McCain, afectado de c¨¢ncer, enmudece al Senado con su defensa del consenso
El antiguo h¨¦roe de guerra y candidato a la presidencia lamenta la incapacidad partidista de llegar a acuerdos. Sus compa?eros le ovacionan
El viejo h¨¦roe, el soldado y el hombre sincero, el pol¨ªtico experimentado y el antiguo candidato a la presidencia de Estados Unidos. John McCain fue el martes muchas cosas en el Capitolio, pero ninguna tan importante como ser ¨¦l mismo. A sus 80 a?os y afectado por un agresivo c¨¢ncer, el senador por Arizona dio una lecci¨®n a sus compa?eros de C¨¢mara.
El d¨ªa era se?alado. El presidente Donald Trump, ante los repetidos fracasos de su reforma sanitaria, hab¨ªa exigido a los senadores republicanos un cierre de filas y aprobar al menos la apertura del debate. McCain ten¨ªa argumentos para no ir. Aparte de ser?el mayor detractor de Trump entre los republicanos y rechazar su propuesta para liquidar el Obamacare, le acababan de extirpar un tumor cerebral y convalec¨ªa en Arizona a 3.200 kil¨®metros. Todo un arsenal de motivos que no impidieron que McCain, en un gesto de pundonor, acudiera a la cita.
En traje oscuro y sonriente, entr¨® como si fuera un d¨ªa m¨¢s. Pero su presencia galvaniz¨® de inmediato al Senado. Sus compa?eros, de pie, le brindaron una larga ovaci¨®n. McCain, bajo los aplausos, no dej¨® de andar y saludar. La herida p¨²rpura de su operaci¨®n a¨²n era visible. Brillaba como un aviso sobre su ojo izquierdo. Firme, tranquilo, ya veterano, el cinco veces senador por Arizona aguard¨® su turno para hablar y cuando le lleg¨®, hizo sentir la voz de un tiempo distante. En un Senado barrido por las luchas intestinas y los intereses grupales, enton¨® un canto al consenso, a la capacidad pol¨ªtica de hacer pol¨ªtica.
¡°Hemos de confiar unos en otros. Dejad de escuchar a los bocazas altisonantes de la televisi¨®n, la radio e internet. ?Mandadlos al infierno!¡ Hemos estado perdiendo el tiempo en asuntos importantes porque insistimos en querer ganar sin buscar la ayuda del que est¨¢ al otro lado del pasillo. No estamos logrando nada, compa?eros m¨ªos, no estamos logrando nada¡±, se lament¨® McCain ante un Senado enmudecido.
¡°Yo mismo he dejado a veces que la pasi¨®n gobierne mi raz¨®n. No creo que ninguno se sienta orgulloso de nuestra incapacidad. Dedicarse a impedir que tus oponentes pol¨ªticos cumplan sus metas, no es el trabajo m¨¢s inspirador. La mayor satisfacci¨®n es respetar nuestras diferencias pero sin impedir los acuerdos¡±, afirm¨®.
Sus palabras reverberaron en la sala. Pero McCain no par¨®. Fue a lo concreto, a la ley que pretende sacar adelante Trump para liquidar el Obamacare, el sistema sanitario que ha dado cobertura a 20 millones de personas. ¡°Voto a favor de la moci¨®n para permitir que el debate se abra y se presenten enmiendas. Pero no apoyar¨¦ esta ley como est¨¢ hoy¡±, remat¨®.
La apertura de debate fue aprobada por la m¨ªnima. Si ¨¦l no hubiera acudido, no habr¨ªa prosperado.. Ahora empezar¨¢n largas semanas de discusiones y negociaciones. El senador por Arizona no podr¨¢ asistir a todas. Pero pocos dudan de que volver¨¢ en cuanto pueda. Enfermo o no. As¨ª es John McCain.
EL LUCHADOR
Aviador, h¨¦roe de guerra y prisionero en Vietnam, McCain ha desarrollado una rica y respetada carrera pol¨ªtica que lleg¨® a su apogeo en 2008 cuando compiti¨® por la presidencia de Estados Unidos contra el dem¨®crata Barack Obama. Tras su derrota, sigui¨® como senador por Arizona y se erigi¨® en una figura referencial de la derecha. Halc¨®n en temas militares, pero capaz criticar a George Bush por la guerra de Irak,en m¨¢s de una ocasi¨®n ha cruzado la divisoria y votado junto a los dem¨®cratas, especialmente en apoyo a la inmigraci¨®n.
Desde esa autonom¨ªa, reflejo de una ¨¦poca ya marchita, McCain ha representado uno de los pocos baluartes s¨®lidos en filas republicanas contra el vendaval Trump. Ya en los albores le rechaz¨® como candidato y tuvo que soportar los improperios del multimillonario. "No es un h¨¦roe de guerra. Solo es un h¨¦roe de guerra porque fue capturado. Prefiero a los que no han sido capturados", le lleg¨® a decir Trump en 2015, pasando por alto que McCain, hijo del jefe de las fuerzas estadounidenses en el Pac¨ªfico, fue torturado con sa?a durante su cautiverio.
Con Trump en el poder, McCain no se ha mordido la lengua y nunca ha dejado de criticar las peligrosas relaciones del presidente con el Kremlin. "Esta pel¨ªcula ya la hab¨ªamos visto. Est¨¢ alcanzando el tama?o y la escala del Watergate", sentenci¨® en mayo. Tambi¨¦n le critic¨® por sus andanadas a la medios: "Lo primero que hacen los dictadores es atacar a la prensa".
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