Psiquiatr¨ªa sovi¨¦tica en Venezuela
La medicina convertida en instrumento del abuso
"?Existen enfermedades y des¨®rdenes nerviosos en una sociedad comunista? Evidentemente que s¨ª. Entonces, habr¨¢ delitos que son propios de personas con mentes anormales...En relaci¨®n a aquellos que se oponen al comunismo, podemos decirles claramente que el estado mental de dichas personas no es normal".
Las palabras precedentes, de Nikita Khrushchev, fueron pronunciadas en 1959. Son por dem¨¢s elocuentes. Quien se opone al comunismo no puede ser una persona normal. Su filosof¨ªa fundante, el marxismo-leninismo, es el gran recipiente de sabidur¨ªa y verdad. Ergo, el disidente solo puede ser alguien con una alteraci¨®n mental.
As¨ª fue el comienzo de la psiquiatr¨ªa sovi¨¦tica: el diagn¨®stico como mecanismo de control social, el confinamiento hospitalario como estrategia represiva.
Los disidentes eran internados bajo custodia psiqui¨¢trica y sus puntos de vista pol¨ªticos, tomados como evidencia de su enfermedad. Habitualmente, dichas opiniones eran catalogadas como s¨ªntomas de esquizofrenia o paranoia. Y con frecuencia se los somet¨ªa a r¨¦gimen de aislamiento, privados de aire y luz natural y, muy especialmente, privados de material de lectura y escritura.
La literatura sobre el tema es amplia. Buena parte de ella ha sido producida por las propias v¨ªctimas, Vladimir Bukovsky entre los m¨¢s renombrados. A partir de dichos testimonios se abri¨® un verdadero campo de estudio¡ªla utilizaci¨®n pol¨ªtica de la psiquiatr¨ªa¡ªque se extendi¨® m¨¢s all¨¢ de la Uni¨®n Sovi¨¦tica¡ªpor ejemplo, a China y a Cuba¡ªy m¨¢s all¨¢ del per¨ªodo comunista. Existe evidencia de que el mismo m¨¦todo de coerci¨®n contin¨²a vigente en Rusia, Bielorrusia y Kazakst¨¢n.
No existe evidencia que sea usado en Venezuela, aunque tal vez solo hasta ahora. Hay una historia que contar al respecto. En marzo de 2014, el entonces presidente de la Asamblea Nacional y hoy diputado Diosdado Cabello demand¨® a la directiva del medio period¨ªstico Tal Cual por difamaci¨®n. El director del medio es Teodoro Petkoff.
Los acusados recibieron medidas preventivas que incluyen la prohibici¨®n de salida del pa¨ªs desde entonces, en un proceso plagado de arbitrariedades y por un delito que prescribe al a?o de haber sido supuestamente cometido. Pero, lejos de emitir sentencia, el tribunal ha procedido de manera sovi¨¦tica.
Ocurre que el juez de la causa ha dictaminado que Petkoff padece de "demencia vascular" y que no es apto para afrontar un juicio. Sus derechos jur¨ªdicos quedan as¨ª en manos de un tutor provisoriamente designado por el juzgado. Como tal, Petkoff pierde su entidad civil. Algunos usaron el t¨¦rmino "muerte civil".
En otras palabras, el r¨¦gimen ha declarado a Petkoff incapaz, demente. Como en la Uni¨®n Sovi¨¦tica, es un mecanismo de estigmatizaci¨®n. Es que la locura es m¨¢s efectiva que la c¨¢rcel. Es una humillaci¨®n con la cual se busca invalidar las ideas del intelectual disidente; o sea, descalificar su propia identidad y prop¨®sito vital.
La libertad se puede perder por encarcelamiento, como los cientos de presos pol¨ªticos venezolanos. Se puede perder por confinamiento psiqui¨¢trico, como en la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Y se pierde por un diagn¨®stico con intencionalidad pol¨ªtica hecho decisi¨®n judicial, como en el caso de Petkoff. Es inevitable pensar en alguna influencia del alcalde del municipio Libertador, el Doctor Jorge Rodr¨ªguez, m¨¦dico psiquiatra.
La medicina convertida en el instrumento del abuso. A su ya larga lista, el r¨¦gimen de Maduro le est¨¢ agregando un nuevo tipo de crimen.
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