el uno al otro¡±.
Ese fue el comienzo. En las horas, semanas y meses siguientes, Trump no dej¨® de presionarle. Bajo una atm¨®sfera asfixiante, el director del FBI, siempre seg¨²n su relato, se sinti¨® sucesivamente ¡°asombrado, confuso, turbado¡±. Pidi¨® ayuda a su superior, el fiscal general, y le comunic¨® que no quer¨ªa volver a verse con el presidente a solas. Pero todo sigui¨® igual, hasta que el pasado 9 de mayo fue despedido. Una medida extraordinaria que s¨®lo hab¨ªa ocurrido una vez antes en la historia del FBI. Como remate, Trump le llam¨® p¨²blicamente demente y fanfarr¨®n, y su portavoz declar¨® que ni en el FBI le quer¨ªan.
¡°Trump err¨® por completo, Comey es un hombre capaz de expresar sus sentimientos en voz alta y que cautiva a sus agentes por empat¨ªa, pero no es un siervo; es un curtid¨ªsimo fiscal y jefe de agentes federales. No es pol¨ªtico. Con ¨¦l no funcionan los insultos y amenazas¡±, explica un alto funcionario de seguridad que le trat¨® en la ¨¦poca de Barack Obama y que pide mantenerse en el anonimato.
Humillado, Comey sac¨® su lado duro. A sus 56 a?os, casado y con cinco hijos, no pensaba dejarse pisotear. Hab¨ªa luchado contra la mafia, perseguido abusos racistas, investigado al presidente Bill Clinton y encarado a Bush. Fue fiscal federal en Nueva York y fiscal general adjunto de Estados Unidos. Su apabullante trayectoria le hab¨ªa permitido, pese a figurar como elector republicano, ser escogido en 2013 por Barack Obama para dirigir el FBI. ¡°Para ¨¦l, la integridad lo es todo¡±, se?ala su bi¨®grafo y amigo Garret Graff.
Pas¨® entonces al ataque. Como buen agente y experto conocedor del tablero de Washington, hab¨ªa tomado nota de todas sus conversaciones con Trump, y empez¨® a filtrarlas. Las detonaciones sacudieron la Casa Blanca. Se volvi¨® su enemigo n¨²mero uno. No era la primera vez.
Sus mayores problemas siempre han procedido del trato con los pol¨ªticos. Ah¨ª se ha mostrado torpe. Su decisi¨®n de reabrir el caso de los correos privados de Hillary Clinton a s¨®lo 11 d¨ªas de las elecciones para cerrarlo poco despu¨¦s, cuando el da?o ya estaba hecho, a¨²n levanta ampollas en las filas dem¨®cratas. Comey ha defendido que lo hizo porque era su deber. Y que ocultarlo habr¨ªa sido traicionar la confianza p¨²blica. ¡°A veces es un poco boyscout¡±, dice un buen conocedor de Comey.
Esa rectitud es una de sus caracter¨ªsticas. Se trata de un hombre p¨¦treo; altivo para muchos. Quienes le conocen vinculan esta inflexibilidad a sus sentimientos religiosos. Aunque naci¨® en el seno de una familia cat¨®lica irlandesa, pronto se hizo evangelista e influido por el te¨®logo Reinhold Niebuhr escribi¨® su tesis: Los cristianos en pol¨ªtica. Bajo esa luz, el debate entre el poder y la integridad siempre le ha perseguido, pero nunca le ha anulado. Como enemigo es peligroso. Sus conocidos recuerdan que sabe d¨®nde lleva el arma. Y si es necesario la usa. Con Trump han sido sus notas, esos memorandos que amenazan con abrir un proceso de impeachment. Con Bush, el pu?al fue otro.
Ocurri¨® al final de aquella conversaci¨®n en el comedor privado. Cuando el presidente volvi¨® a pedirle que aprobara la orden de escuchas masivas, Comey se inclin¨® y le dijo: ¡°Si lo hace, debe saber que el director del FBI dimitir¨¢ hoy mismo¡±. Bush parpade¨®. Nadie se lo hab¨ªa dicho. Pero no tard¨® en darse cuenta de qu¨¦ era lo mejor que pod¨ªa hacer. Ante la crisis que se le abr¨ªa, decidi¨® ceder.
El director del FBI era en aquellas fechas el legendario e implacable Robert Mueller. El amigo y mentor de Comey. El mismo que ahora ha sido elegido fiscal especial para investigar la trama rusa y cuyo poder representa la mayor amenaza para la presidencia de Trump. "Si hay alguien con mejor reputaci¨®n que Comey, es Mueller y este no va a parar", se?ala el alto cargo en seguridad. ¡°Y que nadie piense que Comey se va a retirar del escenario. ?l y Mueller han trabajado muchos a?os juntos y conf¨ªan plenamente uno en el otro¡±, indica Graff.? La Casa Blanca, con Comey y Mueller, tiene un problema. Saben disparar y no les tiembla el pulso.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
Archivado En
- Vlad¨ªmir Putin
- Robert S. Mueller
- Caso Comey
- Delitos contra sentimientos religiosos
- Delitos contra libertad conciencia
- James Comey
- Donald Trump
- Creencias religiosas
- Caso Flynn
- Caso emails Hillary Clinton
- Casa Blanca
- Michael Flynn
- Ciberespionaje
- Estados Unidos
- Seguridad nacional
- Filtraci¨®n documentos
- Hillary Clinton
- Partido Dem¨®crata EE UU
- FBI
- Norteam¨¦rica
- Espionaje
- Delitos inform¨¢ticos
- Polic¨ªa
- Partidos pol¨ªticos
- Gobierno
- Edici¨®n Am¨¦rica