En Argentina todos hablan de la ¡°cheta de Nordelta¡±
La filtraci¨®n en Twitter de un mensaje de Whatsapp reabre la brecha cultural entre barrios ricos y pobres
En Argentina es f¨¢cil quedar a merced del escarnio p¨²blico de las redes sociales. Y mucho m¨¢s si la v¨ªctima se ha metido en temas delicados. Las diferencias sociales y culturales entre barrios ricos y pobres es uno de ellos, sin duda. Las quejas de una mujer contra las actitudes ¡°grasas¡± de sus vecinos en una exclusiva urbanizaci¨®n de las afueras de Buenos Aires ha sido la materia prima del ¨²ltimo debate p¨²blico, tendencia en las redes y tribuna de una catarsis colectiva.
En solo cinco minutos de mon¨®logo, la mujer traza un crudo perfil de las clases altas argentina, autorreferencial. El mensaje va dirigido a una tal Michelle, una chica ¡°divina¡± que merece escuchar sus opiniones. Lo que encendi¨® la ira de la mujer fue el vecindario de su nuevo piso en Nordelta, un barrio cerrado con vista al r¨ªo y amarras propias, al parecer poco afectos a mantener las formas que la compradora consider¨® dignas del entorno. ¡°No me divierte estar en Nordelta, mirando el lago, viendo gente en una reposera (silla plegable) de Mar del Plata en el muelle tomando mate. Para eso, no invert¨ªa 200.000 d¨®lares y me quedaba en mi propio campo o me compraba una casa", dice la mujer.
"La gente¡±, agrega, ¡°no se ve mala, pero se ve que es gente que viene de barrios visualmente no muy buenos. Yo quiero descansar visualmente, porque tengo valores morales y est¨¦ticos. Me molesta ver un grupo de gente que lleva al perro a la pileta como si estuvi¨¦ramos en la Bristol de Mar del Plata". Mar del Plata es el balneario m¨¢s popular de Buenos Aires y ¡°la Bristol¡± su playa m¨¢s concurrida, en pleno centro de la ciudad. El audio se viraliz¨® a trav¨¦s de Whatsapp, de ah¨ª lleg¨® a Twitter y pronto fue tendencia bajo el hashtag ChetaDeNordelta
La mujer deja en claro que no quiere compartir su nuevo barrio con gente que no considera a su altura, que usa reposeras, toma mate y deja que sus ni?os griten en al arenero o que sus perros ladren. Y no tiene reparos con las cr¨ªticas. Tilda a sus vecinos de ¡°bestias sin educaci¨®n¡±, protagonistas de escenas de ¡°cuarta categor¨ªa¡±. ¡°Quiero decirte que no soy M¨¢xima Zorraquieta (Zorreguieta) la reina de Holanda, soy una mina normal al que le gustan determinados par¨¢metros est¨¦ticos. Si vas a San Ignacio en Punta del Este no se te ponen a tomar mate¡±, le dice a su agente inmobiliario, luego de aclarar que es cirujana, que no es millonaria y que compr¨® el piso en Nordelta para que su hija de 15 a?os ¡°venga con sus amigas¡±.
El mensaje no oculta la decepci¨®n ante la compra. ¡°Si puedo lo vendo as¨ª como lo compr¨¦. La gente es de cuarta, muy de d¨¦cima categor¨ªa, yo cre¨ªa que hab¨ªa otra onda m¨¢s cool, relajada, en el edificio. Propuse poner un pase electr¨®nico y dicen que sale muy caro. Son unos grasas (ordinarios). Cre¨¦me Michelle que yo no desprecio a la gente", dice, para cerrar.
El mensaje tiene todos los lugares comunes posibles: la gente que ¡°no es cool¡± es grasa, Mar del Plata no es Punta del Este, tomar mate ¡°es de cuarta¡± pese a que se trata de la bebida nacional y las personas pueden ser ¡°bestias sin educaci¨®n¡±. En las redes no tardaron en ridiculizar a la mujer con todo tipo de respuestas. Hubo hasta quien llam¨® a una mateada masiva en Nordelta y otros que se mofaron de los perros que ¡°gritan¡± o de la reina ¡°zorra-quieta¡±, como dice la mujer. Pero lo m¨¢s relevante ha sido la viralizaci¨®n de ¡°cheta¡±, una palabra que utilizada en forma peyorativa remite a todos los males que las clases populares argentinas atribuyen a los ricos. La ¡°ChetaDeNordelta¡± dice mucho de un pa¨ªs que a¨²n est¨¢ atravesado por la desigualdad.
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