La carretera de la muerte
Varios coches carbonizados de familias que intentaron huir de las llamas muestran el drama que sus ocupantes vivieron para sobrevivir al fuego de Portugal. Unos lo consiguieron, otros no
Quedarse en casa viendo c¨®mo el fuego se acercaba era condenarse a morir, pero la huida tampoco salv¨® la vida de la mitad de los 62 muertos confirmados hasta el momento en el incendio del s¨¢bado en Portugal. Quiz¨¢ tomaron la decisi¨®n demasiado tarde, aunque la direcci¨®n del viento, que cambiaba dr¨¢sticamente el s¨¢bado por la tarde, no jug¨® nunca a favor. Al ver c¨®mo las llamas se iban acercando m¨¢s y m¨¢s a sus casas, familias enteras decidieron meterse en el coche y salir a toda velocidad por la Nacional 236, una carretera estrecha, entre desfiladeros y curvas cerradas que escond¨ªa en sus recodos violentas llamaradas de fuego. Al menos 30 personas murieron en la carretera. Ante la desesperaci¨®n por encontrar una salida al infierno, se metieron de lleno en una ratonera.
Las autoridades portuguesas han encontrado este domingo al menos una docena de veh¨ªculos calcinados y varios motoristas carbonizados entre la carretera de Figueir¨® dos Vinhos y Castanheira de Pera. Los forenses han comenzado a identificar a las primeras v¨ªctimas y han encontrado un patr¨®n muy claro: coches carbonizados, atrapados en el asfalto y con familias en su interior. Guillermo, un ni?o de 4 a?os de Pedrog?o, es uno de los primeros nombres que la polic¨ªa ha identificado. Estaba en el coche junto a su t¨ªo, que se encontraba en el asiento del conductor. En la misma carretera se ha encontrado tambi¨¦n el cuerpo de Bianca, una ni?a tambi¨¦n de cuatro a?os, que hu¨ªa junto a su abuela y su madre, ¨¦sta ¨²ltima a¨²n con un hilo de vida cuando fueron encontradas y trasladada al hospital.
Entre las colinas de los pueblos de Pedrog?o Grande, Figueir¨® dos Vinhos y Castanheira de Pera, cubiertas con ¨¢rboles de eucalipto y pino, una de las zonas m¨¢s apreciadas por excursionistas y aficionados a los deportes acu¨¢ticos, la devastaci¨®n hoy es total. A cada lado de la carretera, durante al menos 20 kil¨®metros, una capa de humo blanco y espeso permanece suspendido por encima de los ¨¢rboles carbonizados y un asfalto ennegrecido. Frente a unas casas abandonadas, un coche carbonizado parece, por su estado, que previamente sufri¨® un accidente. Su ocupante lo abandon¨® al borde de una carretera y huy¨® como pudo. M¨¢s adelante, el cuerpo de un hombre cubierto con una tela blanca yace rodeado por polic¨ªas con m¨¢scaras.
La imagen de la zona es desoladora tras el infernal incendio desatado el s¨¢bado. Los bomberos segu¨ªan combatiendo el domingo por la tarde las llamas, mientras a pocos cientos de metros algunas personas deambulaban desvalidas y desesperadas en pueblos arrasados.
Algunos coches se encuentran empotrados en otros, como testigos silenciosos del p¨¢nico que debi¨® vivirse. Una jubilada que consigui¨® escapar de uno de los veh¨ªculos relata c¨®mo vivi¨® su huida ante las c¨¢maras de la televisi¨®n RTP: "Todos los coches ardieron de pronto, tambi¨¦n el nuestro. Mi marido y yo ya nos hab¨ªamos encomendado a dios. Pero de alguna manera conseguimos abrir la puerta y salir corriendo a trav¨¦s de pinos ca¨ªdos".
Luis Antes, un empleado de banca de 55 a?os, se mira a s¨ª mismo y no se cree todav¨ªa que sea de los pocos que puede contar el infierno por el que pas¨®. Fue a visitar a su hermano a Vila-Facaia, y una vez all¨ª vieron el repentino avance de las llamas. Ambos salieron corriendo, cada uno en su coche. "Toda la zona fue engullida por el fuego en tan solo diez minutos", cuenta, desesperado. "Tratamos de ir hacia un lado y luego hacia otro, pero las llamas estaban por todas partes", rememora. "Al final dej¨¦ mi coche y me met¨ª en el de mi hermano y decidimos probar suerte y traspasar la oscuridad del humo y las llamas", explica. Los dos hermanos consiguieron avanzar "uno o dos kil¨®metros" a trav¨¦s del fuego y, milagrosamente, salieron sanos y salvos.
En esa misma carretera tambi¨¦n siguen conmocionados Luisilda Malheiro y su marido Eduardo Abreu, un agricultor de 62 a?os que todav¨ªa no se cree lo que acaba de vivir. Ellos est¨¢n vivos, pero no saben nada de sus vecinos, a los que vieron huir de su pueblo, Pobrais. Abreu explica que la violencia de las llamas era algo "incomprensible" y consiguieron meterse en su tractor y su furgoneta y salir despavoridos. "Nuestra casa est¨¢ todav¨ªa all¨ª, pero lo hemos perdido todo, adem¨¢s de a nuestros animales", explica con l¨¢grimas en los ojos. "Pudimos salvar dos cabras, pero ten¨ªamos pollos, conejos, patos... a¨²n recuerdo los gritos de todos", narra, todav¨ªa en estado de shock.
"?Qu¨¦ tragedia! La casa de mi abuela qued¨® arrasada", lamenta Ant¨®nio Pires en el pueblo de Vila Facaia, de 580 habitantes. A sus 40 a?os, este hombre ten¨ªa que tragar saliva antes de poder continuar con voz temblorosa: "Cuatro de mis allegados y vecinos murieron por la noche. Tambi¨¦n murieron decenas de perros, cabras, vacas, conejos y otros animales", explic¨® Pires, completamente desolado.
A pocos kil¨®metros de distancia, justo en la entrada de Nodeirinho, un polic¨ªa impide a los periodistas acercarse a un coche carbonizado. Se encuentra rodeado de un bosque de eucaliptos y pinos devorados por las llamas, y todav¨ªa se puede ver una columna de humo gris intenso. En el coche hay tres cuerpos en los asientos, entre ellos el de un ni?o, seg¨²n algunos testimonios recogidos en el lugar.
Isabel Ferreira, una mujer de 62 a?os residente en un pueblo cercano, Nodeirinho, no puede contener las l¨¢grimas sentada con un caf¨¦ entre sus manos. "Conoc¨ªa a varias de las v¨ªctimas. Un amigo ha perdido a su madre y a su hija de cuatro a?os porque ella no consigui¨® salir de la parte trasera del coche", explica. "Ya hab¨ªamos visto incendios por esta zona, pero ninguno con muertos. No recordamos nada parecido", se lamenta.
Mientras los vecinos intentan comprender c¨®mo una tragedia as¨ª ha segado sus vidas, la polic¨ªa ha asegurado hoy que el origen del incendio fue "una tormenta el¨¦ctrica seca". "Encontramos el ¨¢rbol alcanzado por el rayo", dijo el director de la polic¨ªa nacional, Almeida Rodrigues.
Esa informaci¨®n no es suficiente para calmar a los vecinos. A la tristeza se le ha sumado ya la indignaci¨®n. Muchos vecinos de la zona aseguran que durante horas no vieron a un s¨®lo bombero. "No ten¨ªamos ni agua, ni electricidad y fuimos abandonados a nuestra suerte", protestaba Ant¨®nio Pires. Seg¨²n el experto forestal Paulo Fernandes, de la Universidad Tr¨¢s-os-Montes, la cat¨¢strofe podr¨ªa haberse evitado. "O al menos minimizado, si se hubiesen cortado a tiempo las carreteras. Hay que utilizar mejor los datos meteorol¨®gicos".
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