Revuelta nacionalista en la Casa Blanca

En la madrugada del 9 de noviembre de 2016, Donald Trump fue proclamado vencedor de unas elecciones en las que nadie, ni su partido, contaba con ¨¦l. Lleva nueve meses en el cargo, sin un logro legislativo concreto pero impulsando un programa ultraconservador, de destrucci¨®n de tradiciones democr¨¢ticas y, sobre todo, de demolici¨®n del legado de Barack Obama.

Inmigraci¨®n

La promesa m¨¢s concreta y reconocible de Trump fue construir un muro y echar a todos los inmigrantes irregulares de Estados Unidos. El muro va para largo, o para nunca. A rega?adientes, los republicanos han aprobado el presupuesto m¨ªnimo para construir unos prototipos, que ya se ven desde Tijuana. Los limitados recursos de la polic¨ªa de inmigraci¨®n ya no se concentran en los delincuentes, como con Obama. Ahora todos, los 12 millones de irregulares, son objetivo. El miedo es real y ha enfrentado a Trump con las polic¨ªas de las grandes ciudades.

Retirada internacional

Estados Unidos est¨¢ en retirada. En estos meses, ha revertido el acuerdo de libre comercio del Pac¨ªfico (TPP), ha forzado una renegociaci¨®n del acuerdo comercial de Am¨¦rica del Norte (NAFTA) y se ha retirado del Acuerdo del Clima de Par¨ªs. A Europa le ha quedado claro que Washington ya no se considera a s¨ª mismo el l¨ªder de las democracias occidentales. Mientras, el presidente ha iniciado una escalada verbal con Corea del Norte, insinuando que contempla el enfrentamiento nuclear.

Bolsa disparada

En un debate de la campa?a electoral, cuando Hillary Clinton dec¨ªa que la econom¨ªa estaba encarrilada gracias a Obama, Trump dijo que EE UU estaba en una ¡°burbuja grande, gorda y fea¡±. Parece que ya no. El presidente presume a cada nuevo r¨¦cord de la Bolsa. El Dow Jones ha llegado a los 23.000 puntos, seg¨²n los an¨¢lisis por la confianza en la desregulaci¨®n de la actividad financiera.

Trumpcare, no

La obsesi¨®n de Trump, junto con la inmigraci¨®n, es destruir el mayor legado de Obama, el sistema de subsidios que ha dado cobertura sanitaria a millones de personas. Los republicanos han presentado hasta tres planes alternativos que han fracasado por sus propias divisiones. La frustraci¨®n de Trump con este fracaso es evidente y es el mayor punto de fricci¨®n con el partido.

Tribunal Supremo

En una ruptura partidista sin precedentes, el Partido Republicano impidi¨® a Obama en su ¨²ltimo a?o nombrar al sustituto del juez conservador Antonin Scalia, fallecido repentinamente en febrero de 2016. Tras las elecciones, Trump nombr¨® al conservador Neil Gorsuch para mantener el equilibrio ideol¨®gico en el m¨¢ximo tribunal. Para hacerlo, los republicanos tuvieron que destruir la norma del Senado que permite a la oposici¨®n tener voz en el nombramiento. La politizaci¨®n del m¨¢ximo tribunal es definitiva.

La trama rusa

La Presidencia de Trump naci¨® con la sospecha del delito. Desde antes de las elecciones, las agencias de inteligencia investigan la injerencia del Gobierno ruso en el proceso para ayudar al magnate. Las evidencias han llevado a nombrar un fiscal especial, Robert Mueller. Las aguas van cercando a los colaboradores del presidente, varios de los cuales tuvieron que dimitir en los primeros meses. Cada poco tiempo, Trump tuitea: ¡°?No hay colusi¨®n!¡± y ataca a Hillary Clinton como si estuviera en campa?a. Es in¨²til. La sombra del delito ser¨¢ para siempre parte de esta Presidencia.