Masiva movilizaci¨®n en Argentina por el ¨²ltimo desaparecido
Graves incidentes al final de la marcha que exige al Gobierno que encuentre a Maldonado
Ya ha pasado un mes. Y se sabe lo mismo que el primer d¨ªa: absolutamente nada. El misterio de la desaparici¨®n de Santiago Maldonado crece. Este hombre de 28 a?os estaba con un grupo de mapuches que han ocupado unas tierras de Benetton en la Patagonia cuando lleg¨® la Gendarmer¨ªa para disolverlos porque estaban cortando una carretera. Desde entonces no se le ha vuelto a ver. Sus compa?eros y buena parte del pa¨ªs cree que la polic¨ªa se lo llev¨®, lo mat¨® y ocult¨® el cad¨¢ver en la inmensidad de la Patagonia. El Gobierno y otra buena parte del pa¨ªs, la que le apoya, trata de buscar otras hip¨®tesis, incluida la de que se fugara a Chile y muriera all¨ª o cayera en una reyerta previa sin participaci¨®n de los gendarmes.
Muchos pensaban en Argentina que el asunto ir¨ªa dejando poco a poco la primera l¨ªnea. Pero en el pa¨ªs de los desaparecidos y de la movilizaci¨®n constante en especial por los derechos humanos, un asunto muy sensible que preocupa m¨¢s que en ning¨²n otro, est¨¢ pasando lo contrario. Qued¨® en evidencia con una movilizaci¨®n masiva, con miles de personas, muchas de ellas de organizaciones peronistas pero otras tambi¨¦n ciudadanos sin pancartas, que sal¨ªan de sus trabajos para acercarse a la Plaza de Mayo, en ocasiones con sus hijos. Hab¨ªa algunos gritos contra el Gobierno, pero sobre todo una exigencia un¨¢nime: que logre encontrar a Maldonado ya.
La manifestaci¨®n se fue calentando cuando Sergio Maldonado, el hermano de Santiago, atac¨® desde el estrado a la ministra de Seguridad Patricia Bullrich. "Le pido que d¨¦ un paso al costado y deje a alquien capacitado", dijo ¨¦l con el micr¨®fono. "Fuera, fuera, que se vaya", gritaba la plaza. "Asesinos, asesinos", clamaban otros mientras hablaba el hermano con un discurso duro contra el Ejecutivo. La familia y la mayor¨ªa de los manifestantes tienen claro el culpable: "yo sab¨ªa, yo sab¨ªa, a Santiago Maldonado, lo llev¨® gendarmer¨ªa", cantaban los m¨¢s j¨®venes.
La marcha fue tranquila. Pero cuando termin¨®, decenas de personas encapuchadas, con palos, se quedaron en la zona y comenzaron una batalla campal con la polic¨ªa que dur¨® horas en diversos puntos del centro de Buenos Aires. Los peores incidentes desde que Mauricio Macri lleg¨® al poder dejaron im¨¢genes que en Argentina son poco frecuentes en los ¨²ltimos a?os, con un cami¨®n con un ca?¨®n de agua a presi¨®n lanzando su chorro para despejar algunas de las avenidas m¨¢s conocidas del centro. La polic¨ªa tambi¨¦n lanz¨® pelotas de goma y gases y detuvo a 27 personas. La violencia dej¨® 23 heridos. Todo se produc¨ªa en directo, con las c¨¢maras de televisi¨®n meti¨¦ndose dentro de los coches policiales mientras los detenidos gritaban su nombre para garantizar su seguridad, y alguno incluso mandaba un "te quiero" a su novia mirando a la c¨¢mara, con gran dramatismo.
Argentina tiene cinco canales de noticias 24 horas y todo se produce en directo. En un pa¨ªs donde el asunto de los derechos humanos es extremadamente sensible, lo que m¨¢s teme cualquier gobernante es que una intervenci¨®n policial acabe con un muerto. Hist¨®ricamente este tipo de situaciones han puesto en riesgo la estabilidad de los gobiernos. El peor momento se vivi¨® en 2001, cuando el radical Fernando de la R¨²a huy¨® de la Casa Rosada en helic¨®ptero despu¨¦s de una jornada dur¨ªsima de represi¨®n que acab¨® con 38 muertos. Desde entonces, todos los gobernantes extreman la cautela.
Los manifestantes est¨¢n seguros de que fue la gendarmer¨ªa quien se llev¨® a Santiago Maldonado pero la investigaci¨®n no avanza, algo frecuente en el pa¨ªs de los desaparecidos y del caso Nisman, a¨²n por aclarar. Nadie logra una pista s¨®lida a pesar de que es un asunto de primer nivel en la agenda pol¨ªtica argentina, y se supone que el aparato del Estado est¨¢ en marcha para buscar evidencias. ¡°Somos los primeros interesados en que aparezca Maldonado. Estamos trabajando con todas las herramientas del Estado para llegar a una respuesta. No descartamos ninguna hip¨®tesis, no encubrir¨ªamos a nadie, queremos que se sepa la verdad del caso¡±, clam¨® en el Congreso Marcos Pe?a, mano derecha del presidente Mauricio Macri.
Pero todo sigue atascado. Las pruebas de ADN se retrasan, los peritajes no llegan, saltan decenas de teor¨ªas conspirativas que quedan inmediatamente desmentidas por los hechos. Y en medio de ese caos, contra todo pron¨®stico, la movilizaci¨®n social no se reduce. Aumenta.
Empez¨® como una protesta que se mov¨ªa entre grupos afines a los mapuches, muy minoritarios. Poco a poco lleg¨® a otros grupos m¨¢s organizados de sindicatos, agrupaciones kirchneristas. Y finalmente estall¨® hasta llegar a todos los sectores sociales, con la excepci¨®n de los que detestan tanto al kirchnerismo que no creen ninguna reclamaci¨®n que venga de ese mundo.
Miles de personas, entre ellos algunos de los argentinos m¨¢s famosos por todo el mundo, se movilizan en las redes sociales para exigir al Gobierno, principal responsable de la b¨²squeda, que encuentre a Maldonado y lleve a los responsables de su desaparici¨®n ante la justicia. En los trabajos, incluso en las escuelas, se movilizan los maestros y hasta los ni?os, lo que ha provocado una gran pol¨¦mica entre los padres que no quieren que les hablen de este asunto a sus hijos en la escuela.
La movilizaci¨®n ahora ha pasado de las redes sociales a la calle. Y sigue creciendo. No solo en las miles de personas que llenaron la Plaza de Mayo, frente al despacho del presidente en la Casa Rosada, en el mismo lugar donde siempre se han hecho todas las grandes reclamaciones por otros desaparecidos. Tambi¨¦n en otras ciudades argentinas e incluso fuera, en varios pa¨ªses, con concentraciones frente a las embajadas.
En El Bols¨®n, en la Patagonia, un pueblo id¨ªlico lleno de hippies donde viv¨ªa Maldonado, un peque?o grupo se acerc¨® a la sede de la gendarmer¨ªa para gritar "asesinos" y algunos tiraron c¨®cteles molotov a los agentes.
Los manifestantes no creen en la versi¨®n oficial, y est¨¢n convencidos de que el Estado est¨¢ protegiendo a los polic¨ªas que se lo llevaron. Pero no aparece ninguna prueba que permita imputar a los agentes. Y el cad¨¢ver tampoco.
La semana que viene empezar¨¢n a llegar las pruebas de ADN que podr¨ªan aclarar algo m¨¢s, pero nadie conf¨ªa demasiado. Los antecedentes de los grandes misterios argentinos no invitan a la confianza.Quedan menos de dos meses para unas elecciones importantes, el 22 de octubre, en las que se renueva buena parte del Parlamento. Y este asunto, que es un problema cada d¨ªa mayor para el Gobierno, no para de crecer.
"Nadie deber¨ªa quedar indiferente ante una desaparici¨®n"
Las calles c¨¦ntricas de Buenos Aires quedaron empapeladas hoy con una ¨²nica pregunta: "?D¨®nde est¨¢ Santiago Maldonado?". El interrogante se repet¨ªa en las pancartas y camisetas de los manifestantes presentes en la Plaza de Mayo para exigir la aparici¨®n con vida de Maldonado. "Nadie puede quedar indiferente ante una desaparici¨®n. Si le quitan los derechos a uno, todos corremos peligro", dice Patricia Gonz¨¢lez. Esta administrativa considera que el Gobierno y los medios de comunicaci¨®n han hecho creer a la ciudadan¨ªa que se trata de una movilizaci¨®n partidaria para intentar restarle apoyo: "Santiago representa a cada uno de nuestros hijos. Por ellos debemos exigir que se respeten los derechos, que la Justicia investigue y saber qu¨¦ pas¨® con Santiago. Lo queremos vivo y que no haya m¨¢s Santiagos", agrega.
Entre los presentes predomina una gran desconfianza hacia las fuerzas de seguridad, a las que atribuyen la responsabilidad por la desaparici¨®n del artesano. "Con Macri, la polic¨ªa volvi¨® a sentirse habilitada para reprimir, estigmatizar y discriminar. En un pa¨ªs con nuestra historia, con 30.000 desaparecidos, decimos Nunca M¨¢s", comenta Jos¨¦ Bertotti al lado de una de las numerosas parrillas instaladas alrededor de la plaza, en las que se asan chorizos, hamburguesas y bondiolas. "Que se vaya, que se vaya", corea Bertotti junto a los dem¨¢s cuando el hermano del desaparecido, Sergio Maldonado, pide la dimisi¨®n de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich.
"Vengo a respaldar a mis hermanos mapuches y a todos aquellos, como Santiago, que est¨¢n con ellos. El Gobierno cuando nos necesita se saca fotos con nosotros, pero si reclamamos un territorio que es nuestro, nos considera terroristas", denuncia Renken K¨¹r¨¹wentru. Este cafetero mapuche hace sonar el ?olkin (corneta) y a su alrededor todos se giran para mirarlo. "Vivo se lo llevaron, vivo lo queremos", grita un grupo de manifestantes. "Aparici¨®n con vida ya", escriben otros en una pared cercana. "Santiago Maldonado", gritan desde el escenario. "Presente", responde la multitud.
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