La Justicia anula las condenas a cuatro guardas de Blackwater que mataron a 14 civiles en Irak

Un tribunal federal de apelaciones anul¨® este viernes las condenas a cuatro exguardas de Blackwater por la muerte de al menos 14 civiles iraqu¨ªes desarmados en una plaza de Bagdad en 2007. La decisi¨®n abre un nuevo cap¨ªtulo en la larga batalla legal en torno a una matanza que se convirti¨® en un s¨ªmbolo de los excesos de la guerra privada de los mercenarios.

En abril de 2015, uno de los agentes fue condenado a cadena perpetua por asesinato al iniciar el tiroteo. Y los otros tres recibieron sentencias de 30 a?os de c¨¢rcel por homicidio. El juicio se inici¨® en 2014 impulsado por el Gobierno estadounidense tras a?os de tropiezos de procedimiento y desestimaciones.

Tres a?os despu¨¦s, ante un recurso de la defensa, un juez de apelaciones consider¨® inapropiadas las sentencias. En el caso de los tres agentes condenados a 30 a?os (Dustin Heard, Evan Liberty y Paul Slough), aleg¨® que sus penas fueron m¨¢s severas de lo necesario al castigar espec¨ªficamente el hecho de los que llevaban metralletas, algo que ten¨ªan que hacer para su trabajo.

En cuanto al guarda condenado por asesinato, Nicholas Slatten, un francotirador al que la Fiscal¨ªa acus¨® de iniciar el tiroteo, el juez derog¨® por completo su sentencia de cadena perpetua. Esgrimi¨® que no deber¨ªa haber sido juzgado junto al resto, sobre todo cuando uno de los otros tres agentes dijo haber sido el primero en disparar. Ahora, el Departamento de Justicia tiene que decidir si, 10 a?os despu¨¦s de los hechos, presenta una nueva acusaci¨®n contra Slatten.

Todos ellos sirvieron en el Ej¨¦rcito antes de trabajar en Blackwater, que les pagaba en algunos casos hasta 10 veces m¨¢s.

En el momento de la matanza, a los cuatro a?os del inicio de la guerra de Irak, Blackwater ten¨ªa un contrato con el Departamento de Estado por m¨¢s de 1.000 millones de d¨®lares para proteger a su personal. Actuaban con enorme laxitud. Exist¨ªa en Irak un ¡°ambiente lleno de negligencias¡± en que los agentes de Blackwater se sent¨ªan ¡°por encima de la ley¡±, seg¨²n un informe del Departamento de Estado redactado un mes antes del suceso.

Los agentes integraban un convoy de cuatro jeeps que escoltaba a unos diplom¨¢ticos tras el estallido de un coche bomba en una zona cercana. Alegan que dispararon porque se sintieron amenazados por unos supuestos milicianos insurgentes, pero la Fiscal¨ªa rechaz¨® esa versi¨®n y el juez determin¨® que actuaron sin justificaci¨®n.

El suceso indign¨® al Gobierno iraqu¨ª y hundi¨® la imagen de Blackwater, cuyo propietario la vendi¨® y ahora se llama Academi. Tambi¨¦n oblig¨® a EE UU a mejorar sus controles, y simboliz¨® la impunidad que cre¨ªan gozar el mar de contratistas en la llamada guerra contra el terrorismo. Entonces y en los a?os posteriores, hab¨ªa en Irak y Afganist¨¢n m¨¢s contratistas -hasta 95.000 y 112.000 respectivamente- que soldados estadounidenses, seg¨²n datos oficiales.