Negocio familiar, ¨¦xito mundial
El c¨¦lebre Mittelstand es la columna vertebral pilar de la boyante econom¨ªa alemana. El envejecimiento de la poblaci¨®n y las tensiones comerciales con EE UU podr¨ªan complicar su futuro
Un joven est¨¢ aprendiendo a pulir rieles en una nave industrial cerca de Dortmund. Est¨¢ fabricando una silla de ginecolog¨ªa puntera que acabar¨¢ instalada en alg¨²n consultorio de cualquier rinc¨®n del planeta. El aprendiz trabaja bajo el mismo techo que el due?o de la compa?¨ªa, su hijo, su primo y 200 empleados m¨¢s. Esta f¨¢brica pertenece al c¨¦lebre Mittelstand, las empresas familiares alemanas que cimentan la columna vertebral de la primera econom¨ªa europea.
Se encuentran repartidas por los valles y pueblos del pa¨ªs, pero su vocaci¨®n es internacional y sus productos se venden en todo el mundo, alimentando el desequilibrio de la balanza comercial alemana que ha puesto en pie de guerra al presidente estadounidense, Donald Trump. Las tensiones internacionales, el dif¨ªcil relevo generacional en una sociedad envejecida o el salto tecnol¨®gico al coche el¨¦ctrico son solo algunos de los retos a los que deben hacer frente las empresas, de las que en buena medida depende la salud de la econom¨ªa alemana.
El 99% de las empresas alemanas pertenecen al Mittelstand: son empresas de nicho, hiperespecializadas,? exportan mucho e invierten en I+D
¡°Alemania era hasta hace poco m¨¢s de 15 a?os el enfermo de Europa, pero gracias e al esfuerzo globalizador e innovador de estas empresas, la situaci¨®n es ahora completamente distinta. Casi la mitad de los llamados campeones ocultos del mundo son ahora alemanes¡±, sostiene Hermann Simon, considerado el gran experto en estrategia empresarial y Mittelstand y autor de Hidden Champions of the 21st Century. El t¨¦rmino se refiere a aquellas pymes que aunque casi nadie haya o¨ªdo su nombre, ocupan la primer posici¨®n en su sector. Simon explica que Francia, EE UU o Jap¨®n tienen un n¨²mero mucho mayor de grandes empresas, pero que en Pymes, Alemania se sit¨²a a la cabeza y que ese es precisamente la clave del ¨¦xito de su econom¨ªa.
Las cifras hablan de un envidiable estado de salud de la econom¨ªa alemana, mientras la mayor parte de los ciudadanos aspira a conservar el bienestar logrado. Consideran a la canciller, Angela Merkel, que lleva 12 a?os en el cargo y que este domingo pelea por un cuarto mandato, la gran art¨ªfice de esta coyuntura y la mayor¨ªa dice no querer experimentar con nuevos candidatos como el socialdem¨®crata, Martin Schulz. En una reciente encuesta de Forsa, el 75% de los preguntados dijo que consideraba su situaci¨®n econ¨®mica buena o muy buena.
En torno al 99% de las empresas alemanas pertenecen al Mittelstand, que comparte una misma cultura corporativa. Son empresas de nicho, hiperespecializadas, tienen pocos trabajadores, exportan mucho e invierten una parte considerable de sus beneficios en I+D, lo que les permite innovar y situarse a menudo como l¨ªderes en su mercado. Ya sea vendiendo un tipo de ensamblaje que solo fabrican ellos en todo el mundo o una pieza ¨²nica que permite que funcione el gatillo de las mangueras de las gasolineras. De las 5.000 patentes vinculadas a los veh¨ªculos aut¨®nomos, la mitad procede de pymes alemanas.
Las cifras que aporta el ministerio de Econom¨ªa son elocuentes. El 58,5% de los puestos de trabajo que se crean en Alemania proceden de estas empresas familiares, donde adem¨¢s se forma el 81,8% de los aprendices educados en el afamado sistema de formaci¨®n profesional germano. El 56% de la riqueza que se genera en el pa¨ªs sale de estas empresas.
¡°Es un modelo ¨²nico que no hay en otros pa¨ªses y que permite la innovaci¨®n tecnol¨®gica, pero requiere estabilidad pol¨ªtica y que Alemania siga siendo el gran exportador del mundo¡±, interpreta Oliver Falck, catedr¨¢tico de Econom¨ªa de la Universidad Ludwig-Maximilian de Munich y director del centro para la organizaci¨®n industrial y nuevas tecnolog¨ªas del Instituto Ifo. Falck advierte de que el poder¨ªo de las pymes alemanas no tiene por qu¨¦ ser infinito. ¡°La transici¨®n demogr¨¢fica hace que para los due?os de las empresas sea cada vez m¨¢s dif¨ªcil jubilarse y encontrar sucesores. Si dejan de ser una empresa familiar, dejar¨¢n de existir¡±. Un documento del ministerio de Econom¨ªa, que repasa los retos a los que se enfrentan estas empresas detalla que el problema demogr¨¢fico es particularmente agudo en el Este del pa¨ªs, ya que ¡°la generaci¨®n de empresarios de la post-reunificaci¨®n est¨¢ llegando a su edad de jubilaci¨®n¡±. La digitalizaci¨®n y creciente internacionalizaci¨®n complica adem¨¢s las sucesiones en familias reducidas ya que cada vez son necesarias m¨¢s competencias. Simons asegura que cada vez se contrata m¨¢s a directivos profesionales para gestionar las empresas familiares. ¡°La qu¨ªmica entre miembros de la familia es muy especial, pero hay compa?¨ªas que ya no tienen otra opci¨®n¡±, asegura el experto.
En Schmitz u. S?hne fabrican y comercializan equipo m¨¦dico para hospitales. Camillas, carritos para medicamentos y mesas de operaciones entre otros. Pero su producto estrella es un sill¨®n de ginecolog¨ªa, los de las piernas en alto. Sillas de ginecolog¨ªa se fabrican muchas en el mundo, pero estas son ¨²nicas, porque seg¨²n explican sus productores, son de gama alta. Para empezar, porque la idea no es solo que sean funcionales, sino que est¨¢n pensadas para resultar agradables y por eso son de colores, con un dise?o bonito y aristas romas. Pero sobre todo porque llevan ordenadores incorporados que recuerdan las posiciones de cada paciente y que permiten al m¨¦dico trabajar m¨¢s libremente y en remoto. Esas innovaciones les convierte en l¨ªderes europeos en sillones de ginecolog¨ªa y eso se traduce en 40 millones de euros anuales en ventas.
¡°No se trata de competir en precio, sino de ofrecer lo que otros no pueden ofrecer¡±, presume Friedrich Schmitz, al frente de esta empresa del Mittelstand de libro, situada en Sauerland, una bolsa de prosperidad en el empobrecido Estado federal de Renania del norte-Westfalia. La c¨¢mara de comercio de la regi¨®n cuenta hasta 153 campeones ocultos, que conviven junto a ciudades con un desempleo de dos d¨ªgitos.
En Schmitz u. S?hne se empe?an en tener el control absoluto sobre toda la cadena de producci¨®n. ¡°Aqu¨ª, todo es made in Germany¡±, asegura Schmidtz hijo. Su bisabuelo fue el primero que empez¨® en los a?os 30 produciendo acero. Pocos a?os m¨¢s tarde reconvirtieron la empresa y hasta hoy. Explica tambi¨¦n Schmitz que invierten un 8% de sus beneficios en Investigaci¨®n y desarrollo, una cifra que pr¨¢cticamente dobla lo habitual en este tipo de producci¨®n.
¡°Aqu¨ª, todo es made in Germany¡±, asegura Schmidtz hijo. Su bisabuelo empez¨® en los a?os 30 produciendo acero
Esta empresa, como buena parte del Mittelstand vive en buena medida de sus ventas en el extranjero. Esta es otra caracter¨ªstica de estas empresas peque?as y medianas, que pese a su tama?o, operan a escala global. En los ¨²ltimos 10 a?os han doblado su presencia, seg¨²n Simons. Cerca de dos tercios de su producci¨®n e vende fuera de Alemania. En esta empresa de Sauerland, exportan el 50% de lo que fabrican a Oriente Pr¨®ximo, Asia y el Pac¨ªfico. Este a?o arrancan sus ventas en Estados Unidos.
La pol¨ªtica de personal es tambi¨¦n muy caracter¨ªstica de este tipo de pymes, convertidas a menudo en una gran familia. La media de permanencia de un trabajador en esta empresa es de 19 a?os. Un tercio de los empelados de Schmitz u. S?hne han sido formados entre las cuatro paredes de esta f¨¢brica. Ese aprendizaje est¨¢ remunerado desde el principio. El primer a?o ganan 900 euros y a partir de ah¨ª va subiendo. Es una formaci¨®n que combina la teor¨ªa con la pr¨¢ctica. A Schmitz le preocupa la formaci¨®n que traen los aprendices antes de cruzar por primera vez la puerta de la f¨¢brica. ¡°En los ¨²ltimos a?os, los chicos llegan cada vez peor preparados¡±.
Fiebre exportadora
La fiebre exportadora alemana se ha traducido en el mayor super¨¢vit comercial m¨¢s abultado del mundo ¨Cmayor que el de China-, que trae de cabeza a sus competidores y ha provocado un sonoro choque diplom¨¢tico con Washington que amenaza con derivar en guerra comercial. El a?o pasado, Alemania acumul¨® 253.000 millones de super¨¢vit comercial.
El presidente estadounidense ha sido muy expl¨ªcito al expresar sus cr¨ªticas a un desequilibrio comercial que con EE UU suma 65.000 millones y con el que el presidente, Donald Trump, se ha propuesto acabar. ¡°Tenemos un d¨¦ficit comercial ENORME con Alemania y adem¨¢s pagan MUCHO MENOS de lo que deben a la Otan. Muy malo para EE UU. Esto va a cambiar¡±, tuiteaba Trump el pasado mayo.
Pero esta vez, Trump no est¨¢ solo. Al Banco central Europeo, a Bruselas y al Fondo Monetario Internacional tambi¨¦n les preocupa un super¨¢vit comercial que consideran representa un peligro para la salud de la econom¨ªa global.
La moderaci¨®n salarial es una de las razones que, seg¨²n numerosos expertos permite a las exportaciones ser tan competitivas. Los bajos salarios, argumentan, reducen adem¨¢s la capacidad de consumo y descienden por tanto las importaciones. Berl¨ªn sin embargo defiende que sus productos son de mucha calidad y por eso se venden bien en todo el mundo, que la poblaci¨®n envejecida es ahorradora y que en todo caso, la fortaleza del euro la decide el Banco Central Europeo sin que Berl¨ªn tenga margen de maniobra. En Schmitz u. S?hne coinciden: ¡°en los ¨²ltimos dos a?os nos ha venido muy bien la debilidad del euro¡±.
Este reportaje forma parte de 'La Alemania de la era Merkel', una serie de cinco art¨ªculos que dibujan un retrato pol¨ªtico, econ¨®mico y social de la potencia europea en los d¨ªas previos a las elecciones generales del pr¨®ximo 24 de septiembre.
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Alexander Schiersch, investigador del Instituto alem¨¢n para la Investigaci¨®n Econ¨®mica (DIW) destaca otra ventaja a?adida. Explica que al estar distribuidas por todo el territorio, la oferta de puestos de trabajo bien pagados no se concentra en las ciudades y eso permite mantener un buen equilibrio econ¨®mico y sociol¨®gico entre el campo y la ciudad. ?l piensa que la supervivencia de muchas de estas empresas depender¨¢ de si los fabricantes alemanes son capaces de dar el salto al coche el¨¦ctrico ya que el Mittelstand es el gran suministrador de piezas para autom¨®viles, un sector en plena transformaci¨®n.