May propone una transici¨®n de dos a?os tras el Brexit
La primera ministra brit¨¢nica intenta desbloquear la negociaci¨®n con Bruselas con un discurso en Florencia
La primera ministra brit¨¢nica ofreci¨® seguir contribuyendo sustancialmente a las arcas de la UE durante un periodo de transici¨®n de dos a?os, una vez consumado el Brexit. Su discurso de este viernes por la tarde en Florencia, que hab¨ªa generado alta expectaci¨®n en Londres y en Europa, depar¨® t¨ªmidos avances en los t¨¦rminos del divorcio. Trataba May de desbloquear las negociaciones con Bruselas y poder avanzar en las discusiones sobre la relaci¨®n futura. Pero una l¨ªder debilitada, con el campo de maniobra minado por la guerra latente en su Gobierno, ni mucho menos despej¨® la gran inc¨®gnita sobre c¨®mo ve esos futuros lazos entre Reino Unido y el continente.
A los Veintisiete les corresponder¨¢ valorar si el discurso de Theresa May en Florencia -acaso el m¨¢s importante que ha pronunciado sobre el tema hasta la fecha, al menos en t¨¦rminos del momento en que se produce y de la escenificaci¨®n- supone el ¡°progreso suficiente¡± en los t¨¦rminos del divorcio que demandan para empezar a hablar de la relaci¨®n futura. Respecto a qu¨¦ quiere exactamente Reino Unido de la UE cuando est¨¦ fuera, resultar¨¢ dif¨ªcil defender que la primera ministra proporcion¨® ayer el nivel de detalle que vienen exigiendo en Europa. Pero el discurso, pronunciado ante periodistas en un reducido auditorio del complejo de Santa Mar¨ªa Novella, s¨ª supone cierta mejora en el tono y constituye un avance, al memos t¨ªmido, en algunas de las materias que m¨¢s preocupan en Reino Unido y en Europa.
La primera ministra propuso un ¡°periodo de implementaci¨®n¡± para suavizar el salto entre el momento en que Reino Unido abandone la UE -el 29 de marzo, en virtud del art¨ªculo 50 del Tratado de Lisboa- y el momento en que entre en vigor la nueva relaci¨®n. Habl¨® de un periodo de ¡°alrededor de dos a?os¡± para que las personas y empresas puedan ¡°adaptarse de manera suave y ordenada¡±. Durante ese periodo ¡°de duraci¨®n estrictamente limitada¡±, Reino Unido estar¨¢ sometido a ¡°las normas y regulaciones de la UE¡±, tal como viene exigiendo Bruselas. Un matiz: en esos dos a?os, ¡°los ciudadanos europeos podr¨¢n seguir viniendo a Reino Unido, pero habr¨¢ un sistema de registro¡±.
No es la primera vez que habla May de un periodo de implementaci¨®n, pero s¨ª la vez que m¨¢s ha detallado su naturaleza. La propuesta ser¨¢ bien recibida por el mundo empresarial, que viene exigiendo un periodo de transici¨®n desde el principio, y la imposici¨®n de un l¨ªmite temporal supone una cierta concesi¨®n al sector m¨¢s duro de los antieuropeos, temeroso de que la situaci¨®n transitoria acabe convirti¨¦ndose en permanente.
Durante esos dos a?os -y he aqu¨ª el segundo avance aportado por May- Reino Unido est¨¢ dispuesto a cumplir con sus pagos comprometidos al presupuesto de la UE. ¡°No quiero que nuestros socios teman que tendr¨¢n que pagar m¨¢s o recibir menos durante lo que queda del corriente presupuesto como resultado de nuestra decisi¨®n de irnos¡±, dijo. ¡°Reino Unido honrar¨¢ los compromisos realizados durante el periodo de nuestra membres¨ªa¡±.
May no especific¨® una cifra, pero los c¨¢lculos realizados por la prensa brit¨¢nica la sit¨²an entre los 20.000 y los 23.000 millones de euros. No es una cantidad que vaya a satisfacer de entrada a Bruselas, en cuyos pasillos se habla de tres veces esa cantidad. Pero s¨ª es un punto de partida para empezar a negociar, que May conf¨ªa en que sirva para desbloquear las negociaciones.
La factura a pagar es uno de los tres peliagudos asuntos englobados en los llamados t¨¦rminos del divorcio, respecto a los que Bruselas ha dejado claro que necesita ¡°progresos significativos¡± antes de empezar a hablar del futuro. En los otros dos temas ¨Cla frontera irlandesa y los derechos de los ciudadanos europeos en Reino Unido y viceversa- tambi¨¦n quiso May ofrecer avances.
En el terreno de los derechos de los tres millones de ciudadanos europeos residentes en Reino Unido -al margen de buenas palabras, que las hubo- el discurso depara una importante novedad respecto a la propuesta publicada por el Gobierno de May el pasado 26 de junio. Europa exige que los derechos de sus ciudadanos sigan siendo tutelados por el Tribunal Europeo de Justicia despu¨¦s del Brexit, algo a lo que Londres se niega. Ayer May propuso una f¨®rmula intermedia para romper el bloqueo: los acuerdos del tratado de salida se incorporar¨¢n a la legislaci¨®n brit¨¢nica, permitiendo a los europeos exigirlos en la Justicia brit¨¢nica. Pero, adem¨¢s, acepta que la jurisprudencia futura del tribunal luxemburgu¨¦s deba ser tenida en cuenta por los jueces brit¨¢nicos.
Menos concreci¨®n hubo en el tercero de los asuntos sobre los que se debe ¡°progresar suficientemente¡± antes de hablar de la relaci¨®n futura: la frontera entre Irlanda e Irlanda del Norte. Es uno de los temas m¨¢s complicados, como admiten fuentes del Gobierno, y Bruselas ha dejado claro que corresponde a Reino Unido resolverlo. Pero, este viernes, apenas ofreci¨® May m¨¢s que la constataci¨®n de que las dos partes han ¡°declarado expl¨ªcitamente¡± que no aceptar¨¢n ¡°ninguna infraestructura f¨ªsica en la frontera¡±.
Transcurridos ya seis meses desde que activ¨® el proceso de salida, una cuarta parte del tiempo que dispone para negociar, el discurso ofrec¨ªa a May la oportunidad de concretar, como le vienen pidiendo desde el continente, el tipo de relaci¨®n que desea tener con la UE despu¨¦s del Brexit. Pero May se limit¨® a pedir un poco de imaginaci¨®n y exigi¨® un acuerdo a medida, neg¨¢ndose a aceptar uno de los modelos disponibles. ¡°Una manera de acometer esto es proponer un escueto y poco imaginativo elecci¨®n entre dos modelos: o algo basado en la pertenencia al Espacio Econ¨®mico Europeo o un acuerdo comercial tradicional, como el que la UE acaba de negociar con Canad¨¢¡±, explic¨®. ¡°No creo que ninguna de las dos opciones sea la mejor para Reino Unido ni para la UE¡±.
El asunto es complicado. Primero, porque la UE tienen una prioridad clara: su propia integridad. Por eso se resistir¨¢ ofrecer a Reino Unido un modelo nuevo, mejor que los disponibles, que pueda seducir a otros Estados y alimentar movimientos antieuropeos en su seno. Segundo, porque concretar demasiado el tipo de relaci¨®n futura implicar¨ªa alinearse con alguno de los dos bandos que libran una guerra abierta en su propio Gobierno y en su partido. Y eso es algo que, despu¨¦s de haber perdido la mayor¨ªa absoluta en las elecciones junio, y a una semana del congreso anual del Partido Conservador, May no se puede permitir.
"Positiva, optimista y din¨¢mica"
El discurso de Theresa May, al menos en caliente, pareci¨® satisfacer al sector duro de su Gobierno, en el que llevaba semanas sonando el ruido de sables. ¡°La primera ministra fue positiva, optimista y din¨¢mica. Y acertadamente deshecha la opci¨®n noruega [miembro del EEE]. ?Adelante!¡±, tuite¨® tras el discurso Boris Johnson, titular de Exteriores y representante del sector duro. Eso a pesar de que, hace apenas una semana, Johnson presentaba en un art¨ªculo de prensa, a modo de declaraci¨®n de guerra, su propia visi¨®n sobre el Brexit, sustancialmente m¨¢s dura que la que esboz¨® este viernes May. Jeremy Corbyn, el l¨ªder laborista, se?alo por su parte que May parec¨ªa haber escuchado a su partido, pero critic¨® que ¡°15 meses despu¨¦s del refer¨¦ndum el Gobierno a¨²n no tiene claro c¨®mo debe ser nuestra relaci¨®n a largo plazo con la UE¡±.
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