Pap¨¢, ?por qu¨¦ no te quedas en casa si puedes?
Finlandia, para¨ªso y modelo para Europa en conciliaci¨®n familiar, debate c¨®mo hacer que los hombres y no solo las mujeres agoten los permisos para estar en casa al cuidado de sus hijos. Solo cuatro de cada 100 lo hacen. El trabajo y una mentalidad a¨²n muy tradicional son algunos de los obst¨¢culos
Llovizna sobre Kalasatama, al noreste del centro de Helsinki. El fr¨ªo junto al muelle tira del term¨®metro por debajo de los nueve grados. Si el tiempo es malo, avisa Sami Seppila, espera en casa con sus hijos. Pero a poco que se pueda respirar aire fresco¡ esto es Finlandia y si eres capaz de vestir a un ni?o hasta el cogote ¡ª¡°lo m¨¢s dif¨ªcil¡±, se burla Sami, trabajador social de 41 a?os¡ª, salir a la calle es una bendici¨®n n¨®rdica. Y en el parque embarrado se plantan, entre chimeneas larguiruchas de ladrillo rojo, viviendas muy escandinavas ¡ªfuncionales al extremo¡ª y la catedral luterana de la otra orilla. Sami est¨¢ solo con los dos peque?os porque la madre trabaja hasta la tarde y, sobre todo, porque quiere. Con el mayor, de cuatro a?os, estuvo 11 meses de permiso y ahora con el menor, de un a?o, la idea es que sea m¨¢s. ¡°Es la mejor decisi¨®n que he tomado en mi vida¡±, contin¨²a con un vozarr¨®n que supera a las m¨¢quinas perforadoras que agujerean el barrio. As¨ª se entiende bien lo que dice. Lo que siente. Pero tan especial es su claridad como raro es su ejemplo, incluso en este peque?o para¨ªso europeo de la conciliaci¨®n familiar.
Los n¨²meros en Finlandia (5,5 millones de habitantes) dicen que son muy pocos los padres que hacen lo que Sami. Esto es, exprimir hasta la ¨²ltima gota los permisos que ofrece el Estado para los hombres que tienen hijos. ¡°Las cosas cambian muy despacio¡±, se?ala. ¡°Est¨¢ en lo m¨¢s profundo de nuestra cultura que las madres son las que se quedan en casa¡±. Y ellos los que trabajan. Una tradici¨®n que choca, primero, con un pa¨ªs moderno en el que la mujer ocupa altos cargos desde hace d¨¦cadas, y se topa, en fin, con la f¨®rmula poco secreta del ¨¦xito finland¨¦s: si inviertes en conciliaci¨®n, lo haces en la econom¨ªa. El beneficio, lo cuenta Sami: ¡°Estando en casa he aprendido mucho de m¨ª mismo, c¨®mo organizarme mejor, muchas cosas que puedes usar en el mercado laboral como hombre; tambi¨¦n lo importante en la vida; ah, y he aprendido que esto es muy divertido¡±. El lado infantil de todo padre.
Esta es la teor¨ªa, grosso modo: los padres en Finlandia cuentan con un permiso de paternidad de 54 d¨ªas laborables, esto es, nueve semanas ¡ªcon alrededor del 70% de salario¡ª. En las tres primeras pueden coincidir con las madres. Las otras seis llegan cuando finaliza el permiso de maternidad (105 d¨ªas). Finalmente existen otros 158 d¨ªas que hombre y mujer pueden compartir. Y ah¨ª va la pr¨¢ctica: m¨¢s del 70% de padres se toman el primer permiso; un 50%, el segundo, y alrededor del 4% o 5%, el ¨²ltimo. Los porqu¨¦s var¨ªan en cada casa, pero padres, instituciones, ONG y partidos consultados coinciden en dos cosas: el trabajo, a veces, lo pone dif¨ªcil, y la tradici¨®n todav¨ªa pesa. Y junto a esto ¨²ltimo hay adem¨¢s mucho de morir de ¨¦xito: tan bueno es el sistema de beneficios para la mujer ¡ªFinlandia es uno de los mejores pa¨ªses del mundo para ser madre¡ª que el hombre opta c¨®modamente por el segundo plano.
Est¨¢ en lo m¨¢s profundo de nuestra cultura que las madres son las que se quedan en casa Sami Seppila, padre de 41 a?os
Tanja Auvinen es directora de Igualdad y Empleo. Trabaja junto a la bonita bah¨ªa de Pohjoissatama, en un barrio que mezcla viviendas, caf¨¦s y oficinas gubernamentales. Todo se parece. ¡°Tenemos estudios¡±, se?ala Auvinen, ¡°que muestran que especialmente en los trabajos donde hay m¨¢s hombres, las actitudes hacia el permiso de paternidad son viejas y conservadoras. Los jefes piensan que los permisos son a¨²n para madres¡±. Uno de esos jefes es el presidente del pa¨ªs, Sauli Niinisto, de 69 a?os. Va a tener un beb¨¦ con Jenni Haukio, de 40 a?os. El l¨ªo vino con la buena nueva: ¡°El hecho de que esperemos un hijo es un asunto privado¡±, dijo Niinisto en una nota, ¡°por lo que no afectar¨¢ a las tareas oficiales¡±. ?No se tomar¨ªa el permiso? El ex primer ministro Paavo Lipponen, de 76 a?os, le ech¨® una mano al decir que cuando ¨¦l ejerc¨ªa no ten¨ªa de qu¨¦ preocuparse porque la madre es la principal responsable de un ni?o.
A algo m¨¢s de 40 kil¨®metros de Helsinki, en la localidad de Kirkkonummi, entre bosques de pinos y se?ales de tenga cuidado no vaya a atropellar un alce, vive el cocinero espa?ol Pablo Capa, de 41 a?os. Son las tres de la tarde y la casa de madera amarillo p¨¢lido necesita solo de la luz que atraviesa los ventanales para que el rubiales de 15 meses que no se separa de pap¨¢ juguetee con un b¨®lido vintage rojo. Pablo se mud¨® hace 14 a?os a Finlandia para tener a su primer hijo, hoy adolescente. Se separ¨® y ahora emprende otra aventura familiar. Est¨¢ de permiso con el peque?o. ?Por qu¨¦? ¡°Por hacer crecer una relaci¨®n entre ¨¦l y yo m¨¢s cercana, por conocerle y por el idioma, el espa?ol. Y tambi¨¦n por conocerme a m¨ª mismo a trav¨¦s de esta experiencia¡±.
El peque?o podr¨ªa estar ya en la guarder¨ªa, pero como dice Pablo, mientras ¨¦l pueda cubrir sus necesidades¡ Hay m¨¢s. ?Qu¨¦ aporta esta experiencia? Pablo se acuerda de su tierra y de su familia, de su pasado: ¡°Claro que tengo una relaci¨®n con mi padre, pero estaba todo el d¨ªa trabajando, cuando llegaba estaba cansado y no ten¨ªa ni tiempo ni ganas de atendernos en lo que necesit¨¢bamos. Tengo una relaci¨®n cercana con ¨¦l, pero no al mismo nivel que espero tener con mi hijo¡±. Este madrile?o tambi¨¦n es de los que piensa que a¨²n hoy los finlandeses ¡°anteponen¡± su carrera a los hijos.
Con sus muchas luces y sus poquitas sombras, el modelo finland¨¦s de conciliaci¨®n es un ejemplo para los Veintiocho. La Comisi¨®n Europea incluye en su ¨²ltima propuesta de directiva sobre conciliaci¨®n un permiso de paternidad de al menos 10 d¨ªas laborables, esto es, dos semanas. Muchos pa¨ªses no tienen ni eso; otros, como Espa?a, cuentan ya con cuatro semanas. Ese escal¨®n ya lo subi¨® Finlandia, que ahora quiere patear el siguiente: que los hombres se queden s¨ª o s¨ª en casa. Por eso, el Gobierno conservador del primer ministro Juha Sipila ha aceptado que se reforme la ley antes de las elecciones de 2019.
De vuelta al centro de Helsinki, al otro lado de la columnata que da acceso al Parlamento finland¨¦s, trabaja la exministra de Educaci¨®n Krista Kiuru. Empieza su charla a la carrera, sin perder ese latiguillo tan pol¨ªtico de ¡°nosotros creemos¡±. Ese nosotros es el hoy opositor Partido socialdem¨®crata (SDP). Su idea, expuesta con pasi¨®n, tiene mucha l¨®gica: se ha ofrecido a los padres buenos permisos, pero no los cogen. ¡°Confiar en la libertad y buena voluntad no funciona¡±, dice Kiuru en la capital finlandesa, donde este diario ha viajado con el proyecto Europa Ciudadana, financiado por la Euroc¨¢mara. Soluci¨®n, dice: ¡°Los padres deben ser penalizados o forzados a quedarse en casa al menos tres meses¡±. El SDP apostar¨ªa por el modelo 3+3+6, es decir, tres meses para la madre, tres para el padre y seis a compartir. Pero cada partido tiene su propuesta. La ultraderecha, por ejemplo, no ve problema en el modelo actual.
Los trabajos donde hay m¨¢s hombres, las actitudes hacia el permiso de paternidad son viejas y conservadoras Tanja Auvinen, directora de Igualdad y Empleo
Cuando la hija de Juhana Tuunanen, empleado del Ministerio de Exteriores, ten¨ªa algo m¨¢s de un a?o, su mujer volvi¨® al trabajo y ¨¦l se qued¨® en casa. Estuvo as¨ª cuatro meses y hubieran sido m¨¢s sino fuera porque le mandaron a la embajada de Finlandia en Madrid. Era el a?o 2013. ¡°Fue quiz¨¢ la mejor ¨¦poca de mi vida¡±, dice Juhana desde un oficina ministerial en la isla-distrito de Katajanokka. Finland¨¦s de Finlandia: rubio, ojos claros, alto, fuerte. Y goloso. Las famosas chocolatinas Fazer no aguantan el asalto. ¡°Entend¨ª mejor algunas realidades de la sociedad¡±. ?C¨®mo qu¨¦? ¡°Algunos colegas del Ministerio me dijeron ¡®qu¨¦ bueno que los padres hagan estas cosas¡¯, y me sorprendi¨® un poquito; hay bastante de ese pensamiento¡±. Pero no es que ahora, de vuelta al trabajo, no disfrute de la ni?a. Tiene horas para hacerlo. Es una opini¨®n generalizada: la conciliaci¨®n funciona y a las cuatro y media de la tarde, a casa.
Algunos colegas del Ministerio me dijeron ¡®qu¨¦ bueno que los padres hagan estas cosas Juhana Tuunanen, empleado del Ministerio de Exteriores
Ese no es el problema. Tampoco que una empresa vaya a echar a alguien por cogerse una baja parental. ¡°Las consecuencias negativas de coger un permiso¡±, dice Johanna Narvi, investigadora del Instituto de Salud y Bienestar, ¡°no son tanto perder el empleo o la expectativa laboral, sino el temor de una carga muy pesada de trabajo¡±. Que cuando uno regrese, el mont¨®n de papeles siga en el mismo sitio. ¡°Cuando el empleador no ha organizado el trabajo del que se va¡±, prosigue Narvi, ¡°es responsabilidad de este asumir la carga antes, durante o despu¨¦s del permiso¡±.
Pekka Pekkala, de 46 a?os, bien lo sabe, m¨¢s que nada porque trabaja para s¨ª mismo. Es consultor de comunicaci¨®n. Lleva dos semanas de permiso, el mismo tiempo que tiene su beb¨¦. Su mujer se va con el carrito y le deja hablando en un banco del llamado parque del Oso, en Kallio, ese distrito de toda gran urbe que sufre o disfruta el fen¨®meno de la hipsterizaci¨®n. Pekka se cubre con boina y cierra el abrigo para que el aire fr¨ªo no congele las ideas. Admite que sigue pensando en el trabajo, pero¡ ¡°Creo que se est¨¢n mudando a un lugar diferente. Necesitamos dinero, mi hija lo necesita y me gusta mi trabajo, as¨ª que tengo que trabajar. Cuanto m¨¢s me guste m¨¢s feliz y ser¨¢ mejor para mi familia y mi hija. Es una mentalidad diferente. Pero es incuestionable que mi familia y mi hija son lo m¨¢s importante ahora mismo¡±.
Derecho a volver al trabajo
En Finlandia tambi¨¦n hay que hacer cola y apuntarse a listas para llevar al ni?o a la guarder¨ªa. Pero es otra cosa. Primero porque los ni?os no entran en el colegio hasta los siete a?os y eso lleva a que la guarder¨ªa sea en la pr¨¢ctica un paso obligado de la educaci¨®n infantil. Segundo porque el Estado cubre gran parte del coste por alumno de cada centro. Esto es, si en una guarder¨ªa privada cuesta tener a un ni?o 1.000 o 1.200 euros al mes, los padres pagar¨¢n finalmente en torno a los 330 euros. En una p¨²blica, un poquito menos, pero no hay gran diferencia ¡ªel criterio de elecci¨®n gira en torno a la vivienda en muchas ocasiones¡ª. Un coste asumible con unos salarios medios que pueden rondar los 2.000 euros entre los veintea?eros menos formados y los m¨¢s de 4.000 euros los padres en torno a los 40 a?os con un nivel de educaci¨®n alto. Si la familia no tiene ingresos, la guarder¨ªa puede llegar a salir gratis.
Pikel es el nombre de un centro infantil de Vantaa, localidad situada a unos 20 kil¨®metros al norte de Helsinki. Est¨¢ especializado en ciencias. Y en eso andan en torno a las nueve de la ma?ana los peque?os de entre 4 y 5 a?os que acaban de entrar. El oto?o ha tapado el verde de los campos con un amarillo de hoja caduca que los ni?os curiosean. Es un juego. La profesora les da una lupita y un tablero iluminado y a diseccionar cada hoja con la vista.
Saara Viteli, profesora de guarder¨ªa y buena conocedora el sistema de educaci¨®n, resume el modelo finland¨¦s del siguiente modo: todo padre tiene derecho a una plaza de guarder¨ªa para su hijo; de este modo, padres y madres tienen garantizada su vuelta al trabajo, con absoluta tranquilidad, tras los permisos parentales. Dicho esto, mejor si el ni?o ha pasado los dos primeros a?os con sus padres en casa. ¡°Cuando el ni?o ha tenido un c¨ªrculo donde sus necesidades han sido respondidas", se?ala Saara, "y se siente seguro, est¨¢n m¨¢s abiertos a la nueva situaci¨®n¡±. A que otros adultos les ense?en, a ser m¨¢s independientes y emprender el d¨ªa de ma?ana. Toda una inversi¨®n.
¡°En Finlandia",? sintetiza a la perfecci¨®n Saara, "algo que se ha hecho de un modo maravilloso es entender el apoyo a la gente. Y el sistema de guarder¨ªas tiene que ir de la mano de las necesidades de los padres, que son los que hacen que la sociedad marche, trabajando y pagando impuestos, que a cambio les devuelve servicios, como la educaci¨®n en guarder¨ªas¡±.
Conciliaci¨®n: Pap¨¢, ?por qu¨¦ no te quedas en casa?Finlandia debate c¨®mo conseguir que los hombres, y no solo las mujeres, se queden en casa al cuidado de sus hijos http://bit.ly/2A6ote6 #YoSoyEuropa
Gepostet von El Pa¨ªs am Mittwoch, 1. November 2017