El fantasma del asesino Igor el Ruso
La polic¨ªa italiana ha perdido el rastro desde el pasado abril de Igor Vaclavic, autor de tres homicidios y pesadilla de los vecinos de la regi¨®n de Emilia-Roma?a
Igor Vaclavic, conocido tambi¨¦n como Norbert Feher o, simplemente, como Igor el Ruso, mat¨® a dos personas y se convirti¨® en un fantasma. El asesino, un exmilitar serbio de 41 a?os experto en tiro con arco, artes marciales y armas de fuego, llevaba desde 2006 en Italia, cuando fue arrestado y encerrado durante ocho a?os (le descontaron 21 meses por buena conducta). Sali¨® y volvi¨® a las andadas. Tras participar en un robo con agresi¨®n sexual, se dio a la fuga y mat¨® primero al propietario de un bar en Budrio y, d¨ªas despu¨¦s, a un guardia provincial. Violento, de gatillo f¨¢cil y muy escurridizo, se ha esfumado pese a que la polic¨ªa y los servicios secretos le buscan d¨ªa y noche desde el pasado abril. Las familias de las v¨ªctimas empiezan a desesperarse.
La polic¨ªa le busca con perros, drones y la ayuda de los servicios secretos. Pero se ha esfumado
La investigaciones revelan que el serbio ha seguido t¨¦cnicas militares para escabullirse del enorme dispositivo que lo persigue. En algunos casos, los perros han perdido su rastro en los r¨ªos por donde se ha adentrado para ocultar su olor.? La psicosis crece y los vecinos est¨¢n aterrorizados. Algunos, incluso, le dejan ropa, comida (uno le dej¨® medio kilo de rag¨²) y bebida en la puerta de casa para que no les haga nada. Como si un vaso de leche salvase vidas. Muchos dicen que lo han visto: en Cerde?a, Bolo?a, N¨¢poles y hasta en Palermo. Incluso un m¨¦dium se ofreci¨® a la polic¨ªa para una sesi¨®n de espiritismo que diera pistas sobre su paradero. Visto el nerviosismo generalizado y el fracaso policial, el ministro del Interior, Marco Minniti prometi¨® que no descansar¨ªa hasta encontrarlo.
La escalada violenta de Igor el Ruso comenz¨® el pasado 1 de abril, caundo entr¨® en un bar de la pedan¨ªa de Riccardina di Budrio, cerca de Bolonia. Sac¨® un fusil, dispar¨® al aire y amenaz¨® de muerte al due?o si no vaciaba la caja. Hab¨ªa solo unas pocas decenas de euros. Pero el propietario del establecimiento se acerc¨® a ¨¦l, cogi¨® el ca?¨®n del fusil, forceje¨® unos segundos y se lo arrebat¨® de un golpe. Poco despu¨¦s, el asesino desenfund¨® una pistola y lo mat¨® dispar¨¢ndole en el pecho.
El asesino desapareci¨® durante una semana. Pero el 8 de abril, una pareja de guardias provinciales -uno de ellos forestal y desarmado- dio el alto a una Fiat Fiorino blanco robado. El tipo, que iba solo, se baj¨® del coche, sac¨® el fusil y le peg¨® tres tiros a uno y otro al segundo. Uno de ellos, el forestal, muri¨® en el acto. El que m¨¢s impactos hab¨ªa recibido, qued¨® malherido en el suelo. Vaclavic abandon¨® el coche con un kit de primeros auxilios que hab¨ªa robado en un domicilio cercano y huy¨® corriendo a trav¨¦s del bosque. A partir de aqu¨ª comenz¨® una larga e infructuosa caza y captura por las provincias de Ferrara y Bolonia ¨Cse han utlizado miltares, drones y perros rastreadores- que todav¨ªa dura.
Algunos vecinos le dejan ropa, comida y bebida para evitar que entre en esus casas a matarles
El rastro del arma utilizada permiti¨® relacionar a Igor el Ruso con otro homicidio cometido en Aguscello, una fracci¨®n de Ferrara en abril de 2015. En aquella ocasi¨®n, la antigua banda que lideraba Igor asalt¨® una casa donde viv¨ªa Pier Luigi Tartani, un jubilado a quien ataron y mataron de una paliza para robarle sus pertenencias. Entre ellas, hab¨ªa dos fusiles de caza que terminaron en manos del antiguo jefe de la banda, que en esta ocasi¨®n no hab¨ªa participado en el asalto.
Los investigadores creen que el serbio no puede haber salido de la zona roja donde le buscan y que tiene alg¨²n c¨®mplice que le ayuda a esconderse. Incluso el cura de la c¨¢rcel donde estuvo cumpliendo condena, que lo bautiz¨® y con qui¨¦n ten¨ªa fuertes v¨ªnculos -sostiene que era un hombre "temeroso de Dios", le pidi¨® que se entregase. Obviamente, el solitario eco de sus palabras todav¨ªa resuena en la galer¨ªa del presidio sin ninguna respuesta.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.