El gran ¨¦xodo de los rife?os
La tensi¨®n pol¨ªtica y la represi¨®n policial en el norte de Marruecos se suman al paro, la falta de recursos y la droga como motivaciones para cruzar el Estrecho
Al otro lado de la plaza de Mohamed VI de Alhucemas, escenario desde hace un a?o de sucesivos disturbios en esta ciudad del norte de Marruecos que se levanta en lo alto de un acantilado, un arco iris gigante cubre el cielo sobre el Mediterr¨¢neo.
En la tierra, las vidas corrientes de las gentes de etnia bereber que habitan en la empobrecida regi¨®n del Rif son menos coloridas. Parejas de polic¨ªas antidisturbios abarrotan la plaza, recelosas de cualquier aglomeraci¨®n en v¨ªsperas del 28 de octubre, aniversario de la muerte del pescadero alhucem¨ª Mohsen Fikri.
Fikri muri¨® en 2016 triturado en la parte trasera de un cami¨®n de recogida de basuras cuando intentaba recuperar el pez espada capturado fuera de temporada que la polic¨ªa le hab¨ªa confiscado. La trituradora mec¨¢nica del veh¨ªculo acab¨® con su vida en una calle cercana a la plaza, lo cual encendi¨® una revuelta popular que se extendi¨® por todo el pa¨ªs.
Los sucesos impulsaron el movimiento de protesta Hirak, que ha desestabilizado a la monarqu¨ªa en el mayor desaf¨ªo de este g¨¦nero desde la Primavera ?rabe de 2011, cuando el rey ofreci¨® concesiones con la esperanza de acabar con la disensi¨®n. Marruecos ha respondido deteniendo a los l¨ªderes del movimiento, encarcelando a los periodistas y reprimiendo brutalmente a los manifestantes.
Tambi¨¦n condujeron a un gran ¨¦xodo de los rife?os perseguidos y los j¨®venes desempleados hacia Europa. Este verano se dispar¨® el n¨²mero de refugiados y emigrantes que se arriesgaron a emprender el viaje por mar entre Marruecos y Espa?a. En agosto, casi 600 personas fueron rescatadas frente a la costa de Tarifa en un solo d¨ªa.
Las autoridades europeas observan con inter¨¦s el desarrollo de los acontecimientos. Despu¨¦s de haber contenido con ¨¦xito la afluencia de emigrantes por el Mediterr¨¢neo central a trav¨¦s de Italia y por el oriental a trav¨¦s de Grecia, Bruselas no quiere que un nuevo flujo se extienda al oeste.
Marruecos acoge desde hace tiempo uno de los focos de tensi¨®n de la inmigraci¨®n del flanco meridional de Europa: los enclaves fuertemente fortificados de Ceuta y Melilla, cada vez m¨¢s dif¨ªciles de atravesar para los africanos.
Actualmente existe el riesgo de que la situaci¨®n en el Rif impulse a una nueva oleada de marroqu¨ªes j¨®venes y marginados a dirigirse hacia el norte.
El Mortada Iamrache, un destacado activista de 30 a?os, antiguo im¨¢n de una mezquita local, fue encarcelado en junio por apoyar a Hirak. Declar¨® que su padre hab¨ªa sufrido tal disgusto a ra¨ªz de su detenci¨®n que muri¨® el mismo d¨ªa que llevaron a su hijo a la c¨¢rcel en la capital, Rabat.
¡°La ciudad de Alhucemas vive en un estado de tristeza e indignaci¨®n. El paro, la falta de recursos econ¨®micos, la droga, la emigraci¨®n clandestina y las detenciones han contribuido a esta situaci¨®n catastr¨®fica¡±, denunciaba en una entrevista en la ciudad. ¡°Nuestras familias sufren, y cuando salimos, no saben si volveremos a casa o iremos a la c¨¢rcel¡±.
La s¨²bita muerte del padre de Iamrachen forz¨® a las autoridades a dejar r¨¢pidamente en libertad al activista, pero muchos otros, entre ellos Hasser Zefzafi, l¨ªder de la protesta que abandon¨® los estudios y ahora est¨¢ en paro, siguen presos. Se cree que hay unas 400 personas encarceladas en relaci¨®n con Hirak, la mayor¨ªa en la prisi¨®n de Ouchaka, en Casablanca. Algunas han declarado una huelga de hambre.
Naoufal El Moutaoukil, cuyo hermano Ilyas est¨¢ en la c¨¢rcel desde junio, denuncia que lo que sucede en Alhucemas est¨¢ obligando a mucha gente a huir.
¡°Emigrar es la ¨²nica opci¨®n que queda. El riesgo es muy alto y puede tener consecuencias desconocidas y a veces irreversibles¡±, reflexiona. ¡°Atravesar el Estrecho de Gibraltar no es un juego, sino un desaf¨ªo a la muerte. Europa sigue siendo una gran esperanza. Por eso tanta gente se arriesga a morir¡±.
Seg¨²n El Moutaoukil, ¡°algunos llegan a Espa?a, y otros mueren y se convierten en pasto de los tiburones del Mediterr¨¢neo. Abandonan su pa¨ªs porque en Marruecos no tienen futuro¡±.
The Guardian se reuni¨® con refugiados que hab¨ªan escapado de las persecuciones de principios de verano en Alhucemas en las ciudades espa?olas de Algeciras y Tarifa. Dos hermanos de 28 y 19 a?os y sus dos primos, ambos de 21, se encontraban entre los rescatados en agosto. Llegaron en una moto acu¨¢tica desde Plage Souani, cerca de Alhucemas, en un viaje por mar de alrededor de 180 kil¨®metros.
¡°?bamos los cuatro en la moto. Tardamos seis horas en llegar de Alhucemas a Motril¡±, narra uno de los rife?os que buscaban asilo en Espa?a. ¡°Los antidisturbios marroqu¨ªes nos apalearon durante las manifestaciones; tengo marcas en una mano. Nos hemos ido para buscar trabajo; en el Rif no hay¡±.
Mohamed Chtatou, profesor universitario marroqu¨ª, afirma que Hirak, ¡°un movimiento leg¨ªtimo que pide que se preste atenci¨®n a una zona de la periferia del pa¨ªs olvidada desde hace tiempo¡±, est¨¢ pasando por una tregua, pero que no est¨¢ muerto ni descabezado. La clase dirigente est¨¢ tan asustada que ¡°emplea el palo y la zanahoria con la esperanza de que las cosas se calmen¡±, opina.
Las autoridades han intentado presentar a los activistas como Iamrachen, que fue salafista y en la actualidad es un personaje moderado que apoya los derechos LGBT, con una imagen de extremistas. Seg¨²n ¨¦l, quer¨ªan ¡°distorsionar su reputaci¨®n inventando¡± acusaciones de terrorismo.
En Alhucemas el ambiente es tan tenso que este periodista fue interrumpido por polic¨ªas de paisano en plena entrevista con Iamrachen, llevado a comisar¨ªa, y a continuaci¨®n, transportado durante nueve horas en el asiento trasero de un coche, escoltado por tres agentes, antes de ser depositado en un avi¨®n y deportado a Londres.
En el camino de Alhucemas a Casablanca, The Guardian fue testigo involuntario del empobrecimiento del Rif. Las carreteras carecen de las infraestructuras y los requisitos de seguridad b¨¢sicos, y los pueblos viven en la indigencia. Sherif Mansour, del Comit¨¦ para la Protecci¨®n de los Periodistas (CPJ) declaraba que hay al menos tres profesionales encarcelados por desempe?ar su trabajo, y que, como m¨ªnimo, otros tres han sido deportados en lo que va de a?o. ¡°Marruecos est¨¢ viviendo un tr¨¢gico retroceso de la libertad de prensa¡±, denunciaba.
En septiembre, Human Rights Watch critic¨® al rey de Marruecos por quitar importancia a los abusos de la polic¨ªa en Alhucemas. En el discurso del D¨ªa del Trono, pronunciado en julio, Mohamed VI hizo referencia por primera vez a los problemas al criticar la falta de desarrollo de la regi¨®n, pero defendi¨® a las fuerzas de seguridad por ¡°cumplir su obligaci¨®n con valor y paciencia¡±. El 29 de julio indult¨® a 42 miembros del movimiento Hirak, pero muchos dirigentes importantes siguen en la c¨¢rcel. ¡°El verdadero problema es el rey¡±, sentenciaba uno de los antiguos detenidos que pidi¨® permanecer en el anonimato. ¡°La gente empieza a hablar de ¨¦l, pero todo el mundo tiene miedo. ?l es el verdadero problema de Marruecos¡±.
*Traducci¨®n de News Clips
Este art¨ªculo forma parte de una serie realizada por Politiken, Der Spiegel, Le Monde, La Stampa, The Guardian y EL PA?S. Un viaje que pasa por Espa?a, Marruecos, Libia, Gambia, Argelia y Grecia. LEER TODOS LOS REPORTAJES >>