Las FARC escenifican el fin de la violencia con la entrega del 60% de sus armas
Santos celebra un "d¨ªa hist¨®rico" acompa?ado de Felipe Gonz¨¢lez y Jos¨¦ Mujica, garantes de los acuerdos de paz
El desarme de las FARC, uno de los aspectos m¨¢s delicados de lo acuerdos de paz en Colombia, entr¨® el martes en su fase final. La principal guerrilla del pa¨ªs escenific¨® el fin de la violencia desprendi¨¦ndose del 60% de sus armas, un proceso que, tras meses de retrasos log¨ªsticos y tensiones en la negociaci¨®n con el Gobierno de Juan Manuel Santos, culminar¨¢ el 20 de junio. Mientras a¨²n quedan por despejar las inc¨®gnitas sobre el ¨¦xito de la reincorporaci¨®n de los excombatientes, la insurgencia se prepara para constituirse como partido pol¨ªtico.
Los cerca de 7.000 guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia est¨¢n a punto de terminar su transici¨®n a la vida civil. El paso m¨¢s importante de este camino consist¨ªa en el abandono de las armas y la sociedad colombiana demandaba una prueba gr¨¢fica de ese gesto. Ocurri¨® finalmente en la zona rural de La Elvira, en el departamento del Cauca (suroeste), una regi¨®n golpeada por m¨¢s de medio siglo de conflicto armado que, tras el cese al fuego declarado hace menos de un a?o, ya ha empezado, lentamente y entre dificultades, una nueva vida.
El aviso de Felipe Gonz¨¢lez
El expresidente del Gobierno espa?ol Felipe Gonz¨¢lez viaj¨® esta semana a Colombia para encabezar junto con el exmandatario uruguayo Jos¨¦ Mujica la verificaci¨®n del acuerdo de paz. Debido al mal tiempo no pudo llegar, el pasado martes, a la zona donde se escenific¨® la entrega de armas de las FARC. Pero s¨ª se pronunci¨® desde Cali.
Gonz¨¢lez advirti¨® a quienes no apoyan el proceso de paz de que si no culmina la aplicaci¨®n del acuerdo ¡°las metas de una democracia pr¨®spera, incluyente y con justicia social insertada en una econom¨ªa de globalizaci¨®n con ventajas para Colombia no se pueden cumplir¡±. En su opini¨®n, la paz es una condici¨®n necesaria, aunque no suficiente, para construir un nuevo pa¨ªs. -EFE
Los guerrilleros entregaron pistolas, fusiles, lanzagranadas y lanzacohetes a la misi¨®n de observaci¨®n de Naciones Unidas, responsable del inventario y del almacenamiento del armamento. Tanto el Gobierno de Juan Manuel Santos como la insurgencia no hab¨ªan dudado, a pesar de los obst¨¢culos, de la necesidad de cumplir con lo pactado durante cuatro a?os de conversaciones en La Habana. No obstante, parte del debate y de las diferencias entre las partes giraban en torno al alcance simb¨®lico de una fotograf¨ªa. Las FARC quer¨ªan evitar la imagen de la entrega de armas, lo que hubiera podido transmitir la idea de una rendici¨®n. Al mismo tiempo, esa instant¨¢nea era clave para visualizar el fin de una era. As¨ª, hubo foto y v¨ªdeo, pero en ella no apareci¨® ning¨²n miembro de la guerrilla. Solo unos funcionarios de la ONU verificando la dejaci¨®n y depositando algunas de esas armas, de peque?o y gran calibre, en un contenedor.
El acto estaba dise?ado para que quedara constancia de la trascendencia del d¨ªa. Santos iba a estar acompa?ado de los expresidentes de Espa?a y Uruguay, Felipe Gonz¨¢lez y Jos¨¦ Mujica, garantes de los acuerdos. Pero el mal tiempo impidi¨® que aterrizara el helic¨®ptero en el que viajaban. Se procedi¨® igualmente a la escenificaci¨®n y el presidente Santos intervino desde la base a¨¦rea de Cali. ¡°Hoy, sin duda, es un d¨ªa hist¨®rico. Lo que presenciamos a trav¨¦s de la televisi¨®n, no pudimos estar all¨¢ f¨ªsicamente porque el tiempo no nos lo permiti¨®, es algo que el pa¨ªs hace apenas unos a?os nunca hubiese cre¨ªdo que era posible¡±, afirm¨® el mandatario.
Las inc¨®gnitas
El proceso a¨²n no ha terminado. Superado lo fundamental, esto es, el cese al fuego y la dejaci¨®n de armas, todav¨ªa quedan las inc¨®gnitas sobre la reincorporaci¨®n de las FARC a la vida civil. Tendr¨¢n que hacerlo, a efectos administrativos, antes de agosto. Unos d¨ªas despu¨¦s tienen previsto celebrar el congreso en el que se convertir¨¢n en fuerza pol¨ªtica organizada. Tambi¨¦n quedan alrededor de 900 caletas o dep¨®sitos que contienen m¨¢s armamento, que, de no ser desmantelados antes de septiembre, se convertir¨¢n en responsabilidad del Estado.
Con todo, el hecho de que cada combatiente entregue ahora su arma representa uno de los pasos m¨¢s importantes para su futuro. Un gesto que, incluso desde un punto de vista psicol¨®gico, supone una ruptura simb¨®lica con un pasado de cr¨ªmenes y violencia.
Jean Arnault, jefe de la misi¨®n de observaci¨®n de la ONU, s¨ª pudo llegar, al igual que los periodistas, a la aldea de La Elvira. Admiti¨® que ¡°el proceso no ha sido exento de desaliento¡±. ¡°Ha habido muchos acontecimientos, tantas peripecias que cuesta creer que todav¨ªa no ha transcurrido un a?o¡±, agreg¨® antes de destacar ¡°la determinaci¨®n¡± del Gobierno y de las FARC de cumplir con los acuerdos de paz. El dirigente de la guerrilla Pablo Catatumbo subray¨® que el objetivo final es la construcci¨®n de una ¡°nueva Colombia¡±. ¡°Con este acto las FARC queremos decirles a nuestro pa¨ªs y al mundo que pasamos p¨¢gina¡±, afirm¨®. Una p¨¢gina de 53 a?os que da paso ahora a una transici¨®n hist¨®rica, aunque llena de dudas, en ese pa¨ªs.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.